Con una baja de ventas de un 50% respecto del 2017, el empresario Eligio Lovera estimó que podrá resistir 180 días más y, si no hay cambios, deberá cerrar dos de los tres locales que tiene en Río Grande. Si bien planteó su situación personal, es común a muchos comercios de la zona norte y el resto del país, por una política que alienta apostar a la renta financiera en lugar de invertir en sectores productivos. Lovera afirmó que entre comisiones de tarjeta por planes en cuotas y comisiones por canje de valores no sólo se elimina la rentabilidad sino que hasta terminan poniendo plata por cada producto vendido. Tiene la esperanza de que la gente pueda optar por otra alternativa para salir de esta crisis sin precedente, convencido de que está demostrado que Macri no es la receta. Con un cartel donde advierte que “nos fundimos”, le ‘agradeció’ al presidente esta crisis terminal.
Río Grande.- El empresario riograndense Eligio Lovera decidió montar un cartel en el frente de uno de los tres locales que tiene en esta ciudad, donde advierte que se está fundiendo, pone en venta mercadería con un 30% de descuento, y le agradece al presidente Macri esta crisis.
Por Radio Fueguina, aseguró que decidió hacerse un chequeo de salud “para aguantar todo lo que se viene. Me estoy preparando física y psíquicamente para soportar esto, porque no es para cualquiera”, dijo, en medio de una encrucijada que lo llevaría a cerrar dos de sus tres locales de venta.
Se trata de comercios tradicionales de la ciudad, como Enjoy y Jett Importación. “Hace 27 años que existe el negocio y, a este ritmo, en 180 días debería achicar y quedarme con uno, de los tres locales. El trabajo no es premiado en la Argentina, por lo menos el trabajo de las pymes, del comercio. En el 2000 tenía 14 empleados y hoy en 2018 tengo 25 empleados como tiene que ser, con todo en blanco, pero la venta bajó el 50% comparado con el 2017, los costos suben, las tarifas, todas las cosas, menos las ventas”, manifestó.
Apuntó contra las altas tasas que, por un lado les vedan el acceso al crédito, y por otro desalientan las inversiones. “Hoy el banco nos cobra un 63% anual por un préstamo y es más difícil endeudarse. Si te endeudás, te fundís, y si no te endeudás y no tenés capital, ya estás fundido. Nosotros tenemos capital de trabajo y podemos pasar 180 días. La gente que tengo tiene la camiseta puesta y no nos vamos a fundir en serio, pero nos fundiremos casi a la mitad. Vamos a tratar de no cerrar”, confió.
“Para solucionar esto, la idea es que nadie consuma nada, que yo no consuma nada, que nadie en la Argentina consuma”, propuso, a modo de boicot para darle un giro a la política nacional, que favorece la especulación y no el trabajo: “Si yo no hubiera comprado mercadería, tendría 20 millones de pesos en el banco, y por eso me dan más de un millón de pesos de interés, quedándome en mi casa. Yo que hice hasta sexto grado me doy cuenta de lo que pasa, y cómo no se van a dar cuenta los expertos de que nadie va a venir a invertir a la Argentina”, planteó.
“No veo que el gobierno nacional diga que se va a ocupar de que no cierre ninguna empresa, ninguna pyme, y no estoy pidiendo que me den dinero para que no trabaje, sino que me den la posibilidad que teníamos antes de invertir y mantener la fuente laboral. Cuando no despedías a nadie, antes te daban crédito al 9,99% anual para poder agrandar tu negocio y devolver el dinero al banco. Yo tomé ese crédito y crecí con ese crédito, y los cancelé todos”, recordó.
“Hoy tenemos un país para ricos solamente. No es un país para un emprendedor como yo, para los que pensamos trabajar y tomar crédito. Debería existir un montón de emprendedores, que tengan su tiendita, que vendan autos, bicicletas, poder alquilar un local y habilitar su comercio, pero hay que incentivar a los emprendedores. Si vas al banco y la tasa de interés es del 63%, ¿qué negocio va a dejar esa plata?”, se preguntó.
Desaliento general
Consultado acerca de la posibilidad de unirse los comerciantes junto con la cámara, no ve muchas alternativas que lleven a una solución, frente a una política nacional tan marcada. “Hay unión en el comercio y estoy convencido de eso, pero lo que pasa es que la situación no nos da tiempo para reunirnos, porque estamos haciendo un curso acelerado para subsistir. Estamos llevando una piedra en la espalda y no podemos ir a una reunión sabiendo que a los demás también les está yendo mal. Hay un negocio que tenía 25 ó 30 años de antigüedad, como Mundo Muebles, y no cerró porque los dueños no lo saben manejar, sino porque no tienen ventas. Han cerrado negocios antiguos, como Montecarlo, que no tiene ventas y no puede mantener a la gente. Si no tenemos ventas ¿para qué nos vamos a reunir y qué vamos a decir? Una pyme no tiene la fuerza de una gran empresa que deja mil personas en la calle y plantea un procedimiento preventivo de crisis. Yo con diez o veinte personas, no existo. Cerramos y a nadie le importa”, lamentó.
