El proyecto ‘Nutec Plastic’ para el estudio de los microplásticos en el mar proviene del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, que en el Objetivo 14 refiere a la preservación de la vida acuática, y será realizado a bordo por la Organización Internacional de Energía Atómica, que ya viene trabajando con el fin de realizar el monitoreo de todos los mares del mundo para saber cuánto y qué tipo de plásticos presentan.
Río Grande.- El estudio de microplásticos en el mar antártico y de las comunidades microbianas, la observación de aves y mamíferos marinos y la grabación de los sonidos de los cetáceos serán las principales investigaciones científicas que se realizarán a bordo del Rompehielos ARA Almirante Irízar (RHAI) en su derrotero desde Ciudad de Buenos Aires hacia la Antártida, en las distintas etapas de la Campaña Antártica de Verano (CAV) 2023-2024.
Además de trasladar víveres, materiales y personas el buque será utilizado como plataforma científica durante el trayecto del coloso del mar hacia el Sector Antártico Argentino, definido por el paralelo 60º Sur y el Polo Sur, y los meridianos 25º y 74º de longitud Oeste, contó a Télam el jefe científico del RHAI, Diego Gómez Izquierdo, quien es licenciado en Informática y jefe de Departamento del Centro de Datos Antárticos, y depende de la Coordinación Científica del Instituto Antártico Argentino (IAA).
El proyecto ‘Nutec Plastic’ para el estudio de los microplásticos en el mar proviene del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, que en el Objetivo 14 refiere a la preservación de la vida acuática, y será realizado a bordo por la Organización Internacional de Energía Atómica, que ya viene trabajando con el fin de realizar el monitoreo de todos los mares del mundo para saber cuánto y qué tipo de plásticos presentan.
A la fecha, participan de este proyecto 63 países de diferentes partes del mundo y faltaba extender esta iniciativa a la Antártida, explicó Izquierdo y destacó: “Es la primera vez que la realizan en la Antártida. Establecimos un programa de investigación con financiamiento mixto para hacer este monitoreo en el rompehielos y también en la Base Carlini”.
Otro proyecto será IWC SORP, conocido coloquialmente como IWC Cethus porque trabaja con Fundación Cethus en la evaluación de la diversidad, la distribución, el uso de hábitat y la estructura poblacional de las especies de cetáceos detectadas en el Mar de Scotia y en la Península Antártica para contribuir con los temas del Programa de Investigación del Océano Austral de la Comisión Ballenera Internacional.
“Desde un bote realizarán grabaciones con un micrófono especial y sobre eso se harán estudios particulares. Y, desde el barco, el 90% de la tarea que hacen es el censo de ballenas para conocer la distribución, la diversidad y la estructura de la población a lo largo de la derrota del buque”, puntualizó.
En el buque también habrá un grupo de trabajo destinado a realizar un monitoreo visual de la distribución y de la abundancia de aves y mamíferos marinos en la Antártida con el objetivo de crear una base de datos, estudiar las relaciones y dependencias con las variables oceanográficas, también identificar y localizar las áreas de mayores agregaciones y sus posibles variaciones espaciales y temporales, y analizar las tendencias poblacionales como resultados de climas ambientales, añadió.
El cuarto proyecto a bordo será la caracterización de las comunidades microbianas antárticas, su relación con algunos contaminantes orgánicos y evaluación de su potencial para procesos de biorremediación asociada a la contaminación por hidrocarburos.
“Los investigadores bajarán en cada una de las bases para evaluar el estado de concentración de hidrocarburos en diferentes puntos con la idea de extender las estrategias de biorremediación, un estudio que ya se inició el año pasado a lo largo del Mar de Weddell, donde toman muestras de agua en diferentes para conocer qué poblaciones microbianas existen en cada sitio”, detalló el experto que viajará a bordo del rompehielos, y para quien la Antártida es como una segunda casa ya que con 49 años participó de 27 campañas antárticas.
Dado que en el rompehielos va a haber laboratorios equipados, las y los científicos podrán hacer un preprocesamiento de las muestras que vayan tomando.
“Todos los proyectos se enfocan en los efectos del cambio climático sobre las especies y cómo éstas se adaptan, si hay cambios y también obviamente a determinar los factores que realizan ese impacto”, concluyó.