La Policía Científica de Tierra del Fuego cuenta con el único registro de pisadas de la Argentina, con una base de datos de más de 10.000 suelas de calzado; colaboran con sus peritajes en el resto del país.
Río Grande.- Durante la investigación del homicidio del empresario Leonardo Espósito, asesinado en un robo en su casa de Bernal el 7 de enero pasado, la policía bonaerense desplegó una serie de allanamientos por la zona sur del conurbano. Buscaban una prueba concreta: dos pares de zapatillas, unas Adidas Ultra Boost Ungest y unas Nike Air Pegasus 27. Los investigadores estaban literalmente tras las huellas de los asesinos.
¿Cómo obtuvieron esa información? Un día después del crimen, peritos de la Policía Científica levantaron huellas de pisadas en la casa de Espósito. El fiscal del caso, Leonardo Sarra, envió esos rastros que habían dejado los ladrones al Banco de Huellas de la Policía Científica de Tierra del Fuego. Pocos días después, Sarra recibió resultados concluyentes.
Con esos datos, sumados al material fílmico recogido en la zona del homicidio, el fiscal tuvo suficientes elementos como para pedir el arresto de tres sospechosos. En dos de los domicilios los investigadores encontraron las zapatillas buscadas. No había impresiones digitales en la escena del crimen, pero las pisadas delataron a los homicidas.
En la Argentina, solo un gabinete pericial cuenta con la capacidad de poder resolver delitos con esa poco explorada técnica.
«Tenemos una base de datos de alrededor de 10.000 modelos de calzado. Todas, en material fotográfico. Nos mandan las imágenes que se obtienen en las escenas del crimen. A partir de eso las calificamos en función de las figuras geométricas que conforman el diseño de la pisada. Luego se analiza la suela del calzado y cotejamos en nuestra base de datos», contó a La Nación el comisario inspector Oscar Alfredo Barrios Kogan, de la Policía Científica de Tierra del Fuego.
El Banco de Huellas de Pisadas es el único que funciona en el país. Barrios Kogan relató: «Empezamos a armar esta base de datos en 2004. Se fue conformando porque en nuestra región no obteníamos éxitos con el levantamiento de huellas papilares [dactilares]. Aquí, por tener un clima subpolar ártico, andar con las manos enguantadas es natural. Así que, en cierta manera, esos resultados infructuosos nos llevaron a tener que valernos de alternativas, y fue entonces cuando buscamos seguir e identificar los rastros de pisadas. La base de datos la nutrimos de varias formas. Por un lado, a cada sospechoso arrestado se le toman fotografías de su calzado; también vamos a los comercios para conseguir imágenes de las suelas de los modelos nuevos, algo que también buscamos en internet».
La base de información del Banco de Huellas de Pisadas funciona en la provincia de Tierra del Fuego en los gabinetes de la división científica de Ushuaia, Río Grande y Tolhuin.
Los investigadores fueguinos detallaron que en esa provincia, en las escenas de los hechos, se enfocan obviamente en la búsqueda de indicios «papiloscópicos», como rastros palmares, dactilares y de pie desnudo, y de muestras biológicas, por ejemplo, de sangre, semen, pelos y saliva. Pero que gracias al aceitado funcionamiento de su laboratorio de huellas los peritajes también apuntan a encontrar rastros «de pie calzado, visibles, blandos o latentes».
Al respecto, el perito fueguino explicó que «las huellas latentes o invisibles se buscan con luz rasante y se aplican reactivos físicos para hacerlas visibles».
Un peritaje poco habitual
Barrios Kogan se lamentó de que «en la mayoría de las provincias los investigadores no están familiarizados con este tipo de peritaje» de huellas de calzado.
Para la policía de Tierra del Fuego ese tipo de análisis es sustancial. Tras el levantamiento de rastros en las escenas del crimen, los estudios apuntan a establecer la identidad de las personas relacionadas con el hecho cuando se encuentra el calzado, a exculpar a inocentes y a corroborar declaraciones de víctimas o de testigos.
«Luego de identificar el modelo podemos individualizarlo, porque gracias a la técnica de scopometría [relativa a la observación y la medición aplicadas a comparaciones de cosas con fines de identificación] analizamos, por ejemplo, si una suela tiene algo clavado o si está gastada de cierta forma por el uso, situación que se aclara en el informe que se envía a la Justicia. Todas esas pistas quedan representadas en la pisada. La suela es un sello: cuando caminás, sellás el piso», explicó Barrios Kogan.
Los peritos toman la huella en la escena, la miden y la documentan Los peritos toman la huella en la escena, la miden y la documentan Crédito: Policía de Tierra del Fuego.
Y agregó: «Nosotros identificamos el calzado, no a la persona. Esto, aunque no parezca, aporta certeza en una investigación. Porque no solo registramos las características de origen y de clase del calzado, sino también todos los ‘daños accidentales’ que fueron sucediendo sobre esa suela. Ese conjunto de cosas, al cabo, le da identidad a la pisada».
Según Barrios Kogan, el análisis de las pisadas ayuda a probar quién cometió un crimen o a establecer al menos una pista clara en dirección al responsable. Este tipo de peritaje puede vincular al sospechoso con la víctima o con la escena del crimen, como en el caso del asesinato de Espósito.
Ese no fue el primer peritaje de la división científica fueguina en un caso bonaerense. En 2015, el tribunal que condenó a Rubén Recalde, «el asesino serial de Junín», a cadena perpetua por un doble homicidio en esa ciudad, tuvo en cuenta, en el momento de la decisión, una huella de pisada encontrada en la escena del crimen. Coincidía con el calzado de Recalde, algo que se logró probar gracias al informe del equipo de Barrios Kogan.
«¿Qué diferencia hay entre allanar una vivienda en busca de un arma homicida y encontrar en un domicilio los calzados que estuvieron en la escena del crimen?», se pregunta Barrios Kogan. Él mismo responde: «El arma puede que no aparezca, pero cuando se encuentra el mismo calzado, se tiene al principal sospechoso».