La venta de computadoras viene en caída. El parque está envejecido. La vuelta del arancel a la importación y del Conectar Igualdad abren interrogantes.
Buenos Aires.- Los ensambladores de computadoras piden que vuelva el arancel del 16% a la importación de estos equipos para reactivar una docena de fábricas paradas. Por el otro, un mercado que se mantiene estancado en ventas porque el dólar está muy alto y la inflación no cesa. ¿Podrá el retorno de un arancel a la importación mejorar el desempeño de un escenario comercial deprimido? ¿Cuál es el costo/beneficio de la vuelta de un arancel?
Las respuestas no son sencillas de dar. O, al menos, están relativizadas. En principio, una reactivación de la producción local de la mano de un arancel a la importación de computadoras, tal como lo pide CAMOCA, la cámara del sector, no produciría el efecto de reactivación por una sencilla razón: la integración local también está afectada por el dólar, por la sencilla razón de que los componentes son importados.
En 2019 se vendieron 2,8 millones de computadoras en la Argentina, contra 3,4 millones de 2018, de acuerdo a datos de Prince Consulting. El mercado viene cayendo desde 2013, aunque hubo un pequeño repunte en 2017, cuando se comercializaron 4,5 millones de equipos.
A la caída del mercado se suma la situación de los integradores y de los negocios que se dedican a la venta de equipamiento de computación. En 2018 se perdieron casi 400 locales dedicados a esta actividad, especialmente en las zonas de frontera, según los datos que manejan en la Cámara Argentina de Multimedia, Ofimática, Comunicaciones y Afines (CAMOCA).
Es la razón por la que desde esta cámara mantienen conversaciones con la secretaría de Industria y Economía del Conocimiento, a cargo de Ariel Schale, «para reestructurar la actividad en un sector industrial importante, porque tenemos el equipamiento tapado con lonas. Y para encarar esta etapa es necesario hacer ajustes en algunas posiciones arancelarias», según dijo a iProfesional Carlos Scimone, presidente de CAMOCA.
El directivo no sólo se refiere a la necesidad de que vuelva el arancel de 16% a la importación de computadoras –lo que, en su mirada, permitiría reactivar a una docena de empresas que no están produciendo-, sino que se revisen las posiciones arancelarias de diversos componentes para que, luego, el costo de integración local no sea tan alto.
Y da un ejemplo: los discos de sólido (SSD) no tienen una posición arancelaria definida, como sí sucede con las placas madre o los discos rígidos tradicionales. Y necesitan esa claridad para poder llegar a costos finales adecuados.
«El arancel del 16% es una medida indispensable. Si no, no se puede arrancar. Necesitamos aperturas y ver qué aranceles le corresponden a cada producto para no castigar a aquellos componentes que acá no se fabrican ni se van a fabricar», enfatizó.
Las computadoras siempre fueron caras en la Argentina. Sea por el impacto del dólar en el caso de las importadas, sea por el costo argentino cuando se trata de máquinas integradas localmente.
Parque envejecido
«El mercado de PC viene cayendo porque, entre otras cosas, ya no hay un recambio como se daba antes. Hoy no se renueva la computadora cada dos años, sino sólo cuando se rompe», apuntó a iProfesional Alejandro Prince, de Prince Consulting.
Explicó que quien viaja al exterior tiene la posibilidad de comprar estos aparatos a mitad de precio.
Aunque aclaró que, mientras el dólar siga subiendo, esa conveniencia podrá ser relativa porque siempre existe la chance de que se castigue esa compra con impuestos.
Y fundamentó este comportamiento en datos del mercado: «Una computadora hecha en la Argentina cuesta 2,3 veces más que una comprada en el exterior. En las actuales condiciones, con un dólar a 80 pesos para el consumidor, posiblemente los valores estén más equilibrados», amplió.
Pedir el retorno de los aranceles a la importación para que se reactiven las plantas locales ¿permitirá despabilar a este mercado que, de acuerdo a los datos, se viene retrayendo?
«Vuelve a ocurrir lo mismo de otras etapas: los fabricantes piden barreras frente al producto importado. El Gobierno anterior las redujo para beneficiar al consumidor, porque entendía que se trataba de un bien de capital de valor», señaló por su parte Eduardo Echevarría, senior Project manager de la consultora Gfk, especializada en la electrónica de consumo y el retail.
