El referente de los almaceneros en Río Grande, Luís Schreiber, planteó los inconvenientes para fijar precios, por la variación que existe por efecto de la inflación. Incluso han vendido productos que al reponer están más caros y tratan de cubrirse para no trabajar a pérdida. Los vecinos han dejado de lado las primeras marcas y buscan las ofertas. Muchos no llegan a fin de mes y piden fiado, porque tampoco llegan con el límite de las tarjetas.
Río Grande.- El referente de los almaceneros de Río Grande, Luís Schreiber, dialogó con Radio Universidad 93.5 y Provincia 23 sobre la variación de precios, conocido el índice de inflación de agosto, que arrojó un 12,4%. Aseguró que no prestan mucha atención a estos índices porque “los precios se siguieron moviendo y estamos actualizando de acuerdo a cómo volvemos a reponer. Se nos complicó mucho después de las PASO y actualizamos a medida que vamos comprando y vamos viendo las listas nuevas”, dijo.
“Hay productos que se actualizan día a día, hay productos que tardan más en actualizarse porque se está conteniendo el precio, y hay de todo un poco. Después de las PASO subió el azúcar y un montón de cosas, la carne por ejemplo y esto repercute mucho en el bolsillo de la gente. Ahora está empezando a bajar un poco y se ve que la oferta era grande y la demanda muy poca, así que empezó a bajar”, sostuvo.
“La gente se cuida mucho de gastar y va cambiando de marcas muchas veces o consume menos cantidad. Evita cosas que no son tan necesarias, como las gaseosas, y se ha notado la baja de todo. Las primeras marcas ya dejaron de ser consumidas y ha bajado la cantidad, porque la gente antes se llevaba dos litros de una gaseosa de primera marca y ahora se lleva una botella más chica de una marca más barata”, comparó.
“Muchos consumidores han optado por las compras diarias en lugar de semanales, para no tirar nada. Se llevan de a una zanahoria o una cebolla, para que no les sobre nada. Antes se llevaban un kilo, pero no quieren tirar nada. Además la gente aprovecha todas las ofertas”, señaló.
“Cada vez se llega menos a fin de mes. Antiguamente los clientes que tiraban todo el mes con efectivo se encuentran con la última semana o diez días antes del cierre del mes con tarjeta. El que tenía tarjeta no llega, porque les cortan el límite y nos pide algunos días de espera hasta terminar el mes. Por supuesto hay que tener cierta confianza con ese cliente”, observó sobre el uso de la libreta del almacenero, que está más vigente que nunca.
“El fiado en los negocios de barrio siempre estuvo pero ahora es más notorio porque la gente llega menos a fin de mes y tarda más días en pagar. Es muy difícil con la variable de precios que hay ayudarle al vecino, porque cuando vamos a reponer la mercadería está mucho más cara”, manifestó.
“El mayorista sigue subiendo y uno también aprovecha las ofertas para poder traer algo al barrio que tenga mejor precio. Continuamente vienen aumentando los precios”, apuntó.
Acuerdos que no funcionan
Respecto de los acuerdos de precio a nivel nacional, lamentó que se manejen desde el centralismo de Buenos Aires porque muchas marcas no llegan. “Hicieron acuerdos a nivel nacional y las grandes empresas por ahí tenían un precio de lista pero si compraban diez cajas hacían dos cajas sin cargo o había grandes promociones con un 30 ó 40% menos, pero comprando grandes cantidades. Después de la devaluación no movieron tanto la lista de precio, que fue de un 5%, pero sacaron todas las ofertas que daban, así que el producto subió mucho más que ese 5% de la lista de precio”, explicó.
“Fuera de lo que es el gran Buenos Aires nunca funcionó el acuerdo de precios porque no se consigue gran cantidad de productos. Se consiguen algunos y por eso nuestro reclamo como almaceneros es que se hagan acuerdos regionales o acuerdos con la secretarías locales, para responder a la realidad de lo que está pasando en cada lugar. No es lo mismo lo que pasa en Buenos Aires que lo que pasa acá. Las necesidades son otras, los precios son otros, los mayoristas son otros, también los productos que llegan a la isla. Muchas veces arreglan con una harina y acá no llega ese producto, lo mismo con un azúcar que no se conoce acá, o arreglan con mayoristas que no están en la zona y son otros los que nos proveen, por eso decimos que lo más lógico es hacer acuerdos regionales o provinciales y que la Secretaría de Comercio de cada provincia tenga la facultad de lograr acuerdos con los mayoristas y los comercios de barrio, para que el vecino acceda a algunas promociones que les permitan llegar más holgados a fin de mes”, expuso.
“Estuvimos tratando de reunirnos con la Secretaría de Comercio de la provincia, tuvimos encuentros pero la realidad nos pasó por encima. Si bien uno sabe que va a haber inflación, uno pretende que sea más moderada y que los precios no suban y bajen porque nos tiene a todos desconcertados”, reclamó.
“Antes de las PASO había algunos acuerdos pero después nada tiene un precio lógico. Nosotros vemos que algunos productos se han disparado y ahora se están acomodando porque no se vende. El mismo almacenero le dice al cliente que no lleve determinado producto porque se fue el precio a las nubes y les recomendamos otros más baratos. Ese trabajo lo tenemos que hacer nosotros”, dijo.
“Se está haciendo difícil a nivel nacional, y se está haciendo hincapié en los acuerdos regionales. Ante todo se está pidiendo que hagan acuerdos entre mayoristas y minoristas, porque nos cuesta conseguir el producto que sale en la lista de los acuerdos de precios justos. Casi no conseguimos y si lo conseguimos es al precio que tiene cualquier vecino. Para nosotros no es ningún acuerdo y nos dejan siempre afuera. El reclamo es constante, porque en definitiva terminamos invitando a la gente a comprar en las grandes superficies y nosotros quedamos afuera”, indicó.
Consultado acerca de qué productos han aumentado más de precio, dijo que “todo se ha movido mucho. Por ahí algunos productos que no se venden empiezan a bajar porque las empresas tienen que vender, como algunas bebidas y productos que tienen fecha de vencimiento. La harina, el azúcar, aceite, la yerba, han subido mucho. No hay desabastecimiento marcado y se consigue casi todo. Lo que había desaparecido eran las primeras marcas de azúcar y ahora se empezaron a conseguir e inclusive se estabilizó un poco más el precio porque el kilo de azúcar estaba arriba de los mil pesos y hoy está en 790. Hay algunas promociones de primeras marcas y las podemos traer al barrio con un precio un poco mejor”.
“Nos ha pasado mucho este último tiempo que vendemos un producto y al reponerlo está más caro de lo que lo vendimos. Recibimos dos pesos y salimos comprando a ver si podemos lograr no sólo reponer la mercadería que falta sino buscar productos a buen precio para poder traer. Quedarse con la plata no sirve porque es ir a pérdida”, concluyó.