El presidente de AFARTE confía en que el escenario epidemiológico en la zona norte mejore para poner en funcionamiento mayor porcentaje de la capacidad instalada, pero se mostró satisfecho por la reanudación de actividades desde ayer, aun con limitaciones al 50%. Advirtió que sin producción no era posible sostener a las empresas, y por ende a la mano de obra ocupada. Algunos contratados y PPD pueden ser convocados porque hay personal de riesgo que seguirá en sus casas y hoy “hay que producir menos, con más personal”. También destacó la herramienta de la suspensión, por el acuerdo nacional que prorroga esta posibilidad hasta fin de año.
Río Grande.- El presidente de AFARTE, Federico Hellemeyer, dialogó con Radio Universidad 93.5 sobre la reanudación de la actividad productiva en las fábricas a partir de ayer, luego del parate por el rebrote de COVID en Río Grande.
Indicó que se pusieron en marcha las plantas “de electrónica de consumo, porque las autopartistas habían retomado el lunes de la semana pasada, y para la actividad que comenzó ahora rige un requisito adicional a los protocolos que estaban aprobados, que consiste en limitar la actividad en la fábrica al 50% de la capacidad instalada. Hay otras previsiones técnicas relacionadas con la disposición de las líneas de producción, y básicamente se ha vuelto con turnos de ocho horas, es decir una hora menos de la jornada habitual, porque contando el descanso es de nueve horas; y con esta limitante del 50% de la capacidad instalada”, dijo.
“Veremos cómo sigue la tasa de duplicación de casos en los próximos días en Río Grande, para ir ampliando esto en función de los nuevos datos”, manifestó, con la expectativa de que se puedan flexibilizar estas limitaciones.
Sin tests obligatorios
Respecto de la decisión de la empresa Mirgor de realizar tests a todos los trabajadores, Hellemeyer aclaró que no es obligatorio. “Esta inquietud fue planteada por la UOM formalmente al Ministerio de Trabajo, que la giró al Comité Operativo de Emergencia. El COE respondió que no era viable incluir como requisito el test para la reanudación de la actividad. Por los medios circularon las razones que dieron, realmente la respuesta estuvo bien explicada y con fundamento, por lo cual no estamos hablando de algo que se exija”, señaló.
“Es cierto que hay algunas plantas que, ya sea por su diálogo con la comisión interna o por decisión unilateral de la compañía, han comprado tests, pero no es una exigencia para el reinicio. Desde el punto de vista epidemiológico es completamente lógico lo que plantea el COE. No voy a relativizar el valor que tiene un test, que se hace en un montón de plantas y en varios lugares del país, pero no garantiza un resultado negativo que el trabajador pueda estar incubando la enfermedad y sea asintomático. Eventualmente se llevan adelante para darle mayor reaseguro a los trabajadores, y por un factor casi psicológico, pero la nota del COE decía que los tests serológicos no eran concluyentes y hasta podían generar un efecto contraproducente, porque el trabajador que tiene un resultado negativo podría relajarse en sus cuidados”, observó.
Los números de la industria
Desde AFARTE todavía no se ha podido cuantificar el impacto de la pandemia, luego de cuatro años complicados y particularmente un 2019 donde ya se había provocado un derrumbe histórico de la producción. “La industria electrónica fabricó en 2019 siete millones de teléfonos celulares, un millón ochocientos mil televisores, ochocientos mil equipos de acondicionadores de aire, unos doscientos mil microondas, y alrededor de ciento cincuenta mil equipos de autorradios. Esto significó una facturación del orden de los 1.700 millones de dólares en el año. Esta foto da cuenta del peor año en volumen y en facturación de los últimos diez; y en algunas líneas de productos es todavía más amplio ese período. Realmente el pase del 2019 al 2020 nos encontró con niveles de productividad muy bajos, y consecuentemente con niveles de facturación muy bajos”, expuso, si bien a la luz del escenario actual el cierre del año parece más complejo todavía.
“La capacidad ociosa promedio que había entre todas las líneas a principios de año era de un 57%; o sea que por capacidad instalada podíamos estar haciendo el doble de productos de los que hacíamos, siempre hablando de 2019”, apuntó.
Afrontar sueldos sin producir
Consultado sobre las dificultades que había planteado para pagar los sueldos en forma íntegra y la intención de acordar con el gremio algún descuento por los días caídos, quedó descartada: “Esta situación fue superada porque la reactivación nos da la posibilidad de volver a una actividad productiva y por ende económica. En segunda instancia, a nivel nacional se alcanzó una prórroga en el acuerdo de suspensiones que hubo de abril a julio, por lo cual también va a estar herramienta desde agosto hasta fin de año. Esperamos usarla lo menos posible y seguiremos de cerca la situación del rebrote en Río Grande y cómo van evolucionando los números diariamente”, dijo.
En cuanto al futuro para los PPD y contratados, indicó que “los PPD que estaban convocados siguieron la misma suerte que los empleados de prestación de períodos continuos. El parate no interrumpe el vínculo, el problema es que por haberse parado la actividad al inicio de un mes, hay un montón de contratados y PPD que se podrían haber incorporado a la actividad y no lo hicieron porque no había actividad”.
“La actividad es lo que permite que existan las empresas y por eso era fundamental volver a trabajar, incluso con las limitaciones con las que se volvió”, subrayó.
