Como uno de los gestores de la 19640, el contador Mariano Viaña recordó el momento en que le fue entregado un sobre al entonces gobernador Gregorio Lloret, con el texto de la norma. Hizo un reconocimiento a todos los que colaboraron para que fuera posible, y también planteó la necesidad de definir políticas de Estado, y no políticas partidarias, para pensar en una Tierra del Fuego a 30 años. También realizó un homenaje a las víctimas de la tragedia del Lear Jet y aseguró que se perdió “un grupo humano que pudo haber cambiado la historia de Tierra del Fuego”. Además opinó sobre la reforma constitucional y no la consideró oportuna. “El momento oportuno es fijar una política de Estado para el sucesor de este gobernador, para que tenga una continuidad con una idea final en la que estemos todos de acuerdo”, dijo.
Río Grande.- El contador Mariano Viaña, uno de los gestores de la 19640, dialogó con el programa ‘Buscando el Equilibrio’ por Radio Provincia a propósito del 52° aniversario de la 19640. Recordó que concurrió en su momento a Santa Cruz y “cuando llegamos nos habían dicho que teníamos un regalo y el presidente de aquel momento, que era el General Lanusse, le entregó un sobre al gobernador de Tierra del Fuego Gregorio Lloret con la ley sancionada en 1972. Fue una anécdota simpática, porque estaba el gobernador, el suscripto y representantes de las cámaras de comercio de Ushuaia, que habíamos ido con el avión de la provincia. Fue Odino Querciali, Yuko Bronzovich, un importador, y en ese momento el gobernador de Santa Cruz era Fernando Diego García. El presidente estaba de visita y le avisó al gobernador que llevaba la ley por la que tanto habíamos estado peleando. Cuando llegamos a Santa Cruz le entregó el sobre cerrado para que lo abriera en Tierra del Fuego. No pudimos de la ansiedad y lo abrimos en el vehículo que nos llevaba al aeropuerto”.
Respecto del origen de la ley, indicó que “en aquel momento estuvimos más de dos años pidiendo algún régimen que favoreciera las condiciones de vida en Tierra del Fuego, porque teníamos condiciones de aislamiento, un grado de actividad económica incipiente que habíamos sostenido gracias a la vieja ley de zona franca, que había sido derogada entre gallos y medianoche por una ley que derogaba todos los regímenes que facilitaban la importación”.
Ante los ataques a la ley 19640, consideró que “hay un gran desconocimiento. Gran parte de los ataques son a la parte industrial fundamentalmente, pero es por ignorancia de cómo funciona la ley. Se olvidan de las desventajas comparativas que tiene Tierra del Fuego, como el resto de la Patagonia. El costo de vida de la Patagonia, la condición de insularidad de Tierra del Fuego, la distancia de los centros de consumo, son dificultades que se van sumando y dieron origen a la ley. La base fundamental era poblar la isla de Tierra del Fuego, y era una manera de establecer una permanencia de la soberanía. Si ven la evolución de la población, en 1970 tendríamos diez mil personas, incluyendo el personal militar. La población se ha incrementado más que en el resto del país y hemos tenido poblamiento de todas las provincias argentinas”.
“En el caso de la industria, que es la que más atacan, hablan de las armadurías, y no piensan cómo se hace la industria automotriz. Hay mucha gente que discute la ley y ni siquiera conoce Tierra del Fuego. No se conoce el origen de la ley, la motivación, ni cuáles han sido los resultados. Uno de los grandes inconvenientes que tenemos es que la población de la provincia no aprecia los beneficios que tiene”, lamentó.
Mencionó, entre las oportunidades perdidas, que “en la década del ’70, cuando sale la ley, hubo un proyecto de petroquímica para producir metanol en Tierra del Fuego. Ese proyecto no se llegó a terminar y se ejecutó en Punta Arenas, que es el famoso proyecto de Methanex. No se ejecutó en Tierra del Fuego porque no había infraestructura adecuada y porque no había personal adecuado. Ese proyecto en aquel momento no era viable, porque la empresa que tenía que hacerlo tenía que construir las viviendas, los caminos, montar la fábrica, traer personal capacitado, y todo eso era un sobre costo. Yo estuve cuatro veces en la función pública y en las cuatro veces tuvimos proyectos de petroquímica, porque era una idea obsesiva que tenía y que compartían los gobernadores. Tuvimos el proyecto del ’87 y, si pasan por la Misión Salesiana, todavía está el cartel de Petroquímica Austral. Ese proyecto terminó en Bahía Blanca, y eso es lo que no quieren reconocer los del centro único irradiante, que nace desde que éramos colonia, porque todo era el puerto de Buenos Aires. Es imposible tener proyectos de desarrollo cuando las bases fundamentales para ello no se ejecutan en el lugar en que se deben ejecutar, sino en el lugar donde está el consumo. Bajo esta teoría es imposible tener algún tipo de proyecto”, sentenció.
“Hemos tenido más proyectos, con distintos conceptos, como la industria de la madera o la industria frigorífica. La industria frigorífica tenía mucho que ver con Malvinas, que era zona franca. Los productos originarios de la zona franca de Malvinas podían ingresar libremente a la Tierra del Fuego, tal es así que en la década del ’70 hubo importaciones de animales que venían de Malvinas. Hubo un proyecto que no se llegó a concretar, que era el faenamiento en Río Grande de todos los ovinos que se debían faenar en Malvinas. Todo eso no se llevó a cabo, por distintas discusiones de ambientalistas. Había proyectos de curtiembre, pero decían que los residuos eran contaminantes. Había proyectos de turba que tampoco se pudieron ejecutar”, enumeró.
