Los propietarios de la estancia Harberton dieron a conocer dos propuestas alternativas que presentaron al gobierno, con una variación mínima de la traza para no afectar los yacimientos arqueológicos, a cambio de una cesión gratuita de las tierras, pero no fueron aceptadas. Admitieron su sorpresa ante la ley de expropiación que se aprobó el jueves pasado, y ahora esperan que la gobernadora los reciba para explicar la situación. “Esto no es cuestión de plata, porque no hay plata que pueda pagar el daño que van a hacer si hacen la ruta actual”, sostuvo Abby Goodall.
Río Grande.- Los propietarios de Harberton, Abby Goodall y su esposo Ricardo Lynch, mantuvieron una comunicación desde la estancia con Radio Universidad 93.5, para dar a conocer las propuestas que habían elevado al gobierno, donde planteaban la cesión gratuita de tierras para la apertura del corredor costero del Canal de Beagle, con mínimos cambios en la traza para preservar los yacimientos arqueológicos del lugar.
En primer lugar se les consultó si hubo algún contacto del gobierno previo a la licitación de la obra, y aseguraron que se enteraron “por el mensaje de una sobrina” que iban a realizar esta ruta. “Empecé a buscar en redes sociales a ver qué había, luego se acercó a la estancia gente de gobierno y las primeras reuniones estuvieron bastante bien, la primera vez que vinieron fue el 30 de enero de este año. Estuvo el ministro Álvarez, el ministro Vázquez y Olaf Jovanovich, en distintas oportunidades. Les explicamos que no teníamos ningún problema en que la ruta atraviese Harberton, y de hecho en este momento hay una ruta que va de punta a punta, de libre tránsito, en tierras que pertenecen a la estancia y no están alambradas, así que la circulación es libre”, dijo Abby Goodall.
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Planteó que, con la traza actual, el problema surge porque “hay que cercar de ambos lados. La reglamentación dice que son 25 metros de ambos lados de la ruta, y lo que más nos preocupa es que la ruta actual pasa por medio de yacimientos arqueológicos muy importantes para Tierra del Fuego”.
Por esta razón habían elaborado dos propuestas alternativas, que no se tuvieron en cuenta, hasta que sin previo aviso se encontraron con la expropiación.
Se les preguntó si fueron convocados al plenario del pasado miércoles que se realizó en la Legislatura, donde se presentó el proyecto de expropiación cuando todavía no tenía estado parlamentario. “Fue una sorpresa tremenda, porque con el gobierno había quedado todo en un paréntesis. Ellos no aceptaban ninguna de las dos propuestas de cambio de traza que habíamos hecho. Desde acá no podemos escuchar las radios de Ushuaia, no llega la televisión y lo único que llega es televisión chilena, así que no nos podemos enterar mucho de las noticias. Cuando me enteré de este proyecto, desesperada me senté a escribir una carta a los legisladores, mandamos mails pero volvieron rechazados, entonces imprimí casi 30 copias con las dos propuestas de traza y nos fuimos a Ushuaia. No esperaban que estuviéramos ahí, y por suerte nos dieron la posibilidad de hablar”, dijo del plenario de comisiones.
Un sendero hecho ruta
Recordó que “la estancia es de 1886 y en la zona de Cambaceres es donde se estableció uno de los hijos de Lucas Bridges con vacunos. Los animales marcaron ellos mismos sus senderos para llegar al río a tomar agua, a la playa, porque en invierno lo único que tienen para comer son algas que están en las playas. A lo largo del tiempo la estancia fue mejorando esos mismos senderos que eligieron los animales para hacer los caminos de acceso. En el año ’78, por problemas limítrofes que todos conocemos, el ejército hizo la ruta hasta estancia Moat y se basó en los mismos senderos que usábamos nosotros para sacar la hacienda”, explicó de la traza actual.
“Estos senderos pasan por arriba de sitios arqueológicos y, mientras que pase el ganado, comen el pasto por arriba pero no hacen daño a lo que está bajo la tierra”, dijo, no así cuando se prevén tareas de ensanchamiento, banquinas y cercados, que pasarían por encima de estas reservas protegidas por ley.
