El presidente de la Cámara de Turismo, Patricio Cornejo, hizo un balance de la temporada invernal, que registró menor cantidad de turistas que en 2023, pero estimó que, con el aumento de recaladas de cruceros, se podrían equiparar los niveles del año pasado. Habló de un destino consolidado, con ciertas dificultades para crecer por la falta de infraestructura básica, pero con un nivel de servicios “superior a otros destinos nacionales e incluso internacionales”. Marcó una coyuntura complicada con la suspensión y reprogramación de vuelos, que se va resolviendo entre los operadores y agencias con una colaboración mutua “para que el pasajero no quede en la calle”.
Río Grande.- El presidente de la Cámara de Turismo, Patricio Cornejo, hizo un balance en el programa ‘Buscando el Equilibrio’ por Radio Provincia de la temporada de invierno, a punto de finalizar, y estimó que con la mayor afluencia de turistas de cruceros se podrían equiparar con los números de 2023.
En principio resaltó los dividendos que dejan los turistas, que derraman en toda la comunidad. “Si se cuenta todo lo que consume un turista por día, incluyendo alojamiento, comida, traslados, excursiones, compra de ropa o en la farmacia, el número es importante y también depende mucho del rubro. Hoy una excursión de día completo en Ushuaia, que incluye por lo menos un almuerzo, ronda los 120 dólares. En líneas generales el turista extranjero puede tener un consumo mayor. La diferencia está en el nivel de servicios con que el pasajero elige moverse. Si un pasajero elige un hotel tres estrellas no va a gastar lo mismo que si prefiere un hotel de cuatro o cinco estrellas. La distinción no la hacemos entre argentinos y extranjeros, porque más allá de un descuento por ser turista nacional, en el resto de servicios y productos, el precio tiende a estar unificado”, dijo.
“A nivel destino podemos hablar de una temporada sólida. Claramente estamos por debajo de la temporada anterior y en gran parte se debe a la realidad de nuestro país. El argentino ha visto golpeado su bolsillo, con lo cual se le hace más difícil viajar y venir a destinos distantes. Todos sabemos que el pasaje aéreo encarece mucho a nuestro destino y nos pone un escalón arriba en cuanto a costos. Por otro lado han subido los costos fijos de todas estas operaciones. Los más golpeados son los gastronómicos y los hoteleros, porque ha subido muchísimo el gas y va a seguir subiendo. Lo mismo pasa con la energía eléctrica, el agua y otros costos de estructura”, planteó.
“La inflación también nos hace estar más caros en dólares en muchos casos, y esa es una cuestión sensible, dependiendo del perfil de pasajero que nos visita. Hay pasajeros que pueden llegar a elegirnos cuando estamos baratos en dólares y otros nos eligen por las bondades que tenemos como Tierra del Fuego. Ese es el pasajero que estamos esperando ahora para la temporada de cruceros, el que nos elige por ser Patagonia, Fin del Mundo y Antártida”, manifestó.
Dado que el año pasado, entre verano e invierno, arribaron unos 660 mil pasajeros, se le preguntó si esperan superar esa cifra. “Si logramos mantenernos estaríamos bien. Hoy no puedo hacer futurología pero creo que podemos igualarla y eso sería muy bueno, porque lo que va del año no está al nivel del año pasado. Teniendo una muy buena temporada de verano quizás eso compense y nos haga llegar a números similares. En término de cruceros lo importante es que mantenemos un porcentaje mayor dentro de las 550 recaladas que están confirmadas. El porcentaje mayor de esos cruceros son antárticos, que son los que hacen que el pasajero permanezca más tiempo en nuestro destino, pre y post viaje, a diferencia de los cruceros de gran porte, donde el barco hace de hotel. El viaje clásico a la Antártida está en torno a los diez días, hay un día y medio de navegación para llegar a la península desde Ushuaia, a partir de ahí están entre seis y siete días disfrutando del entorno del lado occidental de la península antártica. A lo largo de esos días es cuando se hacen excursiones, desembarcan en botes de goma, para hacer distintas actividades. Pueden hacer navegaciones para ver glaciares o colonias de fauna marina, o bien visitar una base científica o realizar actividades de trekking, montañismo, kajak. Hay una variedad muy grande, dependiendo de cada una de las empresas”, destacó.
