Und die Filialen erreichten Feuerland … (Y las ramas llegaron a Tierra del Fuego…)

Tal vez el primer alemán del Volga que llegó más al sur fue Conrado Asselborn, un hijo de Valle María, Entre Ríos, conocido como ‘El Ermitaño de Cabo Vírgenes’, a finales del Siglo XIX, cuando nuestra actual provincia formaba parte de Santa Cruz como territorio nacional. También apellidos germanos del Volga ruso son Schmidt, que dio nombre a nuestra biblioteca popular de Río Grande. Pero con fechas más recientes vinieron familias como la de César Prost, María Ester Konrad, Silvia Schmidt, Rubén Kerbs, Mónica Piombi y otros tantos que aún no llegamos a conocer.

(Ramón Taborda Strusiat).- María Ester Konrad contó la historia de su familia, señalando que “mis bisabuelos vinieron a la Argentina en el año 1906 desde Saratov, Rusia, con dos Hijos, uno de 4 años y otro de 2. Mi abuelo Matías, con 4 años, llegó a la zona de Carhué, en la provincia de Buenos Aire. Allí tiene 6 hijos más. Cuando el Gobierno nacional les dio tierras, se trasladaron al Chaco con los hijos más chicos”, contó María Ester.

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Agregó que “mi abuelo se casa tres veces. Con la primera esposa tiene una hija y enviudó; se casa con la mamá de mi papá -Barbará Diel- y tienen 4 hijos. De nuevo enviudó y, con la última esposa -Margarita Diel- tiene 4 hijos más. Ellos estaban afincados en la zona de Epecuén y se dedicaban a la agricultura”.

Epecuén (ubicado en el partido de Adolfo Alsina, provincia de Buenos Aires) “fue un lugar muy turístico por sus aguas curativas. En el año 1985 quedó bajo agua. Parte de mi infancia y juventud llena de recuerdos -que siempre están en mi memoria- quedaron sepultados allí, donde pasé muchos veranos disfrutando con la familia, con mis primos. Hoy ese lugar esta en ruina”, lamentó María Ester.

“Mi papa también se llamaba Matías. Él se casa con mi mama, María; se afinca en la ciudad de Pigüé y soy la mayor de 6 hermanos”, agrega.

“Me casé con César Prost en 1981, también é es descendiente de alemanes del Volga. Tenemos dos hijos Matías y Gastón y dos nietas, Ernestina y Felicitas”.

“Llegamos a esta ciudad de Río Grande 1995, porque fue trasladado mi esposo por su trabajo en la Fuerzas Armadas. Aquí nos radicamos definitivamente. Estoy muy orgullosa de mis raíces alemanas y por el hecho de poderlas trasmitir a mi familia y amigos”.

María Ester envió una foto donde está con sus primos. Las familias Konrad, Kloster, Conradt, Gottau y Mildenberg, todos descendientes de los alemanes del Volga.

 

La Familia Prost

 

María Ester Konrad contó que “el abuelo de mi esposo llamado Gaspar Prost, nació el   6 de enero de 1883 en Saratov, Rusia. Vino a la Argentina en 1901 con 18 años,  escapando del servicio militar ruso que en ese entonces era de varios años. Llegó a Buenos Aires y de ahí a Coronel Suárez donde tenía primos”.

“La abuela de mi esposo se llamaba Elisa Senger, también nació en Saratov y en 1888 llega a la argentina con 2 años. Se afincan con sus padres en Villa Elisa (Entre Ríos).

Se casan en Curamallán, en la provincia de Buenos Aires en 1905. Tienen 11 hijos, 3 nacen en ese lugar y los demás en Santa Teresa, La Pampa. Se dedicaban también a la agricultura”, recordó.

“Mi suegro Alejandro Prost, el menor de los 11 hijos, se casa con Eva Roth y tienen 4 hijos. César, mi esposo, es el mayor de los cuatro”.

 

La Familia Schmidt

 

La Dra. Silvia Schmidt, profesional de la salud en Río Grande y voluntaria del Centro CONÍN de esta ciudad, también desciende de alemanes del Volga.

