El titular de la consultora Ecotono analizó las implicancias del índice de inflación del 4.2%, levemente mayor que en meses anteriores, y el cambio en las expectativas de productores y consumidores de continuar el descenso que se observaba desde el inicio del año. Aclaró que el INDEC no toma en cuenta el costo de los servicios, por lo cual no se ven reflejados los aumentos de prepagas, colegios privados, transporte ni tarifas de agua, gas y electricidad. No cree que sea un índice mentiroso, sino que el problema está en una metodología desactualizada. “Sería necesario tener una medición local propia de inflación, ya sea por el organismo público provincial o por el INDEC, porque es una canasta que está desactualizada. Hay muchos bienes que ya la mayoría de las familias los incorporó como de primera necesidad, como la telefonía celular o internet, y no están medidas dentro de la canasta”, dijo.
Río Grande.- El titular de la consultora Ecotono, Federico Rayes, analizó en el programa ‘Buscando el Equilibrio’ por Radio Provincia el índice del 4,2% de inflación que se dio a conocer para el mes de agosto, y desató críticas porque no se corresponde con la realidad que viven los consumidores.
“Hay críticas sobre la metodología que utiliza el INDEC y yo soy uno de los primeros que hace comentarios al respecto. Uno no ve reflejada su situación en un número promedio de la estadística de las cuentas nacionales. Muchos de los argentinos sentimos que la velocidad de los precios lleva una aceleración mucho mayor al 4,2% nacional o el 5% para Patagonia. Cuando uno mira su propio bolsillo siente una restricción mayor en el acceso al consumo. Los números son un promedio, algunos van mucho más por encima, sobre todo los servicios que se han desregulado, y hay otros que se mueven más por debajo. La decisión política ha sido mantener al mismo jefe del INDEC, Marcos Lavagna, que venía de la administración anterior, por lo tanto de mi parte hay confianza en esa medición, que puede no gustar, porque nadie está conforme, ni siquiera el propio gobierno que necesita que la inflación siga bajando. No creo que haya una mentira detrás del índice”, consideró.
“Sería necesario tener una medición local propia de inflación, ya sea por el organismo público provincial o por el INDEC, si la hiciera a nivel provincial. La metodología que actualmente se utiliza tiene algún componente de desactualización, es decir que la forma en que está constituida la canasta de bienes que se mide, es una canasta que está desactualizada. Hay muchos bienes que ya la mayoría de las familias los incorporó como de primera necesidad, como la telefonía celular o internet, y no están medidas dentro de la canasta. Muchos de esos bienes que están teniendo aumentos por encima, se están escapando de las mediciones, por lo tanto uno puede inferir que están subestimando la inflación real”, manifestó.
“Nosotros tratamos de respetar la metodología que sigue el INDEC, que mide la evolución de 44 productos exclusivamente de alimentos. Mide productos cárnicos, productos lácteos, café, pollo, frutas, verduras, huevos, y se escapan un montón de mediciones. Yo lo que observo es que hay una carrera de los precios, que se van ajustando mes a mes. En agosto los productos cárnicos bajaron, sin embargo hubo un comportamiento distinto en los productos lácteos, que han aumentado. El mes anterior había sido al revés. Todavía estamos viendo el reajuste de precios relativos, donde en algunos meses hay precios que se rezagan y después recuperan por encima de los otros y esto se ve completamente”, señaló.
Sin incidencia de servicios
Rayes aclaró que “solamente puedo dar opinión sobre los bienes alimenticios, porque todo lo que sea servicios, que es lo que está teniendo mayor volatilidad, el INDEC no lo mide. Lo que hace es decir que la familia consume todos estos bienes alimenticios, que se corresponden a un 40% de la canasta, por lo tanto la diferencia es servicios. No miden los servicios en particular adentro de la canasta. La forma más adecuada para analizar cómo evolucionan los servicios es mirar la inflación, es decir la evolución del IPC, que está relacionada con cómo evoluciona la canasta. Propiamente la canasta de manera directa no mira servicios. Cuando uno mira rápidamente qué pasó este último mes en la evolución del IPC a nivel nacional y provincial, se observa que los servicios han aumentado muy por encima de los bienes en el sector más importante del país, que es el Gran Buenos Aires”.