“En líneas generales en la temporada de verano recibimos mucho turismo europeo, norteamericano, está creciendo el turismo proveniente de México y también han crecido algunos países de Centroamérica, como Costa Rica, Colombia, que nos van descubriendo de a poco. Tenemos que continuar trabajando para que eso crezca, porque es un público sumamente interesante”, afirmó.
Nivel de reservas
Con respecto al nivel de reservas, dijo que “es un año complejo. No están todas las camas hoteleras completamente vendidas, si bien hay una buena base de reservas. Siempre depende de la categoría del establecimiento y de la zona de la ciudad donde está. Primero se va llenando el centro y después van yendo a los sectores más alejados, salvo el caso de la hotelería cinco estrellas, que está fuera del casco céntrico. Hay una buena cantidad de reservas y bloqueos, durante los últimos meses se han caído algunos bloqueos de grupos y eso se está suplantando de a poco con otras nuevas reservas. Hay distintas realidades según el tipo de alojamiento. En temporada de verano los complejos de cabañas no tienen tanta ocupación como la tienen en invierno, porque la dinámica del pasajero es distinta. Aun así, nuestro destino es muy firme”, subrayó.
“Un tema coyuntural que estamos teniendo es la situación de paros y cancelaciones en la aviación comercial y civil. Esto resuena mucho en el mercado y los clientes de larga distancia nos están consultando porque están con miedo, y eso puede cambiar la dinámica. Esto complica la logística y la operación de todo el sector completo. Ahí empieza a mostrarse el valor agregado de las agencias de viaje, como apoyo a estos pasajeros que puedan quedar varados. Cuando hay un destino con una ocupación alta en pico de temporada, es sumamente complicado. Una de las cosas buenas que tenemos es la colaboración entre colegas nucleados en las cámaras. Cuando uno tiene un cuello de botella y se satura, tiene la posibilidad de trabajar con algún colega que pueda asistirlo y se van compensando ocupaciones para no dejar a nadie en la calle. Claramente esta coyuntura complica la situación, eleva el costo y genera una experiencia en el pasajero que no es óptima y aumenta mucho la carga de trabajo en plena temporada”, expresó.
Turismo brasilero
En lo que hace al turismo brasilero, dijo que “se ha hecho parte de nuestra realidad y es un porcentaje sumamente alto de nuestros visitantes en la temporada de invierno. Aun así no somos un destino masivo de brasileros al nivel de lo que es Bariloche. Cuando hay un perfil de pasajeros tan fuerte deseando venir a este destino turístico, empiezan a venir las empresas especializadas en ese nicho y eso hace que empresarios o estructuras de Brasil hayan venido a instalarse aquí. Yo lo veo con buenos ojos en lo personal. Como prestador de servicios colaboro mutuamente con alguna de estas empresas”, señaló sobre los emprendimientos que se están radicando en la capital fueguina.
“En invierno están sumamente instalados y en lo que es verano, de octubre a abril o mayo, no se ve tan fuerte porque crece muchísimo el resto de los perfiles”, apuntó.
Falta de infraestructura
Finalmente se le preguntó qué le falta a la capital fueguina para seguir creciendo en materia turística. “La calidad de servicios es muy buena. Mi comparación la hago cuando salgo como turista y veo la calidad en la atención en los restaurantes y hoteles. Estamos muy bien y somos superiores a otros destinos nacionales e incluso internacionales, pero tenemos un déficit de infraestructura en las ciudades que no nos permite mayores desarrollos. A principio de temporada tuvimos cortes de energía y no hay potencia instalada en la ciudad para poder proveer de energía a nuevos desarrollos, como los medios de elevación de los centros de esquí o nuevos hoteles de magnitud que se pueden instalar. Más allá de que el gobierno provincial esté gestionando, tener una nueva usina o un parque de generación va a demorar dos o tres años. Mientras tanto hay acciones paliativas para estabilizar lo actual, pero no permite el desarrollo. A nivel ciudad en el estado de las calles hay mucho para trabajar, para que la ciudad sea la joya que todos queremos ver. En una macro de nación como la que tenemos es difícil avanzar”, concluyó.