“Mi abuela llegó de niña a la Argentina, tenía 13 años y se llamaba Rosa Hertner de Schmidt. Nació en 1901 en Odessa, al sur de Ucrania sobre el Mar Negro, en Rusia y falleció en Munro, Provincia de Buenos Aires en el año 1974. Muchos familiares siguen viviendo en Munro”, contó Silvia Schmidt.

“Mi papá nació en Winifreda La Pampa y a los 4 años se mudaron a Munro, ya que había mucha sequía en La Pampa”.

 

Familia Kerbs

 

También el licenciado Rubén Kerbs, docente y Pastor de la Iglesia Cristiana ‘Vida Eterna’ –de orientación pentecostal-, es descendiente de alemanes del Volga. Está casado y es papá de dos adolescentes, una nena y un nene.

La familia Kerbs proviene de Samara, que es la ciudad donde se establecieron los alemanes protestantes. Esta ciudad fue una de las sedes del mundial de fútbol en la Federación Rusa. Los abuelos de Rubén Jorge Kerbs y Catalina Weimer.

 

Familia Piombi

 

Mónica Piombi es nieta de Jozef Bugy, Josephine Hamm, Amadeo Piombi, Rita Copes Pitzen.

“Como tantos otros, en mi historia se enlazan culturas y nacionalidades diferentes. Con abuelo italiano uno y húngaro el otro; abuelas austriacas y descendientes de ruso-alemán la otra. Historias con principios disímiles pero un destino común, La argentina, esa tierra que a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, acogió con sus brazos abiertos a tantos jóvenes y familias que con sus valijas de ilusiones, buscaban tener un futuro hecho con sus manos de puro trabajo y tesón, que venían de países desvastados por la falta de trabajo y por guerras donde tantos hombres –aún niños- habían dejado sus vidas”, relata Mónica, quien es de docente de instituciones especiales, incluso por muchos años Directora de la Escuela Especial 3.

“Así llegaron -agrega- sin conocer el idioma, sin saber a dónde irían o que harían. Y así comenzaron. A trabajar en lo que fuese, donde pudieran y también así fueron apropiándose del lugar, a relacionarse, a forjar una familia; muchos sintiéndose así más arraigados”.

“Trabajaban en el campo, en la construcción, en fabricas, en distintos lugares de su nuevo terruño; y lo hicieron a pura voluntad y esfuerzo, Así trasmitieron a sus descendientes el orgullo por el trabajo, la honestidad, la herencia de su idioma, costumbres esas pequeñas grandes cosas que a quienes las vivíamos, nos hacen amar mucho mas a nuestra tierra, pero también a nuestras raíces”, observó.

“En mi infancia, viví la cultura germana (pues mis otros abuelos fallecieron antes de que naciera) y mis recuerdos me llenan de sonidos, colores, imágenes, olores, sabores que atesoro en mi. El olor a Kuchen, Strudel o Keks que siempre habían mi casa de mis abuelos (mi Oma era una excelente cocinera y repostera) su despensa rebalsaba de tantos dulces, embutidos y chucrut casero. El sonido del alemán, allí era la lengua oficial; la hermosa voz de mi Oma (abuela en alemán) que para la ocasión tenía una canción. El trabajo denodado de mi abuelo (Opa) que siempre tenía un proyectó nuevo  para heredar a sus hijos y nietos, Claro!…ellos vinieron habiendo conocido el hambre y la miseria más extrema y no deseaban eso para sus descendencia”.

“Palabras como Bitte (por favor), Danke (gracias) Entschuldigung (perdón) Prost (salud –en el brindis-), Alles Gutte (vaya todo bien) Liebe (amor), como muchas otras, formaban parte de nuestro vocabulario habitual”.

“Quisiera cerrar los ojos y compartir una vivencia que tuve al visitar un pueblo en Alemania, emoción constante, olor a Kuchen y Keks en las calles, ambiente alegre, sonidos del idioma por doquier, un “Prost” al chocar los chopp de cerveza al son de una canción ‘que todos conocernos’. Esa alegría, esos bailes, esa canciones, esos sonidos, esas comidas y postres que ahora me traían de regalo nuevamente a mi infancia y esos abuelos que ya no están, sino dentro de mi corazón. Vivencias que he intentado e intento transmitir a mi familia y amigos con todo mi amor. Auf Wiedersehen!!!”

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