El hijo del fundador de Kaikén Líneas Aéreas, Juan Valls, confió en lograr un resultado favorable en la justicia, a partir del reclamo por daños y perjuicios que va acompañado por un pedido de devolución de las rutas. Aseguró que conseguir los aviones no es complejo, sino contar con las rutas, que hoy no utiliza ninguna línea aérea. Ya lograron sentencia favorable después de 22 años, por la deuda que tenía el Estado nacional con la empresa. Acudirán nuevamente a los estrados para reclamar una compensación de 70 millones de dólares por el incumplimiento de la Secretaría de Transporte durante la gestión de Jaime, que no restituyó las rutas concedidas en audiencia pública durante toda la década de 1990.
Río Grande.- El hijo de Oscar Valls, fundador de Kaikén Líneas Aéreas, dialogó con el programa ‘Buscando el Equilibrio’ por Radio Provincia sobre la nueva instancia judicial que se va a abrir, con el fin de reclamar por los daños y perjuicios ocasionados a la empresa al no restituir las rutas que fueran concedidas en la década del ’90.
Luego de 22 años de iniciada la primera causa contra el Estado Nacional por incumplimiento de los compromisos asumidos en el año 1994, se logró sentencia favorable y se intentará revertir la decisión del ex secretario de Transporte Ricardo Jaime, que anuló en 2007 la concesión de las rutas.
La acción se lleva adelante tras haber agotado todas las vías administrativas, y se aspira a recuperar las rutas que unían ciudades de la Patagonia con Mendoza, Bahía Blanca y Córdoba, con una autorización última a Mar del Plata.
Un proyecto que nunca murió
“El proyecto de Kaikén nunca murió, si bien desde el año 2000 nos vimos obligados a cerrar las operaciones –dijo Juan Valls-. Mi papá empezó una lucha incansable contra el Estado nacional para que nos pague lo que nos debían, que era muchísimo dinero, y estuvo 24 años trabajando con esto. Lo sigue haciendo, ya tiene 83 años, y hasta se recibió de abogado para poder llevar adelante todo esto. Después de 24 años logramos ganar el juicio contra el Estado, confirmado ya por la Corte Suprema, por la compensación económica que no nos pagaron entre los años ’95 y ’99”.
El triunfo permitió torcer el brazo del Estado pero en dinero fue simbólico. “Esa demanda que era por mucha plata en dólares terminó siendo muy poca en pesos hoy en día, pero está la satisfacción de haber vencido al Estado y haberle demostrado que nos engañaron y nos obligaron a volar rutas que eran de muy baja ocupación. Kaikén fue la primera en volar desde Ushuaia a Calafate y de Calafate a Trelew, llevando todo el turismo que empezaba a surgir en esa época. Eso nos llevó a tener que parar las operaciones en el año 2000 y se tomó una de las decisiones más duras, que fue despedir a todo el personal y cerrar la empresa”, recordó.
“Al momento del cierre contábamos con tres aviones de 19 pasajeros cada uno, y tres aviones de 34 asientos cada uno. En medio mi padre trajo unos aviones cuatrimotores para 50 pasajeros y todavía queda alguno en el aeropuerto. Esos aviones eran para el proyecto de ir a la Antártida y poder volar a Malvinas. La capacidad era acorde a lo que se movía en ese entonces. Estábamos facturando alrededor de 15 millones por año y era una cifra muy importante. Teníamos vuelos regulares todos los días desde Ushuaia hasta Mendoza y desde Ushuaia a Córdoba, íbamos a Calafate, a Puerto Deseado, a Puerto San Julián, cubríamos un montón de rutas que nadie las está haciendo regularmente. Desde que cerró Kaikén ninguna empresa pudo desarrollar lo que teníamos en su momento. El vuelo nuestro salía de Ushuaia y pasaba por seis escalas hasta llegar a Mendoza, porque pasaba por Río Grande, Río Gallegos, Comodoro Rivadavia, Trelew, Bariloche, y Neuquén. Eso era todos los días, de lunes a lunes. Un avión salía a las 7 de la mañana de Ushuaia y otro a las 7 de la mañana de Mendoza, haciendo la ruta”, dijo.
“Fue la primera línea aérea regional del país. En ese momento estaba Aerolíneas Argentinas, Austral y LAPA, pero eran de otro tamaño y no regionales. Nosotros siempre nos destacamos por no llegar a Buenos Aires. La idea es que el pasajero no tuviera que pasar por Buenos Aires, porque para hacer Río Gallegos-Comodoro había que ir hasta Buenos Aires y volver. La gente de Comodoro que iba a Mendoza también tenía que pasar por Buenos Aires y logramos cambiar eso. Hoy Aerolíneas está haciendo vuelos directos a Córdoba y a Mar del Plata, que eran las rutas que nosotros ya teníamos adjudicadas, que era Mar del Plata, Bahía Blanca y terminaba en Buenos Aires. Nuestro sueño era poner aviones Jet a volar directamente desde Ushuaia a Buenos Aires”, manifestó.
