Este fin de semana se realizó el Seminario “La defensa de la Base Aeronaval de Río Grande en el Conflicto del Atlántico Sur”, donde cuarenta ex conscriptos y personal de suboficiales que participaron en el año 1982, relataron en primera persona sus vivencias.
Río Grande.- Los expositores estuvieron acompañados por sus esposas e hijos y vinieron desde la provincia de Buenos Aires, Mendoza, Corrientes, Entre Ríos, San Juan, La Pampa, Capital, Neuquén y Santiago del Estero.
Cabe destacar que la Armada Argentina, junto al Municipio de Río Grande, encaró esta iniciativa de preservar estos búnkeres y construcciones defensivas utilizadas en el Conflicto del Atlántico Sur.
El seminario, que fue dictado por el Jefe de esta base, Capitán de Navío Daniel Balboni, forma parte del proyecto de restauración y puesta en valor de los bunkers que se utilizaron en el Conflicto del Atlántico Sur en 1982. Durante el fin de semana los protagonistas recorrieron algunos de ellos y sus antiguas posiciones tanto en la Base Aeronaval como en la estancia María Behety, lugar de despliegue de las unidades de Infantería de Marina.
Allí estuvieron en el galpón de esquila, sector donde dormían, y pudieron apreciar distintas inscripciones que realizaron en aquella época en los tablones de los corrales.
Sus relatos fueron desde el corazón y el alma, el enfoque que se le dio al seminario fue desde la verdad de sus sentimientos, verdades puras, sinceras y transparentes, las cuales se pudo percibir en los ojos de cada uno de ellos como en sus lágrimas.
Los conscriptos Daniel Echegaray y Jorge Rodríguez, provenientes de San Juan, regresaron a su bunker después de 36 años y comentaron como era vivir en ese momento con 22º bajo cero y eran 20 los que vivían dentro. A pesar de los casi 40 años desde que fue construido su estado de conservación es muy bueno, se encontró varias botellas de gaseosas descartables, eran de las primeras que se distribuían en el país, y comentó que se las repartían con un pebete de jamón y queso a las 10 de la mañana. Los conscriptos mencionaron que actualmente mantiene contacto permanente con 7 de ellos, que se consideran hermanos del alma, siendo el cabo primero de aquella época el hermano mayor.
El ex cabo segundo Tomás Reyes, proveniente de Corrientes, mencionó que después de varios días de recorrer la Base e ingresar al hangar aeronáutico donde normalmente trabajaba, se reencontró consigo mismo y le trajo una gran paz interior y serenidad. A lo largo de toda la semana, Tomás alias “Miyagi”, nos acompañó con sus sabidurías de origen guaraní.
El conscripto Gustavo Sékula de Buenos Aire y Juan Barreto de Corrientes también regresaron a su antiguo bunker y recordaron anécdotas sucedidas durante su estadía allí.
Por su parte, el conscripto Alejandro Motilla explicó cómo se desplazaban de un sector a otro en el inmenso galpón de esquila, dividido por decenas de pequeños corrales, caminando por sobre un estrecho tablón de 20 cm de la parte superior del cerco de los corrales. Estos viejos conscriptos de más de 50 años volvieron a usar aquella técnica demostrando sus habilidades como experimentados equilibristas.
Pero a Alejandro le faltaba algo, encontrar su antigua posición denominada OJO, y 36 años no son pocos donde la estepa patagónica es igual en todo lados, se le notaba la ansiedad y las ganas de encontrarlo, recorrimos varios kilómetros por la ruta de ripio y un cruce de caminos con una señal de tránsito comenzó a orientarlo. Y el conscripto Edgardo Fanaro, que había realizado la conexión telefónica en aquel momento lo vio. El desborde y mezcla de llanto y alegría fue contagiada al resto del grupo. El paso del tiempo había hecho lo suyo, el techo estaba caído y estaba la vieja estufa construida con tachos de combustible de 200 litros. Por supuesto que Alejandro se llevó unos restos de una madera, que allá en 1982, sirvieron para darle abrigo de los fuertes y fríos vientos australes.
No faltaron lágrimas en ninguno de ellos, algunos volvieron a encontrarse con el joven y valiente soldado de 18 años que habían dejado en esa posición o bunker.
Un trabajo científico respaldó el proyecto
Cabe destacar que este seminario contó con el trabajo previo de una arqueóloga que recorrió a principios de septiembre de este año, los bunkers de la Base Aeronaval Río Grande.
Se trata de la arqueóloga Vivian Scheinsohn, quien capacitó al personal acerca de la clasificación del material encontrado y orientó en la conservación y en la preservación de las instalaciones.
La diplomada científica inspeccionó los bunkers y construcciones defensivas utilizadas en el Conflicto del Atlántico Sur.
La gran mayoría de los bunkers fueron construidos con troncos de lenga entre 1979 y 1980, en tanto que otras instalaciones fueron construidas de manera improvisada y con los elementos que se encontraban disponibles en 1982.
La Armada Argentina, junto al Municipio de Río Grande, tuvo a su cargo el reacondicionamiento y puesta en valor de la Central de Operaciones de Combate, sitio histórico y lugar donde se planificaron las operaciones aéreas navales contra la flota inglesa.
La arqueóloga Vivian Scheinsohn capacitó personal de la Base Aeronaval Río Grande acerca de cómo efectuar la clasificación del material encontrado y orientó en la conservación y en la preservación de las instalaciones utilizadas en dicho período.
Vivian Scheinsohn es investigadora del Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano (INAPL), del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y docente de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.
Para mayor información, los interesados pueden tomar contacto con el Capitán de Navío Daniel Balboni, vía mail a debalboni@ara.mil.ar