Es para dar certezas a la sociedad en medio de la crisis económica. Están al tanto Macri, Vidal y Rodríguez Larreta. Buscan una declaración conjunta; el objetivo es encapsular el efecto que tiene Cristina Kirchner en la oferta electoral.
Buenos Aires.- El diálogo sucede desde hace 15 días. El interlocutor por parte del Gobierno nacional es Rogelio Frigerio, el ministro político y quien mejor se lleva con el peronismo en la administración de Mauricio Macri. Por el lado del peronismo “racional” parlamentaron Sergio Massa, Miguel Ángel Pichetto y Juan Manuel Urtubey, todos pre candidatos presidenciales del espacio “Alternativa Federal”.
La intención de la charla fue elaborar un compromiso entre el oficialismo y la oposición para “dar certezas” a la sociedad en medio de la difícil situación económica y garantizar gobernabilidad, tanto para el tramo final del mandato constitucional de Mauricio Macri como para el próximo Presidente, que resulte elegido el 27 de octubre, fecha de las elecciones generales de este año.
En ambos campamentos se pasan la pelota: los dos bandos dicen que la iniciativa nació en la otra vereda. En el peronismo, para no aparecer como “dialoguistas” y condescendientes con el Gobierno del que son opositores y, justamente, en un año electoral. En la Casa Rosada, en tanto, señalan que la idea -y el punteo- surgió de los justicialistas, ávidos por mostrar responsabilidad y diferenciarse, así, del regreso confrontativo de Cristina Kirchner.
A Massa le serviría una respuesta de este tipo, a pocos días de haber dado una conferencia de prensa donde pidió «a todos sentarse en la misma mesa, desde Macri hasta Cristina».
La idea ya llegó a oídos de Marcos Peña, el todopoderoso Jefe de Gabinete quien dio (en principio) el visto bueno a que “se converse” la iniciativa.
También están al tanto del tema Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal, quienes recuperaron cercanía cotidiana tanto con Peña como con el Presidente.
Los diez puntos que se intercambiaron entre las partes, según reconstruyó Clarín, son los siguientes:
1- Lograr y mantener el equilibrio fiscal
2- Sostener un Banco Central independiente, que combata la inflación hasta llevarla a valores similares al de países vecinos
3- Mayor integración al mundo, promoviendo el crecimiento sostenido de nuestras exportaciones
4- Respeto a la ley, los contratos y los derechos adquiridos con el fin de consolidar la seguridad jurídica, elemento clave para promover la inversión.
5- Creación de empleo a través de una legislación laboral moderna.
6- Reducción de la carga impositiva, a nivel nacional, provincial y municipal y enfocado en los impuestos más distorsivos.
7- Consolidación un sistema previsional sostenible y equitativo.
8- Consolidación de un sistema federal, basado en reglas claras, que permitan el desarrollo de las provincias y que impidan que el gobierno nacional ejerza una discrecionalidad destinada al disciplinamiento político.
9- Asegurar un sistema de estadísticas transparente, confiable y elaborado en forma profesional e independiente.
10- Cumplimiento de las obligaciones con nuestros acreedores.
Para el Gobierno, resultan claves puntos como el de apoyar al Banco Central en su pelea por mantener quieto al dólar y frenar la inflación, la consigna de “mayor integración al mundo” que lo aleja de la “venezualización” que plantearía el kirchnerismo en un eventual regreso al Poder Ejecutivo y el último punto, el del “cumplimiento de las obligaciones con nuestros acreedores” como un gesto con el FMI, acreedor del país y quien controla al detalle los gastos y movimientos de la gestión económica de Macri.
En tanto, para los peronistas no K significa mostrar que imponen condiciones al actual gobierno, respecto de la “creación de empleo, la “reducción de la carga impositiva, a nivel nacional, provincial y municipal y enfocado en los impuestos más distorsivos” y el hecho de “consolidación un sistema previsional sostenible y equitativo”, lo que aleja la idea de una reforma previsional al estilo Bolsonaro, que deje afuera a cientos de miles de jubilados y pensionados.
Además, si prosperaría la propuesta, poder subirse al ring como espacio y romper, así, un poco el esquema de polarización entre macrismo y cristinismo. Para algunos, en el esquema peronista, cualquier cercanía con al gestión M es todo pérdida.
Ahora, resta saber si Peña y el propio Presidente de la Nación dan Ok a una firma de este compromiso, que lo muestren cercano a los peronistas -a poco de los cierres electorales-, en una foto que puede sumar adhesiones pero también detractores de sus votantes duros, hoy insuflados por la reaparición -pro la vía literaria- de Cristina Kirchner.