Uno de sus docentes relató cómo transcurre el día a día, en estos tiempos de pandemia, en una escuela que mantuvo su normalidad. Detalles de cómo se preparan para retornar al continente, cuando les toque volver a un mundo que ya no es el mismo en la escuela 38, ex “Julio Argentino Roca”.
Río Grande.- La escuela provincial 38, “Presidente Raúl Ricardo Alfonsín”, es la única del país que, en el marco de la cuarentena decretada a raíz de la pandemia por COVID 19, siguió dictando clases presenciales y no alteró su ritmo habitual. El hecho se destaca en el marco de anormalidad que vivimos, porque se trata del único establecimiento educativo que mantuvo la normalidad como lo hizo el conjunto de la Base Esperanza, donde se encuentra ubicada.
Víctor Navarro, docente de la Escuela 38, en diálogo con el programa radial “La Mañana en La Tecno”, que se emite por Radio Universidad, mencionó que son “la única escuela en el país y –por lo que nos fueron comentando- creo que de gran parte del mundo, que seguimos dictando clases de manera presencial. Porque si bien los chicos no pueden ir a la escuela, hay que recordar que nuestros colegas de otros lugares siguen dando actividades para que los chicos sigan, de un modo distinto y de manera virtual, teniendo clases”.
Contó que al declararse el aislamiento en la provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, se comunicaron “con el Ministerio de Educación para ver que hacíamos, porque acá en la Antártida no teníamos ningún caso positivo. Entonces se tomó la determinación de que nosotros continuemos con el calendario escolar con normalidad y acá seguimos concurriendo a clases de manera regular”, remarcó el maestro.
Normalidad anormal
El docente manifestó que al llegar a la Antártida, en diciembre pasado, se mentalizaron “para estar aislados, para hacer algo distinto a lo que hacemos siempre. Pero se dio todo al revés y el aislamiento se dio en el país y en el mundo, mientras para nosotros –si bien tenemos días que estamos aislados por los temporales que tenemos acá en la base- este año se dio la situación al revés”.
Por ser la única escuela dictando clases de manera presencial tuvieron una amplia repercusión, Víctor contó que salieron “por varios medios nacionales, porque es una rareza que en la Antártida –un lugar tan inhóspito y tan alejado- se continúe con las clases. También se da la particularidad de que el virus no llegó hasta el Continente Blanco, así que es una situación rara”, señaló.
Mencionó que el último barco que llegó a la base lo hizo a mediados de febrero cuando “se seguía el protocolo que dictó el Ministerio de Defensa y las embarcaciones tenían que presentar una declaración jurada de salud, afirmando que no había ningún caso. A mediados de febrero fue el último crucero y desde ahí se tomó la determinación de cerrar las puertas de la Antártida y nosotros, en nuestra base, no tenemos la posibilidad de que lleguen aviones como en la Base Marambio. Pero en el mes de marzo llegó el último Hércules a la Base Marambio y desde ahí no ingresó nadie más a la Antartida, por eso podemos decir que nosotros estamos libres del virus”, destacó.
Mirar la pandemia desde la Antártida
Dentro de la comunidad educativa dijo que al comenzar a llegar novedades sobre el COVID 19 hubo “preocupación al principio, porque tenemos familiares y amigos en el Continente. Entonces cuando los chicos hablaban con sus familias o veían las noticias veían lo que está pasando en el país y en el mundo. Lo que hicimos en la escuela fue convocar a los médicos de la base, quienes fueron dando varias charlas a los chicos explicando, primero que es el COVID 19 y luego qué medidas se deben tomar para prevenir el contagio”.
En la base no se utilizan barbijos, ni se respeta el distanciamiento social al no haber peligro de contagio. Sin embargo el docente contó que los chicos, por iniciativa propia, “igual se saludan con el codo, tomaron el hábito de higienizarse con alcohol en gel cada vez que van al baño o que comen algo, es como que van practicando para que cuando vuelvan al Continente estén a tono con lo que sucede allá”.
Esta es la segunda campaña para Víctor y su esposa, Mariana Ibarra, quienes están junto con sus dos hijos, Juan Ignacio (8) y Victoriano (11). Ellos forman parte del total de 63 personas que conforman la dotación de la Base Esperanza. Este año, el acto del 2 de abril que realizaron en la Escuela 38 fue centro de las miradas de todo el país, porque fue el único acto público y se tomó como el festejo central conmemorando la gesta de Malvinas. “Para nosotros como fueguinos fue un orgullo haber sido parte de lo que fue el acto central”, afirmó Víctor consultado sobre el tema. Remarcando “el sentimiento que tenemos en la provincia por las Islas” y asegurando que el orgullo fue compartido “con toda la dotación”.
Víctor se despidió enviando un saludo “a toda nuestra familia que está en la provincia, a los maestros antárticos que sabemos que nos acompañan en la distancia y a todos los docentes, que de una manera distinta están llevando adelante esta difícil tarea de educar de un modo nuevo, pero que parece es lo que se viene”, concluyó el maestro antártico.