“El Gran Buenos Aires tiene un peso superlativo, junto con la región pampeana, en la inflación nacional. Todo lo que es región patagónica, región noreste, región noroeste, tienen un peso muy bajo. Todas las regiones juntas suman un 25%, y la región pampeana suman arriba del 50%. También hay un sesgo de la medición nacional en términos geográficos y lo que pasa ahí termina influyendo en el resto de la medición del país”, observó.
“Hubo un aumento muy relevante de servicios, particularmente los servicios que venían regulados, como la medicina prepaga, los colegios privados, el transporte, las tarifas de agua, gas y electricidad. Dieron rienda suelta al ajuste que había empezado en julio y ya en agosto tuvimos aumentos de naturaleza plena en los servicios, también en los transportes, y el impacto fue muy importante por el lado de los servicios. Cuando uno mira el interior del país, nota algo llamativo y preocupante, porque también aumentaron los bienes, por encima de la dinámica que traían en julio. En julio aumentaban los servicios pero los bienes seguían una dinámica bajista. En agosto los servicios siguen aumentando, pero también hubo un pequeño rebote en lo que es bienes”, advirtió.
“Hay una especie de alerta o llamado de atención, porque ya son cuatro meses en los cuales la inflación pega contra el techo del 4% y eso empieza a generar un impacto sobre las expectativas. Si yo veo que en enero la inflación fue del 24%, en febrero fue del 20%, después fue del 18% y después fue del 4%, ya vamos por el cuarto mes del 4% y empieza a asomar un poco para arriba. El comportamiento como consumidor, como productor o como comerciante seguramente va a verse influenciado por eso. Se deja de pensar que la inflación va a bajar y se comienza a pensar que se estancó o comienza a subir, y lo más probable es que se tomen acciones en función de esa nueva expectativa. Si eso da vueltas, se puede volver muy peligroso”, sostuvo.
“Dentro de la lógica de lo que estamos viendo, los combustibles vienen evolucionando por debajo del acumulado de inflación. Si se quiere romper la inercia de los precios, todo tendría que evolucionar por debajo, tendría que cambiarse la dinámica del tipo de cambio y varias dinámicas de tasa del sistema financiero, y eso no está ocurriendo. Está todo rebotando contra ese piso del 4%, y comienza a haber exigencia de cambios estructurales más profundos, como cambios en la estructura impositiva y en comercio exterior. Si eso no ocurre va a ser difícil romper esta dinámica. Las experiencias nacionales e internacionales indican que el proceso de ajuste puede llevar tranquilamente dos años, con distinta magnitud. Una cosa es una fluctuación de inflación mensual en torno al 20% y otra cosa son magnitudes de inflación en torno al 1 ó 2%. La expectativa del ajuste de las fluctuaciones de precios es que hubiese una convergencia a la baja, con fluctuaciones cada vez menores”, expuso.
“Todavía no está nada dicho y las cartas se juegan todos los días. Todos los días hay oportunidades de nuevas acciones por parte del gobierno, todos los días nos levantamos los actores y convalidamos o no distintos precios, y tomamos decisiones de comprar, vender, producir o no producir. Hay expectativas con lo que ocurra con el blanqueo, la salida o no del cepo y esto es muy dinámico, a diferencia de lo que pasa en otros países, donde está todo estabilizado y uno puede prever lo que va a pasar por los próximos dos años. Acá jugamos el partido semana a semana y todo puede pasar a fin de año. Si me preguntan si hay oportunidad de que la inflación converja y se cierre el año con un 2% mensual, las hay, pero va cambiando la probabilidad de ese escenario. Hubiese sido más confortable para los que estamos esperando que eso ocurra, que este mes se hubiese roto la barrera del 4%. Hay que esperar que transcurra el mes de septiembre y ser cautelosos. En términos prácticos y teóricos, la baja del impuesto PAIS es favorable y debería conllevar a una baja de precios en toda la cadena productiva, porque bajan los bienes importados, que son relevantes en la cadena productiva argentina”, concluyó.