“Hay que sentarse a renegociar todos los contratos y actualizar los precios”

El presidente de la Cámara de la Construcción, Daniel Wallner, dijo que sigue la incertidumbre por lo que pueda pasar con las obras en marcha, puntualmente por la demora en las gestiones para empezar a cobrar certificados. De cobrarse entre marzo y abril, la temporada estaría prácticamente perdida, por lo que es más urgente una respuesta para Tierra del Fuego que para otras provincias. Consideró que hay que renegociar todos los contratos para actualizar los precios. Por otra parte, aplaudió la decisión de la presidente del IPV de reestructurar el instituto y cobrar cuotas acordes a la realidad. De ser así, los privados están a disposición para avanzar con inversiones.

Río Grande.- El presidente de la Cámara de la Construcción, Daniel Wallner, dialogó con Radio La Red 93.9 y Provincia 23 luego de los anuncios del presidente Javier Milei sobre el futuro de la obra pública, y advirtió que se requiere celeridad para terminar con la incertidumbre, para retomar los trabajos y no perder la temporada.

“Ya antes de asumir todos estábamos en una situación de alerta y ahora se está llevando adelante todo lo anunciado. Las obras licitadas que no han empezado no se van a hacer y quedan pendientes las obras que están en ejecución financiadas con fondos nacionales. Todavía estamos con mucha incertidumbre de cómo se van a ejecutar esas obras porque falta información”, dijo.

Recordó que “se habían anunciado dos mil viviendas para la provincia, esto se licitó pero no está el acto financiero y se entiende que van a quedar abortadas. Lo que nos preocupa puntualmente son las obras que tenemos en ejecución, que están entre el 50 y el 70%, como las 414 viviendas que se están desarrollando a través del programa Casa Propia. Ya hay atrasos en los pagos desde agosto de 2022 y esto viene siendo continuo hace un año. La inflación es cada vez mayor y los certificados se cobran a los 90 ó 100 días. Eso ha llevado a un deterioro en las obras que estamos llevando adelante. Por más que de nación digan que van a continuar las obras, hay que sentarse a renegociar todos los contratos y actualizar los precios”, sentenció.

“La inflación se aceleró en el último mes y tarda en verse reflejada en los índices con los cuales uno certifica. Hasta que se paga, lo que se certificó en diciembre se va a ver actualizado varios meses después porque hay un retraso muy grande. Además el índice de actualización que se utiliza es el UVI, y ha tenido un atraso importante, de casi un 30% en un año. Por eso hay que ver los contratos de vuelta, porque se está mandando el 60 ó 70% de lo que habría que cobrar con este índice”, explicó.

Subrayó que “a todos nos interesa terminar las obras. A nosotros nos urge más que en otras provincias porque si las obras se reactivan para marzo o abril, ya tenemos la veda invernal”.

 

Reunión con Ferraro

 

Respecto de la reunión mantenida el jueves con el ministro de Infraestructura Guillermo Ferraro, de la que participó la UOCRA y la Cámara Argentina de la Construcción, entre otras entidades, dijo que “las novedades que tenemos son las mismas que he recibido de lo que ha informado Gerardo Martínez de la UOCRA. El ministro dijo que las obras iban a continuar, pero es una tranquilidad a medias. Hasta que las obras tomen el ritmo que tienen que tomar, puede haber un bache de uno o dos meses y mucha gente se va a quedar sin trabajo. De toda la gente que está trabajando en la construcción en todo el país, casi la mitad está abocada a la obra pública. Con Julio Ramírez tenemos contacto permanente, tratando de colaborar. Normalmente en diciembre hay muchas bajas porque la gente aprovecha para tomarse unos días por las fiestas y vuelve en enero. En Ushuaia es distinto que en Río Grande, porque tiene turismo todo el año y la construcción es permanente, por eso hay mucha mano de obra ocupada en el sector privado. Un obrero que deja de trabajar en la obra pública, medianamente se la puede arreglar en la obra privada; pero no es lo mismo en Río Grande, que es donde tenemos más problemas”, diferenció.

