Hoy por la mañana se reúnen efectores públicos y privados con las autoridades del Ministerio de Salud para evaluar la situación epidemiológica y el panorama que se avecina para los próximos días. Se espera que los contagios de la última quincena, en función de la evolución de la enfermedad, devengan en más pacientes internados la semana próxima, con la capacidad prácticamente colmada en la actualidad para brindar atención adecuada. El Dr. Carlos Sánchez Posleman adelantó que va a promover la ampliación de atención del Cochocho Vargas, dado que las primeras 14 camas no se están ocupando, para que se interne a los pacientes al inicio de la enfermedad, no sólo los días previos al alta, y dejar el hospital a los pacientes graves. En la clínica San Jorge está colmado el sector que habían destinado para enfermos de COVID y prevén que tendrán que ocupar camas del sector de pacientes no COVID. Esto resentirá la atención de otras patologías serias. La expectativa de la vacuna es dudosa, porque “no hubo suficiente tiempo de prueba” y existe temor en el profesional sobre los posibles efectos adversos que todavía no se han relevado debidamente.
Río Grande.- El Dr. Carlos Sánchez Posleman, socio gerente de la Clínica San Jorge de la capital fueguina, realizó una extensa entrevista con Radio Universidad 93.5 sobre la situación epidemiológica en Ushuaia y lo que se espera para los próximos días. “Estamos bastante preocupados por el crecimiento que ha tenido el coronavirus en la ciudad. Si bien esperábamos un brote, creíamos que dadas las condiciones con las que se venía trabajando la curva iba a ser un poco más plana y más sostenida en el tiempo. La situación actual es compleja, porque la cantidad de camas que se utilizan normalmente en terapia intensiva y en clínica, están con un alto índice de ocupación”, dijo.
“Todavía quedan camas por habilitar que no se han usado, no por falta de equipamiento sino por falta de recurso humano. Es bastante escaso en esta pandemia y esto ocurre en todos los lugares del mundo, porque nadie está preparado para semejante pandemia. Río Grande está siendo muy castigado, ya lleva casi cien días o más de un ritmo constante de pacientes internados en sala general y en terapia intensiva, tanto en el efector público como en el privado, con altos índices de pacientes con asistencia respiratoria mecánica”, observó.
Reunión en el Ministerio
Hoy alrededor de las 10 está prevista una reunión en el Ministerio de Salud “para evaluar el estado de situación, cómo viene la tendencia en Ushuaia, ver qué pasó con el índice de contagios en los últimos 15 días, porque esto va a impactar en el sector de internación a partir de la semana que viene”, indicó el facultativo.
“Nosotros tenemos diez camas de terapia intensiva, pero para lo que es COVID habíamos destinado únicamente tres camas, que ya están ocupadas. Río Grande está casi con el 100% de ocupación de todas las camas. El hospital de Ushuaia está exclusivamente para COVID y hay otras patologías que siguen existiendo y apareciendo. Esas patologías hay que atenderlas porque tienen un alto índice de morbilidad y mortalidad. Hemos dividido la clínica en dos, un sector para COVID y otro para no COVID. El sector COVID de terapia intensiva ha estado ocupado al 100%, y el sector no COVID es fluctuante. Hace dos días teníamos todas las camas ocupadas. Ayer teníamos dos nada más, pero si continúan apareciendo pacientes de COVID que requieran de asistencia respiratoria mecánica vamos a tener que utilizar el segundo sector que por ahora usaban otro tipo de pacientes” advirtió.
“Si bien es compleja la situación, todavía tenemos capacidad de respuesta para COVID. El problema se genera en los pacientes no COVID que también tienen que tener una respuesta adecuada del punto de vista sanitario”, subrayó.
Consultado sobre la suspensión de cirugías, dijo que “las operaciones de emergencia o de urgencia están cubiertas al 100%. Algunas cirugías programadas estamos suspendiendo y esto se ve día a día, de acuerdo a la cantidad de camas y a cómo viene la situación del COVID. Vemos qué operaciones se pueden hacer en el día y cuáles se pueden postergar, como puede ser una ligadura de trompas, una artroscopía, alguna operación de otorrinolaringología. Son operaciones programadas y la suspensión no genera un trastorno mayor en los pacientes. En algún caso hemos dado un alta precoz para solucionar alguna falta de cama. La situación es compleja pero todavía es manejable y se está trabajando junto con el ministerio para seguir atendiendo las necesidades de la población en forma ordenada”.
El costo de la pandemia
Cabe recordar que la Ministra de Salud estimó un costo de entre 80 mil y 100 mil pesos por cada día de internación de un paciente con COVID. El tema también preocupa al privado, que por el momento está haciendo frente con recursos propios. “Ese es uno de los temas que estamos conversando, porque los agentes financiadores de salud no están reconociendo el verdadero gasto que tienen los pacientes de COVID. Un paciente internado en terapia intensiva tiene consumo de oxígeno, de equipos de protección personal, medicamentos de uso cotidiano como corticoides, anticoagulantes o anestésico relajante muscular para los pacientes con respirador. Este medicamento estaba a 130 pesos y hoy está en 750 pesos. Se utilizan alrededor de 60 ampollas por día en pacientes con respirador”, dijo, por lo cual con este solo medicamento hay que destinar 45 mil pesos diarios por paciente.