Harberton vive de la actividad ganadera, pero esencialmente del turismo que va a visitar un lugar emblemático, donde se asentaban los yámanas. Tiene 20 mil hectáreas, “es un lugar muy visitado por gente de todos los lugares del mundo, que viene por tierra, por catamarán, y algunos vienen por helicóptero”, señaló Goodall.
“Esto perjudica porque es un patrimonio cultural -remarcó su esposo-. Uno busca el impacto menor y en este caso nos sorprende porque el impacto es fácilmente evitable en su totalidad, por eso creemos que hay un problema de entendimiento más que nada”, manifestó.
“Uno no puede oponerse al progreso y el paso tiene que ser a través de Harberton, por eso estamos dispuestos a ceder la tierra, por eso cuesta entender esta ley -de expropiación- porque nuestra postura es totalmente flexible”, afirmó.
Lo cierto es que el jueves se aprobó la expropiación sin tener definida la traza y “ahí está el problema porque uno cede, pero tiene que saber lo que cede”, observó Lynch.
“Sabemos que la traza actual va a generar daños irreversibles y ahí es donde planteamos ceder la tierra, pero no por ahí. No está hecho el estudio de impacto ambiental pero todos los sitios arqueológicos están documentados en el CADIC, no es nuestra palabra solamente, por eso no entendemos la postura negativa y que planteen que la traza va a ser la que está marcada actualmente. Eso nos puso en un brete sin salida y por eso no pudimos avanzar”, sostuvo.
Del total de 132 kilómetros del camino costero, por la estancia pasarían 30 ó 32 kilómetros. Además de invadir los yacimientos arqueológicos, además “esto impacta tremendamente a la ganadería, y hay que entender la geografía de los lugares. La estancia Harberton perdió la posibilidad de tener ovejas por los perros asilvestrados, y al volcarse únicamente a la ganadería bovina tiene muchas más limitaciones, sobre todo con la altura de los campos, las pendientes y los turbales. Por eso defendemos tanto el daño que nos hace en materia ganadera, porque los lugares que nos quedan disponibles son muchísimo menores. No queremos perder el derecho a seguir teniendo esta actividad, que es nuestra tradición y tiene un arraigo histórico enorme en este lugar”, señaló, teniendo en cuenta que el cercado dejaría una parte de la tierra sin acceso al agua.
Carta a Bertone
Se les preguntó si han intentado reunirse con la gobernadora Bertone, y Abby Goodall adelantó que trabajan “en una carta parecida a la que escribimos a los legisladores para pedir una audiencia con ella y poder explicarle. Lo que proponemos no es nada descabellado, porque no estamos en contra. Es más, una ruta importante nos puede llegar a beneficiar turísticamente, pero nosotros defendemos nuestra historia, el origen de Tierra del Fuego y no quisiéramos cambiar eso”.
“Ni siquiera hablamos de vender -remarcó-. Nosotros cedemos gratuitamente el terreno para hacer la ruta. Esto no es cuestión de plata, porque no hay plata que pueda pagar el daño que van a hacer si hacen la ruta actual, cercada a 25 metros de cada lado. No hay plata que lo pueda pagar”, enfatizó.
Ratificó que desde el inicio, y tal como lo hicieron en su momento, están dispuestos “a la cesión gratuita de las tierras si aceptan cualquiera de las trazas que proponemos, o una similar propuesta por ellos, pero que no nos dañen productivamente como estancia ni dañen los sitios arqueológicos de la costa, que está minada de yacimientos arqueológicos. Hay que hablar con los científicos del CADIC, con Ernesto Piana que estuvo hablando con los legisladores, y ellos pueden explicar. En bahía Cambaceres hay un lugar que tiene 7.800 años de antigüedad. Es lo más antiguo que hay en Tierra del Fuego. Queremos alejar la ruta porque hay gente que, por más que haya leyes que protegen los yacimientos, no lo entiende y van a ir a excavar. Arqueológicamente eso es un desastre”, sentenció.
También cifró expectativas en poder hablar con la empresa Gancedo, adjudicataria de la licitación. “Si existiera esa posibilidad, sería fantástico, y cuanto más podamos explicar esto, mejor”, dijo.
