En Río Grande, los afiliados a la Obra Social del Estado Fueguino (OSEF) enfrentan largas esperas en la única farmacia que los atiende. Personas mayores y pacientes crónicos denuncian sentirse abandonados por un sistema en crisis permanente. Pablo Fariñas, un afiliado con diabetes e hipertensión, en diálogo con la prensa describió su experiencia como un “calvario”.
Río Grande – La atención de la Obra Social del Estado Fueguino (Osef) atraviesa una nueva crisis. En Río Grande, los afiliados cuentan únicamente con la farmacia Autofarma, ubicada en Rosales 444 de esta ciudad, para acceder a sus medicamentos. La situación genera largas filas, esperas interminables y condiciones indignas, especialmente para los adultos mayores y personas con enfermedades crónicas.
Pablo Fariñas, un afiliado con diabetes e hipertensión, en diálogo con el portal “Red23 Noticias” describió su experiencia como un “calvario”. En declaraciones al mencionado medio, denunció que las condiciones en Autofarma son insostenibles. “Uno tiene que esperar entre dos y seis horas para que lo atiendan, en un lugar donde apenas hay sillas. He visto a compañeros mayores sentados en las escaleras o abandonando la fila porque no aguantan estar tanto tiempo de pie”.
Fariñas también cuestionó la funcionalidad de la farmacia y la obra social. “OSEF debería garantizar nuestros medicamentos, pero la farmacia prácticamente cumple un trámite administrativo: sellan las recetas, pero muchas veces no tienen nada para entregar. Es indignante y frustrante. Uno sale del médico con una receta, pasa por todo el proceso de pedir turno y, al llegar a Autofarma, se encuentra con que no hay stock”.
«Ya no es una obra social»
El afiliado recordó con nostalgia los tiempos en los que Osef era un modelo de atención. “Hace años, teníamos una obra social que funcionaba. Había un centro odontológico, ópticas, farmacias bien abastecidas. Hoy todo eso desapareció. Lo que queda es un sistema insostenible que nos obliga a padecer y nos deja desamparados”.
Fariñas también destacó que la falta de farmacias conveniadas con Osef ha convertido a Autofarma en un cuello de botella. “No tenemos alternativas. Sí o sí debemos ir ahí, y eso genera este embudo en el que todos estamos atrapados. Los que estamos enfermos tenemos que lidiar con nuestras patologías y, además, con la angustia de no saber si podremos conseguir los medicamentos esenciales para nuestros tratamientos”.
El drama de los adultos mayores
Uno de los aspectos más graves es el impacto que esta situación tiene en los adultos mayores, quienes forman gran parte del universo de afiliados. “He visto a compañeros que llegan con bastones, andadores o en sillas de ruedas. Muchos no pueden esperar tanto tiempo. La falta de organización y de recursos adecuados hace que estas personas se sientan completamente abandonadas. Es una situación que genera angustia, incertidumbre y una profunda sensación de zozobra”, relató Fariñas.
El afiliado también criticó la falta de respuesta de las autoridades. “Los aportes se descuentan todos los meses, pero los servicios no están. Nosotros cumplimos con nuestra parte, pero ellos no. ¿Qué pasa con ese dinero? ¿Por qué no se reinvierte en mejorar las prestaciones? Somos gente que ha trabajado toda una vida y no tenemos por qué vivir esto. Nos sentimos rehenes de un sistema perverso y corrupto”.
Un reclamo urgente
La situación de Autofarma y OSEF no es nueva, pero la falta de soluciones ha generado un hartazgo creciente entre los afiliados. “Esto no es de ahora, llevamos años cayendo en este ciclo. Cada tanto la obra social colapsa, las farmacias dejan de recibirnos y nosotros quedamos en el medio, pagando las consecuencias de la ineficiencia. Es hora de que alguien tome cartas en el asunto”, exigió Fariñas.