La gobernadora Rosana Bertone cuestionó la agresividad de sus adversarios y aseguró que ha llegado a temer por la vida de su hija. Reveló que lo primero que hace todos los días es pedirle a dos o tres funcionarios que vean por dónde la van a atacar, y manifestó que no quiere que estas situaciones la distraigan de sus funciones. “Tengo que estar pensando si me van a romper escuelas, si me las van a incendiar, si les va a pasar algo a mi hija o me van a ensuciar con mi trabajo institucional”, dijo, haciendo responsable al intendente Melella de este estilo de campaña, en lugar de debatir ideas.
Río Grande.- “Esta campaña es distinta a todas”, aseguró ayer la gobernadora Rosana Bertone por FM La Isla, y expuso hasta su temor por la vida de sus familiares, por la agresividad que observa en sus adversarios.
“Puedo hablar de la campaña anterior, donde yo discutía con Federico Sciurano y teníamos diferencias ideológicas, metodológicas y posiciones políticas diametralmente opuestas, pero jamás se me faltó el respeto. Jamás se inventaron cosas, jamás se faltó a la verdad. Creo que la única situación que tuve con Sciurano fue cuando dijo que yo repartía bicicletas y colchones, y recibí 17 mil llamados en mi celular, que me lo colapsó. Era una picardía. Hoy yo siento de parte de nuestros circunstanciales adversarios una violencia inusitada. Es violencia directamente”, manifestó.
“Si uno va a hacer una intervención en determinada cosa, siempre encontramos algo negativo. Hoy me pasó con el IPV, y les dije que no hicieran un acto de entrega, porque les iban a tomar las viviendas y les van a decir no sé qué cosa, a cuestionar el procedimiento. Salieron a decir que Fulano de tal tenía antecedentes y esa persona estaba en el listado y fue excluida justamente por tener antecedentes penales”, señaló.
“Yo no sé qué hace Melella con su trabajo, quizás es buenísimo en el municipio o quizás no, y la gente lo evaluará, pero yo no me meto a hacerle cosas negativas. Detesto la construcción negativa de la política, de la vida. En esta campaña siento que en un punto hasta he llegado a temer por la vida de mi hija y qué les puede llegar a pasar, porque ya uno no sabe hasta qué punto pueden llegar a atacar a un candidato. Se produce este efecto de ensañamiento con el otro y yo no hago eso. Si tiene que ganar, ganará; y si tengo que ganar yo, ganaré, pero no se me va la vida en eso”, diferenció.
“La vida se va en la gente que trabaja, en la ciudad, en los vecinos, en los jóvenes. Siempre la actitud (de Melella) es hacer una campaña negativa pero a su vez victimizarse. Tenemos que discutir políticas, ideas, que diga qué piensa hacer con tal tema, porque con un slogan no va a resolver sino que tiene que decir cómo va a hacerlo. Yo como ciudadana quiero saber y hoy no hay discusión de ideas, no hay debate, sino que hay ataque, ataque y ataque”, se quejó.
“La verdad un poco me cansa el ataque, y me tengo que levantar todos los días con la mejor predisposición y en primer lugar decirle a tres o cuatro funcionarios que se pongan a fijarse qué nos van a hacer hoy. La primera medida es ver qué nos van a hacer hoy y cómo vamos a tratar de defendernos de las cosas que nos tiren encima, y no distraernos de lo que tenemos que hacer nosotros, que son dos cosas, por un lado seguir gobernando, porque hay una crisis terrible y nos reunimos todas las semanas en el gabinete económico y social. Y luego, fuera del horario habitual, tengo que hacer la campaña política, acompañar a Walter en Ushuaia, a Martín Pérez en Río Grande, a Queno en Tolhuin, y tengo que hacer un trabajo político, ahora también con esto de Alberto Fernández, porque quiero ayudar en lo que pueda”, dijo.
“Si yo estoy debatiendo ideas, está perfecto, pero tengo que estar pensando si me van a romper escuelas, si me las van a incendiar, si les va a pasar algo a mi hija o me van a ensuciar con mi trabajo institucional”, planteó la mandataria.
“Melella está muy confundido si cree que a mí me ensucia porque critica al IPV. Él ensucia a todos los trabajadores del instituto de vivienda. Es como si yo hablara de los trabajadores de obras sanitarias del municipio, que deben ser excelentes. Yo no desmerezco a la gente pero ellos subestiman el trabajo técnico que hay. El estado tiene una dinámica institucional y por más que tenga un presidente y un vicepresidente, yo no controlo. Las áreas son controladas por los administrativos y la provincia no tiene la dinámica de un municipio, porque tiene un montón de controles que no tiene el municipio, y yo mando todos los expedientes al Tribunal de Cuentas, aunque ellos no me lo quieran recibir, porque no puedo ver todo”, concluyó.