“El miércoles 18 nos aparecimos por sorpresa en el plenario y la verdad fue maravilloso el silencio que se hizo cuando me puse a explicar el problema que tenemos y la propuesta. Me escucharon las 40 ó 50 personas que estaban en ese salón. La población en general no sabe esto. Nosotros no estamos en guerra ni en contra de nadie, queremos que entiendan que, si se hace esta ruta ampliada, con sus banquinas, con sus cercos, se va a destruir algo que nunca más se recupera. Lamentablemente la ruta que está ahora ya pasó por sitios arqueológicos, pero al hacer banquinas y cercados se sigue destruyendo. Esta es una oportunidad de oro para cambiar las cosas y hacerlas bien, pasando por el lado norte de las lomas, con lo que se acorta un poco la ruta”, aseguró.
Ricardo Lynch precisó que “nuestra traza son más o menos ocho kilómetros de variación y se endereza un poco pero no alarga definitivamente la ruta”, con lo que no habría mayores costos.
Lamentó el apuro del gobierno para avanzar sin analizar estas cuestiones: “Entiendo que hay una necesidad de la provincia de generar fuentes de trabajo e inversiones que muevan la economía. Esto lo apoyamos y lo compartimos. Acá hay un simple malentendido y algunas cosas se pueden cambiar. Nos quedó la sensación de que en los ámbitos políticos siempre hay intereses mayores, siempre cosas por atrás. Nosotros fuimos con un planteo sencillo y totalmente genuino”, expresó.
Sobre los pasos a seguir, dijo que les gustaría “poder entendernos con el gobierno y llevarles nuestra gran preocupación. El diálogo sería lo mejor para todos, porque la ruta tiene 132 kilómetros y hay que cuidar toda la extensión. Nos interesa que se preserve lo más posible y queremos aportar con diálogo y darles más información”.
Lynch apuntó que la estancia está comprendida dentro del tramo II del proyecto, que “abarca la estancia Harberton y la estancia Moat, y la ruta ya está abierta. Puede haber alguna modificación de traza y mejoras como los cercos perimetrales. El tramo I y III son de apertura desde cero y es un desafío muy grande. En el tramo III hay mucha turba y algunas partes de roca. Hacer un camino sobre terreno de turba es bastante costoso y requiere de mucho movimiento de suelo. En el tramo I hay sitios donde hay que hacer voladura de roca y, por la geografía del lugar, que tiene mucha pendiente, no es muy sencillo tampoco”, observó.
Abby Goodall espera tener lista la carta a la gobernadora “los primeros días de esta semana. Ya salió en varios medios la carta que escribimos a los legisladores, y queremos expresar desde lo más profundo del corazón lo que sentimos, a ver si lo pueden llegar a entender”.
La instancia judicial
Se les preguntó qué camino pueden seguir, si hay perjuicio para la estancia y el gobierno no revisa la traza, y si analizan la instancia legal que podría paralizar la obra. “Como fueguinos, no nos sirve a nadie que esto se frene y genere costos por reclamos”, dijo Lynch, y advirtió que va a haber “permanentes frenos a la obra porque toca sitios arqueológicos protegidos. Eso ya está reglamentado y también tenemos esa preocupación, porque la provincia necesita que la obra vaya para adelante”.
“Esto no es un capricho, no es por plata, sino que queremos evitar que se cometa un error que es para toda la vida. Yo sería la persona más feliz del planeta si la gobernadora viene a Harberton, nos subimos a la camioneta y podemos ir a cada uno de estos puntos a mostrarle en el lugar. Es importante que vengan y vean en el lugar, que es la única forma de que entiendan”, sostuvo Abby Goodall y planteó que “si expropian, tienen que pagar, y esto no es por plata. No quiero hacer algo económico con este tema de la ruta. Yo soy quinta generación y mis chicos sexta generación. Son seis generaciones que han cuidado esta tierra de una forma invaluable”.
“La familia está en la isla hace más de 140 años y no está ni con ganas de irse ni de arruinar sus recursos. Hay que tener en cuenta el día a día pero también el futuro, y cuidar los recursos turísticos. Tenemos ambientes naturales muy lindos todavía y tenemos que cuidarlos. No es necesario que el impacto de la civilización los destruya, porque pueden convivir. Con un poco de orden y cuidado, todo puede convivir perfectamente”, concluyó Lynch.