El biólogo, filósofo, investigador del CONICET, activista medioambiental y profesor universitario en la Universidad de Buenos Aires, Guillermo Folguera, estuvo en la provincia participando de diversas actividades; entre ellas una nueva edición del Atlanticazo. Se refirió a las consecuencias de la explotación petrolera offshore, los extractivismos, los agrotóxicos y la agroecología, entre otros temas vinculados.
Río Grande.- Guillermo Folguera, biólogo, filósofo, investigador del CONICET, activista medioambiental y profesor universitario en la Universidad de Buenos Aires, quien pasó por las ciudades de Ushuaia y Río Grande, para participar de distintas actividades y ser parte del Atlanticazo, dijo que su presencia las tareas realizadas con la Asamblea Comunidad Costera como parte de la Red de asambleas, sirvió para “por un lado, recordar la resistencia social en torno a uno de los proyectos más claramente de despojo que se han montado en nuestro país, en los últimos años”.
“Lo que significó el offshore en particular, como proyecto de extracción de hidrocarburos en aguas profundas, y después todo lo asociado ya a otro tipo de proyecto, como puede ser el oleoducto, conectando Vaca Muerta con Las Grutas, cruzando gran parte de la Patagonia, y ahora ese barco que quieren montar frente a Las Grutas de licuefacción. Todo es un proceso de transformar los territorios no en lugares de vida, sino en lugares de despojo. Y Tierra del Fuego, para el resto del país, para los que venimos transitando los problemas socioambientales, es una de las provincias de las que menos se habla. Por eso también la importancia de estar aquí, poder escuchar, poder conectar con los problemas territoriales y acompañar, por ejemplo, en este 4, lo que significan las asambleas de Río Grande y de Ushuaia, en la provincia, diciendo que no a este proyecto”, indicó Folguera.
Después recordó que “justo ahora, en Tierra del Fuego, venimos de una situación en torno a estos proyectos muy clara. Hubo un derrame ahora en Cullen, no hubo información oficial, no hubo mención explícita. Yo hice una publicación en torno a este tema y fue muy interesante porque me escribieron en privado, gente cercana al gobierno, que no se presentó, desmintiendo. Digo, creo que estamos frente a una situación de reconocimiento en donde una parte muy importante de los extractivismos tiene que ver con el silencio, el silencio y la falta de información pública”, remarcó.
El especialista, dijo que se trata de “comprender que el extractivismo es un gran manojo de promesas. Promesas de récord de exportación, promesas de puestos de trabajo. Y lo que vemos en nuestro país es que nunca nuestro país tuvo tanta pobreza, tanta desigualdad social, tanta destrucción ambiental como en la actualidad. Por supuesto que a los extractivismos los podemos ubicar en 500 años, con la conquista de América en 200 años, con lo que significó la generación del Estado Argentino, de espalda a lo que eran todas las comunidades de los pueblos originarios y pisándolas, lo podemos ubicar en 50, en 75 años. Pero este último ciclo de extractivismo ha mostrado muy claro hoy con este 60% de pobreza lo que puede ofrecer”.
“A la hora de pensar alternativas, por un lado, lo que estamos tratando de multiplicar son proyectos que involucren la dimensión humana, que involucren la equidad social, el bienestar ambiental. Sabemos con qué hacerlo, se sabe de formas de agroecología, como la actividad que se realizó en Tolhuin, proyectos de ganadería que tienen otro vínculo con el ambiente, proyectos de apicultura. Hay un montón de proyectos que involucran, por supuesto, otros objetivos y son esos, de alguna manera, los que intentamos fomentar”, concluyó.
Respecto del acceso a la información, indicó que “justo ahora tuvimos una visita a la empresa Tecnomyl, que está acá unos 10 kilómetros más o menos, y es muy impactante por un lado la falta de reconocimiento en cuanto a la obligación básica de dar información. Después, en el caso gubernamental, y voy a ser claro en esto, no hay ningún tipo de formación para estar en esos puestos. Me han tocado varias entrevistas y varios vínculos directos con gente responsable, por ejemplo, de desechos químicos, no solo en el área de hidrocarburos, también en el área de agronegocios y en el área de megaminería, y hay un desconocimiento casi total de los efectos socioambientales involucrados. Y en el caso de las corporaciones, hacen su negocio. Las corporaciones que básicamente se dirigen a maximizar sus ganancias, tal como queda explícito ahora con el régimen de incentivo a las grandes inversiones, tienen la intención de dejar la menor cantidad de impuestos y bajo ningún punto de vista dedicar recursos a evitar los desastres ambientales”, concluyó.