El titular de la ONG, Julio Lovece, aseguró que el proyecto de interconectado provincial es el mismo que había presentado Fabiana Ríos hace diez años y prevé la construcción de 500 torres de 32 metros de altura, más el tendido de cables a través de la cordillera o el Canal de Beagle. Planteó la afectación al medioambiente y la necesidad de convocar a los sectores involucrados, fundamentalmente del turismo, para pensar en una alternativa que “no mate el paisaje”. Advirtió que además de la colocación de las torres deberá haber caminos de servidumbre y accesos en los que se va a talar bosque nativo. Espera que no se cometan “los mismos errores del gobierno anterior, que no apuesten a la ausencia de diálogo, ni a resolver las cosas entre tres o cuatro funcionarios”.
Río Grande.- El presidente de la Fundación Ushuaia XXI, Julio Lovece, planteó objeciones al impacto visual y ambiental del interconectado eléctrico, tras los anuncios sobre la decisión de avanzar con esta obra luego del paso del presidente Alberto Fernández y el gabinete federal.
Por FM Master’s se mencionó que el Secretario de Energía Moisés Solorza también propicia la inclusión de la provincia al interconectado y marcó diferencias entre el nacional y el provincial: “Nosotros estamos totalmente de acuerdo con sumar a la provincia al interconectado eléctrico nacional. Se habla de un proyecto de tres etapas y la primera es justamente conectar a Tierra del Fuego con la parte continental a través de la boca oriental del Estrecho de Magallanes, y construir una infraestructura generadora de energía en la parte norte de la provincia, en la zona de San Sebastián, apoyándonos en la abundante oferta de gas que hay en ese sector”, explicó.
“Esa primera etapa nunca la cuestionamos y estamos totalmente de acuerdo. En una segunda etapa se habla del posterior traslado de esa energía al resto de la provincia, y es ahí donde encontramos una oposición a cómo se va a hacer. La segunda y tercera etapa incluye principalmente en el tramo Río Grande-Ushuaia unas 500 torres de 32 metros de altura, y a nuestro criterio no tiene en cuenta el cuidado del recurso paisajístico. Ahí estaba focalizado el conflicto que tuvimos con el gobierno de Fabiana Ríos hace diez años, que ahora se renueva, porque el gobierno le ha cambiado el nombre al proyecto y lo presentó tal cual estaba diez años atrás”, afirmó.
“Yo apuesto a la inteligencia y la capacidad de las actuales autoridades para que convoquen a una serie de reuniones para que podamos opinar sobre cómo se tiene que hacer el proyecto. El primer temor que surge es que la gente pueda pensar que estamos en contra de que se genere energía, y es todo lo contrario, porque la actividad turística necesita de la energía para seguir desarrollándose. De ninguna manera estamos en contra, pero consideramos que hacer un interconectado de estas características en Tierra del Fuego es totalmente distinto de hacerlo en la pampa argentina. Hay que asumir que tenemos un paisaje, que es un recurso que alimenta otro tipo de actividades, como la turística, y podemos generar un beneficio con la generación de energía a las ciudades, pero por otro lado perjudicar la actividad del turismo, que depende casi exclusivamente del atractivo natural”, advirtió.
“Hasta ahora no hemos tenido ningún contacto con las nuevas autoridades. Yo le transmití nuestra inquietud a algunas de ellas, y no está limitado a las inquietudes de las organizaciones ambientalistas, porque cuando comenzó a debatirse este proyecto años atrás participaron de la misma preocupación las Cámaras de Turismo, la Cámara Hotelera. Hay distintos actores que vemos con preocupación la idea de estas benditas torres, porque no hay forma de cruzar la cordillera sin afectar el paisaje. Si se hace por Tierra Mayor o por la costa del Canal de Beagle, indudablemente va a generar un daño enorme”, remarcó.
Recordó que “les había transmitido en su momento a las autoridades nacionales que tuvieran en cuenta que Ushuaia es la única ciudad trasandina, y este proyecto implica cruzar la cordillera, por lo tanto debía analizarse bien de qué manera se iba a trasladar la energía hasta Ushuaia. Se puede pensar que sea de forma subterránea, por ejemplo, y la respuesta fue que encarecía muchísimo hacerlo de esa manera. A la hora de pensar en determinado desarrollo hay que analizar los costos que implica el sacrificio para el paisaje, porque el paisaje también tiene un costo. En lugar de trasladar energía se puede pensar en trasladar más gas y hay distintas alternativas”, aseguró.
Solorza “no sabe de turismo”
Respecto de las declaraciones del Secretario de Energía, mencionó que “él comparaba el tema de energía con el petróleo. Nosotros tampoco estamos en contra de que se explote el petróleo en Tierra del Fuego, pero sí estaríamos en contra si eso significara contaminar ríos y lagos con pérdidas de petróleo. La explotación de determinados recursos tiene que garantizar la sustentabilidad de todas las otras actividades. Si no, podemos llegar a tener la paradoja de disponer de muchísima energía pero en un lugar donde estamos sacrificando un recurso natural que le está dando de comer a más de 15 mil personas en Ushuaia”, subrayó.