El especialista sostuvo que las decisiones que se tomen en este sentido impactarán en el consumidor porque el producto, la computadora (sea de escritorio o portátil en sus diversas modalidades) será más cara y, posiblemente, de menor calidad a la que pueda conseguirse en el exterior.
«El encarecimiento lo paga el consumidor. Esto ya se ha visto otra veces», amplió Echevarría.
El planteo de CAMOCA es que se reactiven las plantas de fabricación de computadoras para volver a crear trabajo. El cuestionamiento del consultor de Gfk es cuál es el costo/beneficio entre crear trabajo y perjudicar al consumidor. «¿Cuánto transfiero de un lado y pierdo del otro?», se preguntó.
Para Prince, la vuelta de un arancel no va a cambiar la foto del mercado. «La fabricación de computadoras nacionales que, a veces, pueden ser más baratas, ayuda al desarrollo de un polo regional. Pero el mercado está deprimido. Se va a vender lo mismo o igual. No va a haber más o menos venta por un arancel», sentenció.
E insistió en que la actual macroeconomía es tan compleja y el dólar está tan alto que el mercado seguirá detenido.
«Nadie va a salir corriendo por una máquina que tenga un descuento de 15%. Sí podría suceder en caso de que alguien ofrezca financiación en 18 cuotas fijas, porque es la única manera de ganarle a la inflación», detalló.
Si en algo hay una coincidencia general, es en que el acceso al equipamiento informático cruza a las distintos rubros de la economía.
Scimone señaló que «la industria electrónica es transversal a todas las actividades, como la agrícola, la satelital, la educación. Por eso queremos trabajar en la recuperación de esa base industrial y ver cómo dar trabajo».
Echevarría volvió a relativizar esa afirmación. Apuntó que siempre que se intentó algún grado de apertura el objetivo fue mejorar la competencia, porque los costos de la protección son mayores. Y, otra vez, el que siempre paga ese costo mayor es el consumidor.
Otra historia
«La venta de computadoras por debajo de los 3 millones es muy inferior a los picos de 2011, cuando se vendieron 7,2 millones de equipos, entre notebooks, netbooks y de escritorio. Si el parque de PC está en el orden de los 24 o 25 millones, la relación inmediata que surge es que, con esta venta, la posibilidad de renovar la totalidad es cada ocho o nueve años, lo que nos da como resultado dispositivos muy avejentados», subrayó Prince.
E insistió en que parte de esta situación se debe a que no hay capacidad del consumidor para que esto se acelere. De hecho, aseveró que el parque de computadoras continuará envejeciendo.
La única manera de que el mercado se reactive un poco es el retorno del Plan Conectar Igualdad, que ya se da por descontado, aunque no será igual a lo que se vio, justamente, entre 2011 y 2013, cuando se dieron los mayores niveles de producción local.
El plan para entregar una computadora a los alumnos de las escuelas secundarias se anunció en 2010, de ahí que los picos de mayor producción local se hayan registrado en los tres años siguientes: era el momento de abastecer por igual a todos los niveles. Una vez que se logró ese cometido, el nivel de producción comenzó a reducirse por razones obvias. Sólo había que abastecer a los chicos que ingresaban a primer año y reemplazar las máquinas que se rompían.
Para Prince, la reactivación de ese programa «podría llevar al mercado a 1,5 millón más de máquinas porque se producirá un efecto contagio positivo. El chico que recibió la computadora en la escuela va a motivar a que otras personas también quieran una».
Es decir, a algo más de 4 millones por año, equivalente al nivel alcanzado entre 2016 y 2017. El escenario es aún hipotético. Parece estar claro que el retorno de ese programa educativo podría no ser totalmente con computadoras, sino que se incorporarán smartphones. Por lo que todavía es prematuro anticipar la producción de computadoras que se activará.
El sector, sin embargo, celebra por anticipado. El simple hecho de saber que podrán poner en marcha sus plantas los anima. Lo que todavía no está claro es qué niveles de producción podrán alcanzar porque, más allá de un programa oficial, también hay un mercado que, para que reactive, depende de mejoras sustanciales de la macroeconomía. Y sobre ello el panorama es aún más incierto todavía.