El presidente de la Cámara de Comercio, José Luis Iglesias, aseguró que en diciembre hubo un repunte en las ventas, cuando se temía retroceder a fase 2 por el rebrote en Río Grande. Sigue habiendo “más incertidumbre que certezas”, respecto de lo que pueda pasar en enero. Tienen previsto realizar una estadística formal a nivel local, pero ya las cifras nacionales marcan como promedio 9 comercios cerrados por cuadra. Alertó sobre el crecimiento del comercio informal, que es el camino que varios tomaron al no poder sostener costos de alquileres y de personal. Las ventas navideñas fueron mejores de previsto pero la recuperación será lenta. En materia de turismo no se espera una recuperación al menos hasta mediados del año próximo y dependerá la reactivación de la generación de puestos de trabajo genuinos.
Río Grande.- El presidente de la Cámara de Comercio de Río Grande, José Luís Iglesias, evaluó por FM Master’s las ventas de Navidad y la situación del comercio en general. “Es un año especial y nos obligó a tener protocolos, a manejarnos entre dudas más que con certezas, y la relación con el consumidor se hizo difícil. Los comerciantes suponíamos que diciembre podía ser peor y podíamos retroceder de fase, pero bajó considerablemente la cantidad de casos en Río Grande y muchos volvieron a la vida normal. Esto ayudó a que no fuera tan malo como venían los números de septiembre y octubre, sino que hubo un repunte en el consumo. En algunos casos no había mercadería por los tiempos que se manejan en la reposición y en la entrega de parte de nuestros proveedores. Esto hizo que no estuvieran los productos necesarios para reposición en tiempo y forma”, expresó.
Respecto de si esperan una continuidad de este repunte en enero, dado que muchos no se podrán ir de vacaciones, hasta ahora no se puede predecir. “Generalmente ponderamos en base a estadísticas y comparamos enero contra enero, febrero contra febrero, y ahora puede dar cualquier cosa. En general en comestibles y limpieza notamos que se incrementó el consumo y uno lo ve en los locales. Nosotros trabajamos activamente con CAME a nivel nacional en relación al comercio en particular y al comercio de ciudades de frontera, como es la nuestra, por la incidencia del comercio en ciudades vecinas, como Punta Arenas. Hay un incremento muy grande en varios lugares del país del comercio informal, a través de las redes, y es desmesurado. Esto conlleva al cierre de locales. En Río Grande estimamos que perdimos el 20% de los comercios en el año y ahora creo que me quedo corto con el número. En enero vamos a hacer una relevamiento formal”, adelantó.
“A nivel nacional, hablando con el encargado de Comercio, el número da 9 comercios cerrados por cuadra como promedio del país, porque muchos se fueron a trabajar a su casa o cambiaron a un local más chico, o directamente desaparecieron al no poder afrontar los gastos de alquiler y salarios. Nosotros lo vemos en la ciudad, con la cantidad de locales vacíos, y en la mejor de las situaciones va a costar uno o dos años recuperar esto. Hasta que no tengamos una nueva demanda genuina de empleo, estamos un escalón más abajo mes a mes en cuanto a la cantidad de puestos de trabajo de calidad, no informales. Esto tiene un correlato con el circulante en la ciudad. Para nosotros cualquier circunstancia que aliente al empleo genuino, ya sea la ocupación en las fábricas o la petroquímica, que se supone que se va a hacer, o el tema del petróleo, va a ser bueno. Ya no podemos pensar en el turismo en 2021, porque cualquier incremento en la actividad va a ser muy poco. Sabemos que vamos a seguir con los protocolos, quizás en menor grado con la vacuna, pero lo vamos a tener por lo menos hasta la mitad del año que viene”, estimó.
“Desde ese punto de vista no puede haber ningún número que suponga una situación mejor. Lo único que podemos hacer es tratar de cuidarnos, seguir los protocolos a ultranza, para no empeorar la situación de lo que tenemos. Hay que aceptar la realidad y adecuar a la nueva modalidad nuestros consumos, nuestros gastos y nuestro estilo de vida”, se resignó.