Cuestionó “este abuso de la industria farmacéutica, ante el aumento de la demanda, que hace que se nos complique mucho la atención de los pacientes y conseguir esta medicación. Son medicamentos nacionales, pero siempre sucede en algunos sectores que aprovechan la circunstancia que estamos viviendo para aumentar los precios. Hay cosas que antes eran de uso habitual y con costo insignificante, como ocurrió al principio con barbijos, camisolines descartables, botas, cofias. Esos elementos hoy tienen valores significativos por el aumento abusivo de parte de los fabricantes por un lado, y por otro lado por el alto índice de consumo. Cada paciente lleva 25 kits de material descartable en la primera capa de protección por día”, indicó.
“No puedo asegurar el número fino, pero en los pacientes de terapia intensiva, más que seguro que el costo diario es el que informó la ministra. No sé a cuánto va a venir el oxígeno cuando tengamos que reponerlo, y es otro elemento que ya tenía un costo importante. Hoy el consumo de oxígeno es la droga básica de atención de estos pacientes y se ha incrementado en un porcentaje muy importante. Estamos en plena negociación y discusión de valores con las obras sociales. En marzo o abril los agentes financiadores de la salud eran reacios a asumir este costo, después intervino la Superintendencia de Salud, que rige las obras sociales sindicales y prepagas, con una normativa que indica que se tienen que hacer cargo del consumo adicional por COVID-19. Se dividió en módulos, el ambulatorio, el de internación clínica y el de terapia intensiva”, explicó.
“Con la obra social provincial estamos en negociaciones pero todavía no hemos llegado a algo definitivo. Nosotros planteamos nuestra preocupación y se mostraron receptivos, pero no tenemos ninguna respuesta sobre este concepto. Esto no influye en la calidad ni en la atención de los pacientes en este momento. Es un problema que vamos a absorber como prestadores y después veremos cómo negociamos a futuro con los agentes financiadores de la salud”, aclaró.
Errores y rebrote
Se le preguntó al médico a qué atribuye este rebrote que no se logra controlar en la capital fueguina y aportó su propio análisis. “En Ushuaia se hizo un excelente trabajo en los meses de marzo y abril. La sociedad dio una respuesta muy buena y logramos controlar ese primer brote. El aislamiento como isla nos sirvió para ir recuperando una vida normal poco a poco. Llegamos a tener una vida casi normal y empezamos a no cumplir con los protocolos que habíamos diseñado. Fundamentalmente con juntadas en lugares cerrados, tanto en lugares privados como bares públicos, donde no había registro de quiénes estaban en ese lugar, a qué hora habían estado. Cuando apareció un brote en un bar donde había más personas de las previstas y sin control, se disparó el virus y demostró su rapidez para multiplicarse. La gente se relajó y no tomó conciencia, creyendo que esto no iba a pasar. Acá no hay culpa de nadie, ni de la sociedad ni de las autoridades ni de los que trabajamos en salud. Simplemente nos fuimos confiando porque logramos pasar el primer brote y creíamos que el segundo iba a ser como el primero y lo íbamos a poder controlar. La forma de presentación no fue la misma, y desbordó todo el sistema que se había preparado de control pre-hospitalario, hasta que pudimos reorganizarnos”, expuso.
“Veremos hoy cómo vienen los indicadores, pero extraoficialmente parece que estas dos últimas semanas la cosa se ha venido tranquilizando un poco. No lo suficiente como para que estemos tranquilos y no tomemos ninguna medida”, sostuvo.
Refuerzo al Cochocho
Para Sánchez Posleman en función de los contagios por venir “va a haber que aumentar la cantidad de personal en el Cochocho Vargas para habilitar más camas con uso de oxígeno, y trabajar entre el sector público y privado para sostener la cantidad de pacientes”, dijo.
“Hoy no se están usando a pleno las primeras 14 camas, pero por como viene la evolución, mi propuesta va a ser habilitar esas 14 camas y mejorar la circulación de enfermos entre el hospital, la clínica y el Cochocho Vargas, para que sea más ágil. Tenemos que ofrecer a los pacientes de mayor riesgo el hospital, y que el de menor riesgo vaya al Cochocho, ya sea al inicio o al final. Yo propongo que también lo usemos de inicio, porque hoy se está usando en la etapa final de recuperación, dos o tres días antes de que el paciente se vaya de alta. Creo que va a haber necesidad de poner pacientes de inicio, que puede que anden bien o que se compliquen y haya que mandarlos al hospital o la clínica. Hay que aceitar esa logística, que va a requerir de ambulancias, de traslados, y hay que prepararse para esto”, manifestó.
La vacuna rusa
Finalmente se le preguntó sobre las expectativas por el anuncio de la compra de vacunas a Rusia. “El problema de la vacuna es que la información no está en medios científicos. A veces hay intereses en juego que hace que uno no tome con la veracidad suficiente la información que recibe. Por otro lado, nos preocupa a los que estamos habituados a todo el protocolo para el desarrollo de un fármaco, que por la presión política y de la población, se quemen muchas etapas. Muchos dudamos de la seguridad de la vacuna y de los efectos colaterales que puede traer, porque el tiempo de prueba ha sido muy corto. Hay que tomar como positivo el esfuerzo que están haciendo, pero no puedo decir si es mejor la vacuna rusa, la de Oxford o la de China. No hay información cierta en trabajos científicos presentados para tener una opinión formada”, concluyó.