El titular de la clínica San Jorge hizo un diagnóstico de la OSEF y la describió como “un sistema en terapia intensiva, con respirador”. Consideró que debe haber soluciones “en el cortísimo plazo” y planteó una crisis tan grave que podría dejar sin servicio a los afiliados. Hay un serio problema con las farmacias, se ha perdido el convenio con el centro de kinesiólogos porque no podían sostener los retrasos, y la deuda es con todos los prestadores. “Creo que estamos tocando fondo y ya es imposible sostener el nivel de prestaciones que tenemos, con los ingresos que hay dentro del sistema”, dijo, e instó a repensar todo el sistema, que no solamente implica un problema de financiamiento, sino también de las coberturas. Mencionó en particular a los beneficiarios de pensiones RUPE, que tienen una alta demanda de asistencia de salud, en particular las personas con discapacidad, y por esa atención la OSEF no está recibiendo el financiamiento. Hay casos de un solo paciente que “en nueve meses gastó 1.400 millones de pesos en medicamentos”, y se convierte en un “caso catástrofe” que debería ser atendido por el sistema nacional, donde hay un aporte solidario que da la superintendencia de salud.
Río Grande.- El Dr. Carlos Sánchez Posleman, titular de la clínica San Jorge, hizo un diagnóstico terminal para la OSEF y reclamó soluciones en “el cortísimo plazo”, porque se corre el riesgo de que no haya más servicios.
Por FM Espectáculo planteó que “el sistema de salud es un problema en el mundo, no solamente en el país. En la provincia se hace mucho esfuerzo para lograr que el sistema de salud le dé asistencia a toda la gente que lo necesita. Sobre todo este año hemos ido advirtiendo de la problemática del sistema y la necesidad de cambios importantes, para que no colapse. Creo que estamos tocando fondo y ya es imposible sostener el nivel de prestaciones que tenemos, con los ingresos que hay dentro del sistema”.
“El sistema hoy está quebrado y es difícil de sostener en el corto plazo si no hay cambios. Hay que mejorar la gestión, pero eso no es suficiente. También tiene que haber mayor aporte de financiamiento al sistema, por aumento de las contribuciones o por una inyección de financiamiento externo, porque el sistema tiene que recibir mayores recursos económicos”, subrayó.
“Hay que revisar las prestaciones de OSEF, porque la media de consumo de OSEF es superior a la media de cualquier otro sistema de salud. Hay que repensar cómo gestionamos el sistema, cuál es el rol que cumple el financiador y el prestador, y cuál es el rol del propio paciente, qué vamos a cubrir y qué no vamos a cubrir”, sostuvo.
Consideró a las RUPE como “otro agravante, porque las personas con capacidades diferentes o que no tienen un trabajo en blanco, son beneficiarios de pensiones y automáticamente tienen la obra social de la provincia. Es gente que demanda muchos servicios y necesita quién se los cubra, pero esos servicios necesitan una fuente de financiamiento. Hoy la OSEF está cargando con todas las personas con capacidades diferentes que tienen pensiones y no recibe la fuente de financiamiento para estos pacientes que demandan más que otros. Cuando tenemos estos desvíos, ya el sistema no lo puede soportar más, y de alguna manera hay que corregirlo. Si yo tengo un solo paciente que en nueve meses gastó 1.400 millones de pesos en medicamentos, porque en teoría los necesita, tengo que buscar esos casos catástrofe que en el sistema nacional se cubren entre todos con el aporte solidario que da la superintendencia de salud. Yo cuando tengo casos catástrofe como sistema de salud voy y ese sistema único de redistribución me ayuda a pasar ese caso. La obra social de la provincia no tiene esto y no tiene un volumen grande para bancar varios casos catástrofe”, explicó.
“En realidad son pocos afiliados, porque son 50 mil y de las obras sociales provinciales es la más chica. Dos o tres casos catástrofe hacen que el sistema pueda entrar en severa crisis. Esto hay que repensarlo en forma integral, pensando en el conjunto. Está comprobado que en los últimos días de vida es cuando más gasto médico hay y a veces no es necesario, porque se quiere prolongar algo que es inevitable. Hay que repensar el sistema de cobertura, qué cosas requieren el 100% y qué cosas no, qué parte tiene que poner el afiliado, porque tiene que tomar conciencia de que la salud cuesta. La gente no toma conciencia hasta que no se enferma”, advirtió.
“Yo creo que hay que rever todo el sistema y las prestadoras también tenemos que cuidar el financiamiento de la obra social, porque nosotros generamos gastos. Hay que empezar a hacer protocolos y ver qué pacientes requieren determinado tipo de medicación y en qué pacientes no se justifica. Hay pacientes que requieren estudios y otros no, y nos tenemos que sentar con el financiador para protocolizar cómo trabajar para no malgastar los recursos que tiene el financiador de la salud. Si no, es un barril sin fondo”, enfatizó.
“El problema no es solamente la plata, sino cómo trabajamos, cómo optimizamos los recursos, cómo hacemos que se gaste menos con mejores resultados”, priorizó.
Respecto de la cadena de pagos, dijo que “viene como siempre a los tropiezos. Me preocupa más que la cadena de pagos la falta de recursos, porque no alcanzan a pagar a todos los prestadores. Hay un serio problema con las farmacias, que tienen que hacer pagos a los 30 días a las droguerías y no pueden sostener un pago a los 120 días. Las farmacias van a dar los medicamentos a la obra social que paga. Si no, se funde la farmacia y es una cadena. No todos los prestadores están cobrando, hay prestadores que pueden aguantar y otros que no. Nosotros tenemos la decisión de endeudarnos para sostener nuestro servicio pero hay otros que deciden no endeudarse y no dar el servicio”.
“El sistema está en una verdadera crisis y, si no hay soluciones a cortísimo plazo, creo que vamos a quedarnos sin servicio. Tenemos un centro de kinesiología con una historia de trabajo con OSEF, que no ha podido resistir los atrasos en los pagos y hoy está resentida la accesibilidad al sistema. Hay un centro de rehabilitación pero está para cosas mucho más específicas y prolongadas, con un trabajo interdisciplinario, pero el esguince o el dolor de espalda requieren de otro tipo de kinesiología, que no es el leit motiv del centro de rehabilitación. Este tipo de paciente hoy está boyando y no sabe adónde ir. El sistema está en terapia intensiva con respirador. Se está trabajando pero a veces los tiempos que requieren los actores del sistema no son los tiempos de los que deciden”, lamentó.
Por último se refirió a la falta de profesionales en general, a nivel país. “Creo que hay que repensar la carrera de Medicina, porque la carrera lleva como mínimo diez años de estudio para empezar a trabajar. Hay especialidades con ingresos muy magros y hoy tenemos un serio problema con la pediatría porque se les paga poco. La gente no estudia medicina o elige otra especialidad. Hoy la consulta de un pediatra está en 12 mil pesos, con la responsabilidad que tiene el profesional. Sale lo mismo un pancho y una coca que ir a ver al pediatra. Hay otras especialidades que tienen prácticas quirúrgicas y eso hace que su trabajo sea más rentable. Al pediatra no le alcanzan los recursos para su vida diaria. España tiene el mismo problema que nosotros y buscan pediatras por todos lados. Otro problema que tenemos nosotros es que muchos jóvenes deciden irse a otros lados, donde hay mayor previsibilidad”, concluyó.
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