Una vez más, vecinas y vecinos se manifiestan y ‘escrachan’, en este caso, al sujeto que actualmente está siendo sometido a juicio por hechos de abuso sexual contra una niña. El sujeto vive actualmente en el domicilio de su padre en calle Espora del casco viejo de la ciudad de Río Grande, donde el imputado goza de prisión domiciliaria. Lo real es que los vecinos, ante la presencia de este hombre, y hartos “de una justicia aletargada y que pareciera beneficiar a los acusados”, trataron de hacer justicia por mano propia.
Río Grande.- Mientras en los Tribunales del ex campamento YPF se lleva adelante la quinta jornada de juicio oral no público contra S, M imputado del abuso sexual de una niña, cuya madre integra la organización de Mamás de Pañuelos Amarillos, el acusado, continúa con prisión domiciliaria, siendo trasladado todos los días, por personal del Servicio Penitenciario Provincial.
Cansados de esta situación, de conocer los hechos de los que se lo acusan a este sujeto, y con temor de que llegara a cometer otro atroz delito, como por el que actualmente está siendo juzgado, ayer, vecinas y vecinos del lugar, aguardaron la llegada del patrullero y de los ocupantes para efectuar un escrache, y evitar que S., ingrese en el domicilio de calle Espora, donde reside desde hace unos meses, y que es propiedad del padre.
El escrache y el intento de justicia por mano propia fue tal, que enviaron a personal de la Unidad Especial del Servicio Penitenciario, que ante este grupo de unas veinte personas, respondieron usando postas de gas pimienta, según la información oficial “para dispersar el sector”.
Este episodio aún más violento, indignó a los vecinos, y los desmanes y disturbios se extendieron a lo largo de la tarde de ayer.
Asimismo, en redes sociales, el repudio hacia el accionar de los uniformados y la falta de celeridad en el Poder Judicial, fueron los temas centrales y que vuelven una más, a poner en tela juicio, los procedimientos de los efectivos de fuerzas de seguridad y de la justicia.
Cabe aclarar que, las personas que se movilizaron y ‘escracharon’ el domicilio, son vecinos del acusado, es decir, residen en las inmediaciones y no tienen vínculo alguno con las Mamás de Pañuelos Amarillos que, desde el primer momento, han aclarado que ellas no incitan a la violencia.