“La industria no vino por casualidad, sino por un problema de importaciones en Buenos Aires. La única manera de competir eran los beneficios de la ley. La verdad es que yo esperaba algo diferente y lo sigo esperando, porque falta realmente una política de Estado. Cambian los funcionarios y cambian las condiciones, porque no existe una política de Estado en el orden nacional. Tuvimos buenas oportunidades, pero se dejaron pasar. Hoy todavía tenemos posibilidades, hay que analizarlas bien, tener cuidado con los tramposos que ponen en las disposiciones algún párrafo con doble sentido. Siempre hablo de la ley 18588, que derogó la zona franca de Tierra del Fuego, pero el objeto era la derogación de la importación. Hoy anda dando vueltas el artículo 88 de la ley bases, con una redacción no muy clara sobre el pago del impuesto a las Ganancias. Lo mismo el artículo 111 del paquete impositivo, que veladamente algún vivo lo puede querer utilizar”, advirtió.
“A veces el desconocimiento abre la puerta a otro tipo de intereses que están en juego y llevan a situaciones que quitan seguridad jurídica, que es el elemento básico para cualquier proyecto de inversión económica. La gente no toma conciencia y cree que los únicos beneficiarios de la ley son las industrias o el comercio, y no es así, porque los beneficiarios somos todos. La ley se hizo para poblar y mantener argentinos, se hizo con la idea geopolítica de poder integrar a Malvinas a la Tierra del Fuego. La idea era totalmente distinta a los resultados que tenemos hoy. La experiencia vivida tiene que servir para corregir los errores del pasado”, subrayó.
Consultado acerca de si la ley se está defendiendo como corresponde, insistió en “la falta de políticas de Estado, porque tenemos políticas partidarias. Vamos a una disciplina de partidos y nos olvidamos de que la disciplina de partidos termina cuando tenemos que luchar por los intereses de todos”.
“No debemos olvidar a los gestores de la 19640. Yo fui un instrumento en ese momento, pero de Río Grande no puedo dejar de recordar a Néstor Nogar, a Luis Rivero, San Juan, Arteche; en Ushuaia Odino Querciali, la familia Bronzovich. Es gente que colaboró de una u otra manera y no se la puede olvidar porque colaboró en esta lucha de mucho tiempo, con ideas, con aportes, con renunciamientos y con sacrificio”, destacó.
“Perdimos un grupo humano que pudo haber cambiado la historia”
Por otra parte, se refirió a los 40 años de la caída del Lear Jet, cuando era Ministro de Economía. “Esa desgracia tiene mucho que ver con la posterior situación que vivimos en Tierra del Fuego. Ahí perdimos una generación que fue truncada con ese accidente. Mucha gente no le ha dado importancia, pero el nivel de referentes que había ahí adentro era muy importante y podía haber fijado una política totalmente distinta. Ahí perdimos un grupo humano que pudo haber cambiado la historia de Tierra del Fuego. De ahí podrían haber surgido políticas de Estado y yo, como Ministro de Economía, fui uno de los que entregué el gobierno a Ramón Trejo Noel, cuando el gobernador era el capitán Suárez del Cerro. Le entregamos el Ministerio de Economía a Fernando Diego García, que lo habíamos traído para crear el Banco de Tierra del Fuego. Si esos momentos políticos hubieran sido bien usados, hoy estaríamos en otra circunstancia, porque ahí había una continuidad de ideas, que después se pierden en el tiempo. Luego vinieron funcionarios de afuera durante un tiempo, hasta que llegó Helios Eseverri y volvió a incorporar a gente de Tierra del Fuego, que tiene una manera distinta de ver las cosas”, señaló.
“Estamos demasiado desmembrados para tener una política de Estado”
Finalmente se le preguntó sobre la reforma constitucional que impulsa el gobernador Gustavo Melella. “En el momento en que estamos viviendo no es oportuna ninguna reforma constitucional. Para pensar en una reforma para los próximos 30 años se debiera haber acordado bien antes qué es lo que se va a modificar, cómo se va a modificar y cuál sería el costo de esa modificación. Con la situación económica que estamos atravesando, debemos ser muy cautos y no seguir avanzando en una cosa de este tipo”, dijo.
“No estoy convencido de que sea el momento oportuno. El momento oportuno es fijar una política de Estado para el sucesor de este gobernador, para que tenga una continuidad con una idea final en la que estemos todos de acuerdo”, propició.
“Cuando se hizo la provincialización de Tierra del Fuego, uno de los mayores promotores fue Martín Torres, y había muchos que pensábamos en una provincia más chica, pero se impuso la idea de la provincia grande y hoy la aplaudo. Todos los demás lo aceptamos, porque vimos que tenía una gran visión en ese momento. No importa de qué partido era ni de qué partido éramos nosotros. Fue una situación totalmente distinta, pero en este momento veo que estamos demasiado desmembrados para tener una política de Estado y creo que ese sería el primer objetivo previo a cualquier reforma constitucional. No tiene sentido discutir situaciones sin antes haber acordado una idea generalizada de lo que deseamos para los próximos 30 años. Hay que pensar en un acuerdo total y eso no lo veo públicamente. Sería una idea excelente aprovechar este momento para fijar una política de Estado para los próximos 30 años”, concluyó.