 

Inversión privada

 

Consultado sobre la posibilidad de que las obras que iba a hacer el Estado se hagan con fondos privados, observó que no va a ser posible en todos los casos. “Los municipios y las provincias no tienen los fondos suficientes para realizar determinadas obras de infraestructura, como rutas, escuelas, centros de salud, y recurren a fondos nacionales. Si no va a haber fondos nacionales, estas obras tendrán que ser cubiertas por fondos provinciales o municipales. No veo la forma de que una empresa privada quiera hacer un centro de salud o una escuela, porque no hay recupero de la inversión. En las rutas se puede cobrar peaje, pero tienen que tener una frecuencia importante para poder tener un recupero. Eso solamente se da en grandes ciudades”, manifestó.

 

Reconversión del IPV

 

También se le pidió opinión sobre el cambio de metodología para construir viviendas del IPV, que pasaría a operar casi como un banco hipotecario y no descartó fideicomisos con el sector privado. “Es necesario que el IPV se reconvierta y se haga más eficiente. Yo aplaudo la decisión de la presidente en ese sentido, porque los institutos del país durante muchos años se han sustentado con los fondos FONAVI y, por la información que tengo, en el año 2023 se ha cobrado lo mismo que en 2021, cuando tendrían que estar cobrando cinco o seis veces más. La cuota tiene que ser real, no se puede poner una cuota de cinco o seis mil pesos. Yo hago viviendas para el INTEVU, que luego fue el IPV, desde hace 36 años, toda la vida la plata vino de nación y se regalaban las viviendas porque no hay necesidad de devolver los fondos a nación. Todos los institutos del país tienen una herramienta más que importante para generar un ingreso con una cuota real para seguir haciendo viviendas. El problema está en que se recibe la plata para hacer viviendas pero después no se cobran adecuadamente, por eso los institutos están fundidos. Si se quiere trabajar en equipo, nosotros estamos dispuestos desde el primer día, porque nos dedicamos a esto”, adelantó.

“También es necesario que se genere cierta estabilidad, porque tenemos una inflación muy avanzada estos meses. Hay mucha gente esperando una casa, pero no todos van a tener la capacidad de pago. Dentro del listado de demanda hay gente que va a poder pagar su cuota, que puede equivaler a un alquiler en la isla, pero se requiere estabilidad porque las inversiones que uno hace las quiere recuperar en el corto plazo. Yo creo que es factible, porque hay gente que tiene el dinero y tiene la necesidad de tener la casa. No sé cómo se llevará a la práctica, pero desde la Cámara apoyamos la decisión de la presidente del IPV”, aseguró.

Apuntó que “dentro del IPV hay una parte social que hay que tener en cuenta, pero el porcentaje tiene que ser mínimo, porque el IPV se tiene que nutrir de los ingresos de las cuotas, si no, se funde como está pasando ahora, y no sirve para nadie”.

 

Ladrillos de la zona

 

Por otra parte, se le preguntó si han utilizado los ladrillos que está fabricando la empresa El Dorado. “El emprendimiento que hizo El Dorado yo lo aplaudo, porque es una inversión muy grande montar toda una planta para hacer ladrillos cerámicos. Es un proyecto serio, la gente es muy prolija, y el producto que están haciendo viene muy bien en Ushuaia, no tanto en Río Grande porque la producción de bloques es muy fácil. Río Grande es zona sísmica 2 y Ushuaia es zona sísmica 3, con lo cual las estructuras requieren de mayores refuerzos. El ladrillo cerámico ha venido a dar una solución y en realidad ya estaba, porque antes se traía de Trelew o de otros lados, con un gran costo de flete. Ahora lo tenemos acá y la verdad que aplaudo eso, porque es un producto local, con arcilla local. No sé si se abaratan los costos, pero sí los tiempos de ejecución, porque hacer una pared con ladrillos cerámicos es más rápido que con bloques y tiene varios beneficios”, destacó.

 

Combinación con madera

 

Finalmente se le preguntó sobre la posibilidad de incorporar madera a las construcciones. “En la década del ’90, por disposiciones provinciales, se incentivó el uso de la lenga y se empezó a aplicar a viviendas del IPV. El problema que tuvimos es que los aserraderos de esa época no podían cubrir la demanda para hacer 200 ó 300 viviendas de golpe. Con el tiempo se fue poniendo muy caro el producto de lenga y es más barato hacer un cielorraso con durlock. Con el tema de las aberturas, apareció el PVC y en todas las obras públicas y privadas, y ya nadie piensa en hacer una abertura de lenga. Yo creo que, con lo que cuesta la lenga, habría que darle un valor agregado, por ejemplo en muebles”, concluyó.

 

 

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