“Yo me preocupo cuando una fuente laboral se pierde y todavía no despedí a nadie. Espero no tener que despedir, porque estoy seguro de que debe haber otra forma para manejar la Argentina, no creo que esta sea la única forma ni que el presidente actual vaya a arreglar todo”, remarcó.
Respecto de las perspectivas para 2019, dijo que “siempre soy muy positivo, aun en los peores momentos. Será por la pobreza que tuve, porque hasta los 15 años estaba descalzo. Soy sumamente positivo porque los cambios en democracia se dan por una votación, y cuando uno renueva la votación tiene esperanza. Menos mal que es cada cuatro años, porque si fueran ocho años estaríamos todos deprimidos. Yo tengo esperanza de que va a ser mejor y, si en enero o febrero suben las ventas, la gente vuelve a tener crédito y bajan las tasas, por supuesto no va a ser por el pedido de los comerciantes”, dijo, avizorando alguna mejora por el año electoral.
Insistió en que debería avanzarse con un gran boicot, porque “si no comprara nadie, esto se solucionaría más rápido, pero no tenemos la conducta de otros países para hacer esto. Lo que hay que hacer es un boicot al consumo de todo, no hay que comprar nada por tres días. Alguien tiene que proponer esto, porque si la gente compra, venden caro, con una tasa al 7% mensual. Este boicot nos perjudicaría momentáneamente pero después va a ser beneficioso. Prefiero morir como revolucionario y no vivir como esclavo, y mi vida está en este contexto”, señaló.
Sobreviviendo
El empresario expuso cierta resignación en la cual la gente se va conformando con que el sueldo les alcance para comer. “Es triste para mí que haya gente que diga que por lo menos come, porque el trabajo es para tener una mejor vida, para comprar una casa, un auto, para tener algo. No se puede trabajar solamente para comer o estar contento porque el estado les lleva la bolsa de comida. No creo que la gente esté feliz con eso”, subrayó.
“Yo no quiero ser el más rico de la cuadra, sino volver a la situación normal que siempre tuvimos, y hay que preparar a la gente para que el otro no lo tome de tonto”, advirtió sobre las promesas electorales que vendrán.
Volvió sobre el modelo especulativo, que ha arrasado con la producción y las fuentes laborales, y lo seguirá haciendo de seguir este rumbo: “El que tenía algo de plata porque lo indemnizaron, vende un auto y pone la plata en el banco, con un millón de pesos tiene 70 u 80 mil pesos más por mes, mientras que en el trabajo cobraba 25 mil pesos. No puede ser que se gane más sin trabajar, porque nadie va a invertir así. La gente tiene que saber todo esto que está ocurriendo”, enfatizó.
“Nos dicen que nos han puesto las cloacas, el agua y el pavimento, pero la gente necesita más que eso, necesita tener trabajo, ganarse su salario y poder gastarlo. Yo hace 42 años que estoy en la provincia y pienso que la gestión no está mal, porque paga los salarios en tiempo y forma. Seguramente se puede mejorar pero no sé cuánto de déficit o superávit tiene, porque no estoy en la administración pública. Como comerciante opino que está bien pagando los salarios, los contratos que tiene, que no se atrase con las obras y que se hagan bien, pero no tiene que seguir poniendo gente en el estado”, recomendó.
El cartel de la polémica
El cartel que colocó en la vidriera tuvo repercusión en las redes sociales y trascendió a medios de fuera de la provincia. Lovera admitió que no pensaba generar este revuelo. “De ninguna manera podía pensar lo que podía ocurrir. Se me ocurrió hacer un cartel rojo con letras blancas que diga que nos fundimos, con un 30% de descuento en efectivo, débito o un pago, y abajo puse ‘gracias Gato’. No pensé que iba a tener tanta repercusión. Sigo pensando que la Argentina tiene un gran futuro aunque el presidente no es muy bueno, es un país millonario y no deberíamos tener miedo de perder nuestro trabajo. Estamos todos con miedo de perder el trabajo y es muy feo. Siempre va a haber gente que no está conforme con lo que hacemos”, dijo, respondiendo a algunas críticas recibidas, y apuntó contra el desconocimiento en general de lo que pasa hoy con un comercio. “La tarjeta se queda con un 25% de comisión, porque nosotros vendemos en 24 cuotas; y me dan un cheque a 7 meses; y si quiero vender ese cheque me sacan el 43% más. Por lo tanto me sacan un 68% en total; es decir que si vendo una cocina en 10 mil pesos, me están pagando 3.200 pesos. Eso es lo que me queda y el costo de la cocina es de 3.500 pesos, o sea que pago 300 pesos para que se la lleven de mi local. Esta es la respuesta para los que dicen que vendemos muy caro. Yo tengo 64 años y desde los 11 años estoy comprando y vendiendo en la calle. No puedo enojarme con las personas que opinan en contra, pero esto es lo que pasa”, ratificó.
En cuanto al cierre de los locales, se tomará un breve tiempo de espera. “Me llevó 42 años hacer todo lo que hice, y le digo a mis colaboradores que no nos vamos a entregar, que vamos a resistir”, concluyó.