Como consecuencia del parate económico por el aislamiento social y preventivo, la recaudación tributaria subió en abril apenas un 11,6% a $398.658,7 millones, es decir unos 38 puntos por debajo de la inflación interanual.
Buenos Aires.- Como consecuencia del parate económico por el aislamiento social y preventivo, la recaudación tributaria de abril sufrió una fuerte caída del 23% en términos reales, al contabilizar apenas $398.658,7 millones, lo que significa un incremento de solo el 11,6% con relación al mismo mes del año pasado, informó este martes la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP).
El dato muestra una importante caída en términos reales, dado que la inflación interanual se ubica en torno al 48%. Esta fuerte merma del mes de abril equivale a un faltante de $121.628 millones en la recaudación tributaria del mes, necesarios para mantenerla constante respecto a abril de 2019.
Así, el primer cuatrimestre de 2020, los ingresos tributarios computaron una caída real mayor al 10%, al ascender hasta $1,8 billones (incremento nominal del 33,4%).
La recaudación tributaria se vio afectada fuertemente por la caída en el nivel de actividad, asociada al aislamiento social preventivo y obligatorio. El efecto que tuvieron las medidas implementadas desde mediados de marzo para evitar la propagación del coronavirus y minimizar el riesgo de contagio entre la población se sumó a las limitaciones que imponía sobre la recaudación el retroceso de la economía arrastrado desde el año pasado.
A la hora de explicar la caída real observada en abril se destacan los retrocesos e Ganancias, IVA Neto y Aportes y Contribuciones, tanto por la magnitud de sus mermas, como por su participación en la recaudación total, explicó el economista del Iaraf, Nadin Argañaraz.
Las caídas reales en tales impuestos fueron del 31%, 27% y 24% respectivamente. Asimismo, los recursos destinados a Provincias computaron una variación real interanual negativa de -25,2%, y los destinados a Nación de -22,5%, resaltó Argañaraz.
Los especialistas aclaran que buena parte de los datos de abril están vinculados con la performance de la economía durante marzo, mes en el que los efectos del aislamiento fueron parciales, por lo que vaticinan una caída real más pronunciada en mayo
«La caída de la recaudación real en abril se relaciona más con la actividad de marzo, que con la de abril. Por lo tanto, la caída de la recaudación en mayor va ser aun mayor», explica el economista Gabriel Caamaño, de la Consultora Ledesma.
En términos nominales, el Impuesto al Valor Agregado (IVA) registró en abril una variación del 8,3% frente al mismo mes del año pasado. Los ingresos provenientes del Impuesto a las Ganancias anotaron un aumento del 1% en relación con abril de 2019.
Las herramientas de política tributaria diseñadas para amortiguar el impacto económico del aislamiento social preventivo y obligatorio sobre el empleo y los ingresos salariales condicionaron, por su parte, la recaudación de los impuestos vinculados al mercado de trabajo.
Los recursos tributarios vinculados con el Sistema de Seguridad Social aumentaron 10% en relación con el mismo mes del año anterior. La prórroga por dos meses del componente SIPA de las las contribuciones patronales y la reducción en la alícuota para el sector salud permiten explicar el desempeño.
Los Derechos de Exportación alcanzaron en abril los $28.172,1 millones, un incremento del 18,3% frente al mismo mes del año pasado.
Durante su cuarto mes de vigencia el Impuesto PAIS generó ingresos por $4.564,1 millones. A lo largo del primer cuatrimestre la cifra recaudada por el nuevo tributo asciende hasta los $21.682,2 millones.
Con los datos negativos de abril, y la malas perspectivas de la recaudación en al menos los próximos dos meses, se espera una aceleración del déficit primario, y consecuentemente, una profundización de la emisión monetaria.
«El déficit primario que vimos en marzo, que creció mucho, es sólo el principio. Este año todo indica que vamos a un resultado primario de -4,5% financiado en casi su totalidad con emisión monetaria», comenta Caamaño.
Eso no es un tema menor, advierte el economista, ya que «tenemos una situación donde el déficit crece de la mano de la actividad y eso gatilla emisión, sumado al plan de asistencia. A la vez, sucede también que la demanda de pesos, principalmente transaccional, también cae con la actividad. Es un escenario de riesgo elevado para una economía tan bimonetaria».