“El Secretario de Energía puede saber mucho de petróleo y de energía, pero de turismo no sabe nada, tampoco sabe nada de medioambiente ni de cultura. Él está obligado a debatir con las otras áreas cuál puede ser la gestación de este tipo de proyectos con los demás segmentos productivos de la provincia. Ojalá el gobernador ponga las cosas en orden y nos convoquen al diálogo”, reclamó.
Agregó que “el impacto no es solamente la instalación de estas 500 torres de 32 metros de altura. Hay que pensar que por esas torres se van a trasladar los cables, y que eso exige un camino de servidumbre de 50 a 100 metros de ancho, y van a tener que talar muchísimo bosque, además de los caminos de acceso a esa franja de servidumbre para el mantenimiento posterior de las torres. Por si fuera poco, estamos hablando del traslado de alta energía. Las torres van a trasladar energía de Río Grande a Ushuaia, pero no es que la van a bajar a Tolhuin en el camino: se tiene que trasladar a través de un sistema de postes y de cables de baja intensidad. Es decir que vamos a empezar a ver postes, torres y cables por todo el paisaje, ya sea por el Canal Beagle o por la ruta 3. Me parece que el gobierno no debería ni pensarlo y ya tendría que estar buscando otra alternativa para disponer de energía sin que matemos el paisaje”, sentenció.
Corredor del Beagle
Lovece planteó una contradicción del gobierno en cuanto a la postura que tomó con el corredor costero. “Es paradójico que el gobierno comenzó criticando esa obra por estar mal ejecutada, mal planificada y por romper gran parte de los valores que tiene esa zona, y ahora tiene pensado poner allí estas torres. Es una pandemia esto, en todo sentido”, calificó.
“Uno apuesta a que podamos tener un diálogo más fluido con el gobierno y discutir con toda la madurez política y social este proyecto para que nadie se vea perjudicado”, confió.
Salmoneras
También tomó posición en contra de las salmoneras y espera que el año próximo se apruebe la ley. “Estamos totalmente en contra de las salmoneras y de cualquier tipo de actividad que afecte a la biodiversidad marítima. Creemos que puede haber actividad de salmonicultura como está ocurriendo hasta ahora, pero en tierra, en piletones externos que no generan una gran contaminación. No estamos en contra de la pesca deportiva, porque a veces la gente cree que estamos en contra de todo. La Fundación Ushuaia XXI tiene una mirada más puesta en la actividad turística que en el ambiente, y sería contradictorio afectar a un nicho de mercado como es el pescador, que paga miles de dólares para venir a pescar truchas a Tierra del Fuego. Estamos de acuerdo con lo hecho hasta ahora, pero creemos que la producción masiva de salmónidos en las aguas del Canal de Beagle es en todo sentido inapropiada y va a generar un daño tremendo”, expresó.
“El turismo es un gran vendedor de imaginarios, y nosotros estamos vendiendo un imaginario. No tenemos el glaciar Perito Moreno ni las ballenas de Madryn, ni las Cataratas de Iguazú. Acá tenemos el Fin del Mundo y es un destino que se apoya en un gran imaginario. Cuando el turista llega acá espera encontrar determinadas características en el Fin del Mundo y seguramente no espera encontrar salmoneras contaminando el Canal de Beagle, ni torres de energía por todos lados, ni cables, ni rutas mal diseñadas o basura. Además del ímpetu que a veces tienen los funcionarios para llevar a cabo determinadas obras, no se puede estafar al turista. Si le vendemos el Fin del Mundo y cuando llegan a Ushuaia le mostramos paisajes destruidos y basura, lo estamos estafando”, disparó.
“Cualquier actividad que genere un daño sobre el entorno implica una erosión a nuestra calidad de vida, y tenemos que pensar por qué elegimos vivir aquí. No creo que se deba erosionar todos los días un poco más el paisaje o el ambiente. Los funcionarios no terminan de entender que todos los efectos son acumulativos. Si sobre la costa de Canal de Beagle, que es única en el país, vamos a construir una ruta mal hecha como lo están haciendo hasta ahora, luego le vamos a poner torres como tienen planificado y luego salmoneras, estamos sumando una serie de consecuencias negativas sobre el entorno, que no tiene recuperación. Lo primero que espanta al turismo son los conflictos ambientales o bélicos, y acá tenemos muchos conflictos ambientales, que espero se resuelvan el próximo año, ver cómo se va a terminar la ruta 30, y determinar una ley que prohíba las salmoneras en el Canal de Beagle. Con el interconectado me parece que el gobernador tendrá que asumir que está obligado a generar un debate en una mesa para ver entre todos de qué manera se tiene que hacer. Espero que no cometa los mismos errores del gobierno anterior, que no apueste a la ausencia de diálogo, ni a resolver las cosas entre tres o cuatro funcionarios”, concluyó.