Reclutaban personas en el Gran Buenos Aires y las enviaban desde Aeroparque a Ushuaia. Hicieron varios allanamientos y hay seis detenidos. Actúa el juez Federal Federico Calvete.
Ushuaia.- Tras ocho meses de investigación, La Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) desmanteló una organización narco que producía y traficaba drogas desde el Gran Buenos Aires hacia Ushuaia, en Tierra del Fuego.
El golpe al narcotráfico a través de la operación bautizada como «Mulas Voladoras» culminó con la detención de seis personas, que según las autoridades, componen la totalidad de los involucrados en un esquema que utilizaba vuelos de aerolíneas comerciales para trasladar sustancias ilícitas al extremo sur del país, camuflada en botellas de vino y otras bebidas.
Todo comenzó a fines de febrero, cuando el personal de la PSA detectó en el Aeropuerto Internacional de Ushuaia a una mujer que bajó de un vuelo con envases de vidrió que contenían cocaína líquida.
Tras detenerla, las autoridades le confiscaron dispositivos electrónicos que fueron la punta del ovillo para identificar a la organización delictiva asentada en la zona Oeste del conurbano bonaerense, y dedicada al reclutamiento de personas como mulas para que trasladaran la droga por vía aérea.
Investigación en Tierra del Fuego, el GBA y Comodoro Rivadavia
Con esa primera información, se desplegó una investigación que se prolongó hasta ahora, e incluyó varios seguimientos también en CABA y en la ciudad chubutense de Comodoro Rivadavia.
Según informó oficialmente la PSA, esas operaciones permitieron identificar a todos los involucrados en la organización, hasta que en las últimas horas se obtuvieron órdenes judiciales para realizar allanamientos en dos domicilios, en Monte Chingolo, en el municipio de Lanús y otro en la capital fueguina. Además, hubo un procedimiento en Ramos Mejía, en La Matanza.
Las mulas subían a los aviones con botellas de vino y otras bebidas que, en verdad, contenían cocaína líquida preparada en una cocina de Ramos Mejía, en La Matanza.
El primero consistió en la detención del presunto reclutador de la banda, cuando se dirigía hacia el Aeroparque Jorge Newbery.
A pocas horas de esa captura, las fuerzas de seguridad allanaron el domicilio de Ramos, donde encontraron una «cocina» de drogas con elementos utilizados para producir y fraccionar cocaína.
En total, las autoridades detuvieron a dos mujeres y cuatro hombres, y secuestraron cocaína, metanfetamina líquida, una prensa eléctrica para fabricar pastillas, precursores químicos, diversas sumas de dinero en efectivo y varios teléfonos celulares.
El caso está siendo investigado por el Juzgado Federal de Ushuaia, a cargo del juez Federico Calvete, con la intervención de la Secretaría Penal N° 2, dirigida por Ernesto Mendieta.
Mulas en micro a Puerto Madryn
Recientemente, luego de una investigación similar a la de Ushuaia, se hicieron procedimientos simultáneos en Puerto Madryn y el conurbano bonaerense para detener a personas involucradas en una red que, en este caso, movilizaba cocaína que llegaba desde Perú a Buenos Aires, para luego distribuirla con mulas en micros que iban hasta esa ciudad de Chubut y otros puntos de la Patagonia Argentina.
Como resultado de la llamada “Operación Andina”, con procedimientos en Madryn, Villa Celina (La Matanza) y la CABA, tres hombres y una mujer fueron detenidos, y se incautaron armas y distintos elementos para el corte y la distribución.
Dos días más tarde, un quinto sospechoso fue apresado en el aeropuerto de la ciudad Chubutense ni bien bajó del avión que había abordado en Buenos Aires para regresar a su casa, aun cuando ya se habían hecho públicos los procedimientos de la Policía Federal en los que habían caído sus supuestos cómplices, uno de ellos, propietario de una ferretería y varios locales de depósitos del rubro en el barrio Industrial de Madryn.
La detención del dueño de una ferretería de Puerto Madryn, de nacionalidad boliviana, acusado de ser uno de los cabecillas de una banda narco.
Los acusados son de nacionalidad boliviana, peruana, paraguaya y colombiana, según se precisó. Quizá la particularidad de su modus operandi era la manera en que camuflaban la cocaína que las “mulas” escondían entre sus ropas antes de subir a los micros.
Según se pudo establecer, la untaban con una sustancia grasosa para evitar que los perros antinarcótico detectaron la droga con su olfato en las terminales de ómnibus.
La investigación se centró en los proveedores de la droga, el lugar donde se elaboraba y transportaba, y los distintos niveles de distribución en cada ciudad, con el objetivo de desarticular a los grandes distribuidores y frenar el flujo de estupefacientes en la región.