La llegada del Día del Periodista nos lleva cada año a reflexionar sobre nuestra profesión a todos los que trabajamos en ella día a día.
Los periodistas educamos a través del lenguaje debido a que llevamos tinta en lugar de sangre en las venas y eso no sólo satisface una vocación (como tantas otras), no sólo es una fuente de trabajo sino que es un derecho que tiene la ciudadanía de escuchar otras campanas, debido que nosotros (los periodistas) somos los actores centrales en el proceso de consolidación de la democracia.
De manera tal que es la experiencia histórica la que demuestra que sin la existencia de un periodismo fuertemente comprometido con la responsabilidad de informar sin obstáculos ni limitaciones, ninguna provincia o nación puede avanzar hacia la consolidación de las instituciones públicas que aseguran la vigencia plena de los derechos individuales y de las libertades públicas.
Asimismo considero que nunca la verdad fue tan importante como en estos tiempos, donde la importancia de perseguir la verdad hasta las últimas consecuencias para no confundir a la opinión pública es sumamente vital, sobre todo en momentos en donde existe una nube tóxica de noticias falsas que buscan confundir, enojar, angustiar y hasta conmocionar a la comunidad que tienen como objetivo distintas finalidades.
Por lo cual una de las mejores barreras de protección que podemos utilizar contra el engaño es el periodismo profesional, bajo la premisa de defensa de la verdad y la libertad de expresión.
El periodismo independiente es, fuera de toda duda, uno de los instrumentos fundamentales para construir una sociedad auténticamente libre y abierta a las incitaciones de la cultura y del pensamiento y a la fuerza transformadora del espíritu humano.
Por eso, en este día, donde se conmemora una nueva celebración del Día del Periodista, y que el 7 de junio de cada año nos define como protagonistas de un mundo cada vez más necesitado de conocerse a sí mismo, de descubrir sus claves, de revelar su verdad, cuando la profesión está más vapuleada, desprestigiada y también amenazada, les digo a todos los colegas.