Capacitación para el cuidado
Iglesias informó que en enero la Cámara comenzará con talleres para los comerciantes a fin de que “se entienda la situación en que estamos. Vamos a explicar a nuestros comerciantes para que a su vez lo bajen a sus empleados, y seguir a ultranza con los protocolos. El sector comercial estuvo a la altura de las circunstancias y los casos de nuestros empleados, por los relevamientos que tenemos, son por contactos de terceros y no por contagios en el local. No vimos casos directos de contagio en los locales”, aseguró.
“Estos días tuvimos algunos casos aislados y la Dirección de Comercio trabajó muy bien, yendo a los lugares donde se observaba que no se respetaban los protocolos, tanto de parte de los clientes como de parte de los dueños, para hacer las advertencias y labrar actas. En general estas medidas de prevención hasta mediados del año que viene las vamos a tener que mantener”, consideró, aun con la vacuna.
Respecto de un posible rebrote luego de las vacaciones, recordó que “en enero vamos a tener tres vuelos semanales y en febrero empezarían los vuelos diarios. No podemos suponer una actividad social y comercial si no tenemos una vinculación aérea. Sabemos lo que pasó en Chile con el COVID, donde cerraron de un día para otro la frontera. Mucha gente se fue de vacaciones y tenemos más incertidumbre que certezas sobre lo que va a pasar. Si nos cuidamos, podemos seguir transitando la situación que tenemos hoy, que es mejor que en marzo y que en septiembre. Tenemos que ver cómo mejoramos día a día y mantenemos lo que está”, insistió.
En materia de asistencia, afirmó que “como Cámara estamos agradecidos con el gobierno nacional, con el gobierno provincial, con la Legislatura, con los municipios que estuvieron a la altura de las circunstancias. Cuando hicimos un planteo se fueron abriendo las líneas y vimos preocupación para resolver los problemas más gruesos. Los ATP, los 931 ayudaron a que mantengamos los comercios abiertos. Sin esas herramientas el escenario hubiera sido peor”, sostuvo.
“En nuestro país se achicó un 11% el producto bruto y somos pobres, en algunos lados más y en otros menos, porque estuvo todo cerrado. Esto hay que asumirlo y ver cómo empezamos a recuperar escalón por escalón lo perdido y no perder más”, planteó como desafío.
Remarcación de precios
En materia de precios, diferenció los productos con insumos del exterior de los que dependen de la fabricación local, pero aun así el aumento fue notable. “Argentina tiene una devaluación importante, estamos con un dólar a casi 100 pesos por un lado y otro a 150, y esto se refleja en los precios. En su momento pagábamos 2 dólares una botella de agua y no costaba, pero ahora sería imposible. Hay precios que se trasladaron y otros no. No es lo mismo el producto interno, que tiene un precio de referencia interno, que un producto importado, donde el precio de referencia es externo. El salario evidentemente se ha deteriorado, en algunos casos se compensó con bonos, pero hay menor capacidad de consumo. El aceite de oliva hace unos meses costaba 500 pesos y hoy la misma marca está a 900 pesos. Hay una parte importante del consumo que se hizo periférica, se va a la frontera, porque en relación está más barato en Argentina. Nosotros vemos una remarcación y los mecanismos del Estado para retardar ese efecto a veces no tienen la velocidad que requiere la gente”, lamentó.
“En la situación en que estamos se intenta hacer el menor daño posible. De parte del gobierno provincial y municipal vemos mucha ayuda social con bolsones y a mucha gente les ayudó. Esto hay que entenderlo porque hay una emergencia y estamos en una guerra contra el COVID. Las herramientas por ahí no son las adecuadas para las necesidades de cada uno. Muchos de nosotros no pudimos hacer los análisis regulares que hacíamos cada seis meses y estamos esperando que la situación se normalice para realizarlos, o ir al dentista por ejemplo. Todos los insumos dolarizados que tiene que utilizar el profesional para atender van a hacer todo más caro y la obra social no contesta en tiempo y forma. Esto genera molestia en la gente y es entendible. Esperamos ganar esta guerra para volver a una nueva normalidad, que nos va a encontrar un poco más pobres pero con ganas de seguir adelante”, confió.
En síntesis, evaluó que “las ventas navideñas fueron mejores de lo que podíamos esperar. A principios de diciembre pensábamos que íbamos a estar en fase 2, y no fue así. Se lograron los objetivos para seguir abiertos. En enero esperamos seguir trabajando”.