(*) Pablo Javier Blanco es periodista del Diario Clarín, de donde se extrajo esta opinión.
Si 2020 fuese un año normal, los de la promoción 2000 hubiéramos hecho una fiesta de reencuentro y ustedes tendrían que estar bronceados del viaje de egresados y cansados por haber salido a bailar cada fin de semana.
Es más, no estarían usando barbijos y tapabocas; podrían abrazarse y hasta tener el festejo que se merecen, y no un acto lleno de protocolos en el que la prioridad es una: no contagiarse.
Pero este no es un año normal. Son los egresados de la pandemia, los que después de 15 días de clases, empezaron a cursar desde el encierro, haciendo zooms, en una cuarentena que nunca terminó.
En 2000, empezamos el milenio con Julio Bocca y Eleonora Cassano bailando en Ushuaia, el mundo era una fiesta y miraba a Tierra del Fuego. No existía el iPhone. No había redes sociales: ni Facebook, ni Twitter, Instagram o TikTok, nada. Tampoco WhatsApp. Google era una página que empezaba a ser conocida, no un verbo. Y la Play 1, era la consola de moda.
Un dólar costaba un peso. Y Maradona había estado al borde de la muerte en Punta del Este, pero había sobrevivido. Argentina se preparaba, sin saberlo, para vivir una crisis institucional sin precedentes, con cinco presidentes en una semana y 39 muertos.
Ustedes no habían nacido, por eso les cuento.
Como ven, muchas cosas pueden cambiar en 20 años. Les va a pasar: van a reír y a llorar; van a extrañar a sus amigos, van a amar y odiar; van a ver muertes y nacimientos; van a tener éxitos que no disfruten y fracasos que van a gozar. Pero como nosotros, más allá de todo, van a tener un lugar al cual siempre regresar: ese colegio mágico que están por despedir.
Bienvenidos al primer día del resto de su vida. Ahora sí, a disfrutar.
(*) Pablo Javier Blanco es periodista del Diario Clarín, de donde se extrajo esta opinión.
Justamente en este canal de Youtube, amplía conceptos sobre su egreso: www.youtube.com/watch?v=fqDuR3Lbs4c