La suba en los surtidores no se toma descanso y se potencia, para malestar incluso de los mismos empresarios que tienen a su cargo el expendio de naftas. Se completará la actualización de impuestos que quedó pendiente de marzo. A ese porcentaje se agregarán adicionales por el movimiento del crudo y el dólar.
Buenos Aires.- Por efecto de una actualización de impuestos que no llegó al precio en su totalidad con el incremento de marzo, y el ascenso que en las últimas semanas exhibieron el dólar y la cotización del crudo internacional, abril llegará con un nuevo aumento en los combustibles líquidos que se comercializan en la Argentina.
El incremento fue anticipado a iProfesional desde tres organizaciones diferentes que nuclean a los estacioneros de todo el país. Los voceros consultados coincidieron en que los valores se elevarán durante la primera semana del mes próximo, y que dicha suba no será menor al 4%.
De aplicarse ese ajuste, el precio del litro de nafta súper en la Ciudad de Buenos Aires superará por primera vez los 40 pesos -si se toma como referencia los valores de la estatal YPF-, mientras que la misma unidad de premium trepará a los 46,28 pesos.
El diesel estándar, en tanto, aumentará a 37,67 pesos el litro, mientras que el gasoil de mayor refinamiento rozará los 44 pesos.
El aumento en cuestión, señalan con gran preocupación los estacioneros, llegará en el peor momento de la comercialización de los últimos cinco años. Con el cierre de marzo, según consignan los empresarios de la venta de naftas, se completarán 6 meses de resultado negativo en lo que hace a la venta de combustibles.
Los titulares de estos establecimientos reconocen que este nuevo ajuste será sumamente negativo, dado que muchas empresas operan en rojo. Referentes de entidades como CECHA, la confederación que integra a los expendedores, señalan que desde septiembre de 2018 a hoy, el sector sufrió una caída de las ventas de 120 millones de litros mensuales en promedio.
«Las estaciones de servicio están vendiendo unos 160.000 litros menos al mes frente a los niveles de septiembre. Para funcionar bien en términos económicos, los puntos de venta deben comercializar algo más de 300.000 litros en el mismo lapso. Pero hoy la mayoría vende menos de la mitad de lo que se requiere para sobrevivir», indicó a iProfesional Guillermo Lego, gerente de CECHA.
«Las naftas vuelven a aumentar en abril, en parte por la variación del crudo y del dólar, además de la cuestión de impuestos que quedó pendiente. Pero más allá de las causas, está claro que será muy negativo para el sector. La demanda está cayendo a niveles de hace cinco años y nada nos hace suponer que esto cambiará en breve. Con otra suba, los números van a empeorar», añadió ante iProfesional.
Suba complicada
Desde la federación de expendedores FECAC su presidente, Gabriel Bornoroni, también destacó que la suba que se viene profundizará el mal momento de los estacioneros.
En diálogo con este medio, comentó que las petroleras también enfrentan cambios en los costos y eso complica cualquier posibilidad de freezar los valores.
«El problema es la retracción del consumo. No sabemos a qué recurrir para vender más de lo que se puede. El inconveniente es que los aumentos de precios también afectan al estacionero, ya que debe pagar más por un combustible del cual está vendiendo cada vez menos. Hoy, la mayoría de las estaciones de servicio están operando por debajo del punto de equilibrio financiero», reconoció.
Bornoroni señaló que en el centro del país la merma en la venta promedia, desde hace al menos un semestre, una baja del 7% mensual. «La inflación y costos están complicando la caja de las estaciones de servicio. Ni hablar de la carga impositiva. El libre mercado hoy dificulta la posibilidad de llegar a una ecuación positiva», dijo.
También con operaciones en el interior de la Argentina, Raúl Castellano, referente de la cordobesa Cámara de Empresarios del Combustible (CECC), comentó a iProfesional que las dificultades que atraviesa el segmento de los comercializadores todavía carecen de gran visibilidad porque «la baja que se comunica de forma oficial es menor a la que se da en la realidad».
«La información que está dando Secretaría de Energía muestra una caída en las ventas que en las estaciones de servicio se asume mucho más profunda. El día a día es otro, es más difícil. En enero se notificó una caída de algo más del 3%, siendo que cualquier empresario hoy fácilmente habla de un 10%. No se está reconociendo el problema tal como es», expresó ante este medio.
La situación de los puntos de venta, anticipan las organizaciones, podría complicarse también durante el mes de abril por efecto de las nuevas paritarias.
El año pasado, los trabajadores del sector cerraron un incremento del 43 por ciento. Desde FECAC anticiparon a iProfesional que este año la negociación se ubicará por encima de esa cifra.
Castellano, de CECC aseguró que un punto de venta mediano tiene unos 10 operarios, y que el costo laboral mensual está en el medio millón de pesos.
«Si las estaciones hoy están empatando o perdiendo por los costos y la menor venta, la suba salarial empeorará aun más la situación financiera de estos establecimientos», especificó.
Problemas con las tarjetas
Por otro lado, se multiplican los empresarios que mantienen suspendidos los pagos con tarjeta de crédito. El argumento al que apelan los estacioneros para justificar la medida guarda relación directa con los plazos fijados por firmas como Prisma, emisora de la tarjeta Visa, para rendir las operaciones abonadas con este instrumento de pago.
Según los principales jugadores del sector, la liquidación cada 28 días establecida por el sistema les genera una fuerte pérdida de rentabilidad, dado que mientras esperan recibir esos fondos, les suben los costos.
Por eso muchos estacioneros ponen como condición para volver a habilitar los pagos con plásticos un recorte en los plazos de espera.
Del lado de las emisoras, sin embargo, no quieren ceder: argumentan que achicar ese «gap» de tiempo las colocaría en una situación de riesgo financiero. Y que el gran inconveniente, antes que el plazo de liquidación, es el escenario de inflación que no cede.
En ese tire y afloje, abundan los empresarios del expendio que sólo permiten los pagos con débito o efectivo. Incluso, desde CECHA alertaron que la negativa de las estaciones de servicio a aceptar que se abone con tarjeta seguirá acrecentándose durante los próximos meses.
«Son muchas las estaciones de servicio que sólo están tomando efectivo o pago con tarjeta de débito porque esto último es una obligación legal. Entendemos ese ‘descalce’ del que hablan las emisoras para justificarse, pero el sector vende a un precio y luego repone combustibles a otro. No se puede estar casi un mes esperando los fondos», enfatizó Lego.
Castellano, de CECC, también destacó las crecientes limitaciones a la hora de aceptar plásticos, aunque reconoció que la medida no es positiva.
«Suspender las tarjetas implica perder muchas operaciones. Pero son muchos los empresarios que prefieren perder ventas antes que tener que afrontar un costo mayor por la variación del precio del combustible en la reposición. Ya pasó que muchos esperaron esos 28 días y después tuvieron dificultades para volver a comprar», concluyó.