Abrió la posibilidad de alguna incorporación de estos trabajadores. “Hay que ser muy cautos en esto porque la situación del mercado no es buena. Todavía parece que falta lo peor de esta pandemia y de las consecuencias de las medidas de restricción. Hay un montón de factores que bajan la productividad, como la imposición de protocolos, el hecho de que no puedan trabajar los grupos de riesgo, y esto hace que sea necesario más personal para hacer menos productos. Si el nivel de demanda se mantiene, habrá posibilidad de convocar a algunas personas más”, adelantó.
Prórroga del subrégimen
Por otra parte, se le preguntó si es posible equiparar la producción de Tierra del Fuego con la diversificación que tiene Manaos, y señaló que en este caso “la diversificación fuera de lo electrónico incluye productos relacionados con la industria del caucho y el neumático, y productos para la fabricación de motocicletas. En los distintos abordajes que hemos hecho para ver una diversificación en Tierra del Fuego en lo que se refiere a la industria, no hemos visualizado que sean viables esos productos de Manaos, porque ya hay producciones en el continente o no hay una razón estratégica que permita considerarlos como tales”.
“Hemos estudiado otras alternativas, de forma muy enunciativa, porque cada empresa evalúa si tiene ventajas competitivas, know-how, y hemos hecho presentaciones con varias líneas de diversificación, tanto al gobierno anterior como al actual gobierno. Todo lo relacionado con electrónica tiene que ver con ciudades digitales, robótica, sensorimetría en general, agricultura de precisión, electrónica del automotor, entre otras opciones. Son rubros en los cuales se podría aprovechar el know-how y la capacidad instalada”, afirmó.
“La nuestra es una cámara de fabricantes de terminales de electrónica, y hacemos el mayor esfuerzo por ver más allá de nuestra actividad, pero siempre la diversificación la planteamos desde el mantenimiento de nuestra actividad”, advirtió.
“Cuando exploramos distintos caminos de diversificación industrial trabajamos con un factor de restricción, porque no debe existir la misma actividad en el territorio continental. Podríamos fabricar línea blanca, pero sería conflictivo plantear esta actividad industrial en Tierra del Fuego, con beneficio fiscal, cuando ya existe en muchas otras partes del país sin beneficio fiscal. Por eso utilizamos el criterio de que no haya fabricación en el continente. Además hay que tener en cuenta el cambio en los hábitos tecnológicos. Hay una serie de artículos que se producían en el pasado y la línea era amplísima. Había equipos de audio, cámaras y todo lo que se les ocurriera, pero con el correr del tiempo y la evolución de la electrónica hubo cambios en los hábitos de consumo y se ha concentrado mucho en la tablet y el celular. Hoy con un celular se hace lo que antes se hacía con tres o cuatro artefactos. Esto no lo podemos dejar de lado”, planteó.
Lo que sí dejó en claro es que la prórroga del subrégimen no debe trasladarse a un debate en el Congreso. “Todas las innovaciones que ha habido respecto de la 19640 han sido medidas del Ejecutivo nacional. Una eventual prórroga debería seguir el mismo camino. Tenemos 24 jurisdicciones en el país y un subrégimen con beneficios fiscales puede despertar cierto recelo en el resto. El camino del decreto del Poder Ejecutivo nos parece más razonable”, opinó.
“Estamos enterados de que el ministro Matías Kulfas comisionó a algunos economistas para que lleven adelante un trabajo con la provincia y nosotros nos pusimos a disposición de la provincia, con la que hemos compartido muchísima información. En principio ese trabajo es entre la provincia y la nación. Estamos a la espera de cómo se va a articular esa interacción, y también es responsabilidad de la provincia aportar alternativas de diversificación. Tenemos diálogo con el gobierno provincial, con el gobernador, el jefe de gabinete, la ministra de producción, de salud, el ministro de trabajo, el secretario de medios. También hemos tenido contacto con secretarios del gabinete del intendente Martín Pérez”, mencionó.
“Si se trata de una diversificación industrial, podremos aportar algo; pero si se trata de una diversificación de toda la matriz productiva, va a haber muchos temas en los que no podremos hacer un aporte”, aclaró Hellemeyer.
Respecto del tema de sustitución de importaciones o agregado de partes locales, dijo que “por supuesto es muy loable toda iniciativa, pero uno se encuentra con una fatalidad del mercado argentino, que es la escala. Nosotros fabricamos para el mercado interno argentino, y esa es nuestra escala, que es un número muy pequeño para que varios procesos sean competitivos”.
“En los casos en los que se ha explorado esa variante exitosamente, se ha llevado adelante, pero hay muchos otros casos donde se implementaron y no fueron buenas experiencias. Dos claros ejemplos fueron la fabricación local de motores compresores para los equipos de acondicionadores de aire. El conjunto de las empresas de AFARTE hizo una inversión de dinero para desarrollar una línea de producción y romper el oligopolio que había en el mercado, pero la experiencia no fue buena. El otro ejemplo es el malogrado proceso productivo de equipos de audio. Por agregar insumos nacionales se fue a un esquema donde no había posibilidad de ser competitivos. Esto, mezclado con el cambio de hábitos de consumo, hizo que hoy prácticamente no tengamos fabricación de audio”, sostuvo.
“Si se encarece mucho el precio final al público, esto genera críticas y tensiones, o directamente lo saca de la estructura de costos. El tema de la escala le pasa a todas las industrias manufactureras del país. Muchos componentes de la industria automotriz se han perdido con el correr de las décadas porque no resistía la escala”, concluyó.