“Cuando comienza el juicio, teníamos la convocatoria de acreedores de la empresa y no teníamos dinero para pagar un abogado. Gracias a que mi mamá ya estaba jubilada y pudo bancar, mi papá se dedicó a estudiar y en poco más de dos años se recibió de abogado. El fallo a nivel nacional nos había reconocido cinco millones de dólares, que hoy en día se transformaron en cinco millones de pesos. Ese es el Estado que tenemos y lamentablemente está todo armado para perjudicar al privado y no dejarlo crecer”, expresó.
“Mi viejo diseñó en su cabeza todo el proyecto de la línea aérea pero no tuvo en cuenta al Estado argentino, que se encarga de poner palos en la rueda, de contarte las costillas, y lo vemos todavía hoy diariamente en el país”, sostuvo.
Reflotar la empresa
El sueño es que Kaikén vuelva a volar y para eso hubo gestiones con el gobernador. “Hace dos años mi padre tuvo una reunión con Gustavo Melella por el tema de Kaikén y el proyecto de desarrollo de la Antártida que teníamos. Obviamente el sueño de mi papá es aterrizar en Malvinas con un avión argentino, en un vuelo regular argentino. Esperemos que le quede vida para poder cumplirlo. En todos estos años nosotros no buscamos ayuda de ningún político. Si tengo que destacar a alguien es a José Estabillo, que nos dio un empujoncito para arrancar, pero después lamentablemente no tuvimos apoyo de gobiernos provinciales ni nacionales mucho menos. El gran perjuicio que tuvimos en su momento fue por no querer pagar las coimas que nos pedían. En 2007 el benemérito Ricardo Jaime, que todavía está preso, nos desadjudicó las rutas por no volarlas, cuando teníamos un juicio contra el Estado donde decíamos que no podíamos volar porque nos debían plata”, cuestionó.
“Más allá del juicio, que ya se ganó, lo que estamos peleando es que nos devuelvan las rutas. Aparte de eso, mi papá está iniciando una nueva demanda contra el Estado nacional por daños y perjuicios, provocados por esta falta de pago. Los números iniciales son muy grandes, de más de 70 millones de dólares. Hay que calcular 5 millones de dólares desde el año ’99 y ver cuánta plata sería, trasladados al 2024. Es un número demasiado grande”, afirmó.
Respecto de la posibilidad de reflotar el proyecto, dijo que “es muy fácil traer aviones, lo difícil es tener las rutas, más en un país donde nunca se intentó la política de cielos abiertos, que es necesaria. Hoy tenemos un monopolio en una provincia aerodependiente”.
“El año pasado presentamos el recurso para que nos devuelvan las rutas, pero nunca nos contestaron. Este año se volvió a solicitar un pronto despacho y estábamos por iniciar la parte judicial pero recibimos algunos llamados del gobierno nacional, que está interesado en nuestro proyecto. Creo que es un proyecto muy viable y veremos qué sucede. Si no tenemos respuesta por la vía administrativa, vamos a seguir por la vía legal como corresponde”, aseveró.
“La empresa nunca murió. Lamentablemente después del cierre del año 2000 caímos los hijos también, porque todos trabajábamos con mi padre y tuvimos que salir a hacer nuestro propio rumbo, pero ninguno dejó de acompañar a mi papá. Tenemos un montón de opciones pero siempre dependemos de que le devuelvan las rutas a la empresa. Esperamos conseguir que Kaikén vuelva a volar”, deseó Juan Valls.
“En todos estos años desde que cerró Kaikén tuvimos mucho apoyo de las agencias de viaje de acá y de fuera de la provincia. Ellos tenían ingresos por venta de pasajes muy importantes y luego tuvieron que salir a buscar otra cosa para vender. Hemos tenido muchos llamados de empresas de afuera, sobre todo empresas que venden aviones y siempre el ofrecimiento está”, dijo.
Formador de profesionales
Valls también dio cuenta de los profesionales que se formaron en la empresa. “Kaikén fue formador de pilotos a nivel nacional y muchos pilotos venían a hacer sus primeras experiencias a Kaikén. Hoy están como comandantes en Aerolíneas y hay pilotos que vuelan en Europa. Inclusive hay pilotos locales, como uno de los comandantes de Austral, que se formaron en Kaikén”, subrayó.
Como mensaje final, instó a “no bajar los brazos, si uno cree en estas cosas y está convencido, hay que pelearla siempre. A veces somos Don Quijote contra los molinos de viento pero es parte del contexto de país que tenemos, donde no es fácil progresar para un privado. Está todo muy armado para que sea el doble de difícil que en otros lados. Al privado le ponen trabas para todo y cualquiera que quiera emprender lo sabe. De hecho llegamos a esta situación por no querer aceptar las reglas de juego que el peronismo siempre impuso en este país, que era pagar para poder hacer algo. Lo viví en carne propia y es triste que en un país pasen estas cosas. Tengo la esperanza de que ahora que soplan nuevos vientos nos vaya un poco mejor. Si le va bien al país, nos va bien a todos nosotros”, concluyó.