Se trata del Peter Faber, que trabaja entre las millas 2 y 11, y el Ile de Sein, a cargo del despliegue de ultramar, hasta Brasil. Los cables submarinos de fibra óptica dan cuenta de entre 95 y 97 % de las telecomunicaciones mundiales. El resto va por satélite.
Buenos Aires.- Dos buques franceses, el Peter Faber y el Ile de Sein, empezaron a trabajar en la tarde de este sábado, en la costa de la localidad bonaerense de Las Toninas, en el despliegue de un nuevo cable de fibra óptica de conexión a la red mundial de cables submarinos.
Se trata del “Malbec”, uno de los dos aprobados por el Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom) “para ampliar el ancho de banda internacional en los servicios de internet y atender la demanda actual y futura”, según informó la agencia estatal el 28 de julio pasado, cuando aprobó la instalación. A cargo quedaron Google Infraestructura Argentina Sociedad de Responsabilidad Limitada, para uno de los cables, bautizado “Proyecto TANNAT”, y Globenet Cabos Submarinos Sociedad de Responsabilidad Limitada, “Proyecto MALBEC”.
Conectividad internacional
Más allá del sabor a tinto de los nombres, los nuevos cables de conexión «permitirán un crecimiento no solamente en términos tecnológicos, sino también desde el punto de vista económico ya que la mejora de conectividad internacional es fundamental por cualquier industria, sea cual fuera el sector en el que se desempeña, debido a la transversalidad que las telecomunicaciones y las tecnologías de la información detentan, había señalado entonces Enacom.
Las operaciones de los buques franceses fueron avistadas y difundidas por la red social Twitter por Daniel Coluccio, del Observatorio Marítimo Naval de “Armadores Langostineros Federales Argentinos” (ALFA), de la cual es gerente, amén de apasionado de la observación marítima.
En un breve hilo de 3 tuits, Coluccio explicó la actividad de los buques franceses, especializados en el despliegue de cables submarinos. El cablero Peter Faber, señaló, opera al este de Las Toninas, punto nodal de la red argentina, donde diferentes cables de fibra óptica se enlazan con las redes submarinas. Se trata de un buque, precisó, de 2.854 toneladas, de 78 metros de eslora, 14 de manga y una capacidad de 600 toneladas de cable submarino.
Derroteros
Coluccio trazó además el derrotero del Peter Faber, operando desde la milla 2 hasta la milla 11 desde la costa, desde donde seguía la operación otro buque francés, el Ile de Sein, encargado del despliegue ultramarino del cableado, desde Las Toninas hasta Praia Grande, en Brasil. Las Toninas fue en su momento elegido como el punto de conexión por las características del fondo marino de su costa.
Los buques cableros, explicó Coluccio en breve diálogo con Infobae, hacen una zanja de 1 metro de profundidad en el lecho submarino, donde van depositando el cable, que van luego cubriendo. Se evita así, por ejemplo, que pesqueros de arrastre u otro tipo de eventos marino dañen las conexiones. Los cables, de todos modos, tienen una fortísima protección y un diámetro de unos 15 centímetros. El 97% de las conexiones mundiales llegan por fibra óptica.
Según informó Colsecor, una cooperativa de Las Toninas, que se enorgullece de ser “el punto 0 de la Internet en la Argentina”, al país entran por mar tres cables: el Sam-1, con una capacidad de 1,92 terabits por segundo, que une a la localidad de la costa bonaerense con Boca Ratón (Florida, EEUU), el SAC, con una capacidad de 1,5 TBPs, que desembarca en Puerto Rico (Misiones) y el Atlantis-2, que llega desde Europa, pasando antes por África.