El obispo reflexionó sobre la pandemia. Contó que tuvo COVID-19, pero que lo supo cuando se hizo un estudio de anticuerpos. Destacó el ritmo de vacunación en nuestra región y planteó que se va a inocular cuando llegue su turno “como el común de la gente”.
Río Gallegos.- El obispo de la Diócesis de Santa Cruz y Tierra del Fuego, Jorge Ignacio García Cuerva, recorrió localidades del centro de la provincia en los últimos días; no obstante, analizó lo que ocurre a nivel social durante esta segunda ola de contagios.
En declaraciones a La Opinión Austral, en primera instancia dijo que “desde que se permitió la circulación con los permisos, recorro localidades de Santa Cruz y de Tierra del Fuego. En ambas encontramos situaciones complejas. No solamente hay una pandemia ligada al COVID-19, hay otra relacionada con la falta de trabajo, a las dificultades económicas. A la gente que ha necesitado un plato de comida o que se la ayude con el pago del alquiler o del gas”.
“Al mismo tiempo, estas situaciones creo que han podido ser acompañadas por la Iglesia, desde Cáritas Diocesana, pero también desde otras organizaciones sociales, otros credos religiosos, y por supuesto, desde los Estados tanto Municipal como Provincial. Porque como decimos siempre, la pandemia también sacó lo mejor de nosotros y creo que si hay algo en lo que hemos crecido es en la solidaridad. Estoy convencido de que la mejor ayuda es la que se organiza, por eso es muy importante siempre articular el trabajo y hacerlo de manera conjunta”, señaló.
Con relación al comportamiento social, observó que “el año pasado fue muy duro y tuvimos que aprender lo que era vivir en pandemia. Si bien costó, creo que se ha hecho un hábito el uso del barbijo y del distanciamiento. Pero también comprendimos que los actos individuales tienen consecuencias sociales, por lo tanto, cada uno debe hacerse responsable de las propias conductas”.
“Tiene que haber una decisión personal de cuidarnos y cuidar a quienes tenemos cerca, sabiendo que la pandemia afecta a los sectores más vulnerables. Por lo tanto, insistimos con los cuidados personales, tomar conciencia que mi responsabilidad sobre mis actos indudablemente tiene consecuencias. Y de esta pandemia, como decimos siempre, nadie se salva solo, salimos juntos. Como dice el papa Francisco: Estamos en la misma barca”, repasó.
Con relación a si la pandemia ha generado que la gente recupere espiritualidad o fe, analizó: “Creo que hay una necesidad muy fuerte en los temas espirituales. Digo que hay una pandemia también de las emociones. Todos estamos profundamente heridos en el corazón, por la incertidumbre, por la angustia, por el miedo, heridos por la tristeza. Y ponemos nuestra fe en Dios. Entonces, una vez que se han abierto los templos, mucha gente se acercó. Por un lado, por la necesidad de celebrar la fe de manera comunitaria. Por más que lo hacemos de manera virtual, a través de las redes sociales, la gente claramente necesita un tipo de encuentro; y por lo tanto, hay necesidad de reunirse. Y por otro lado, por la necesidad de la celebración de los sacramentos, especialmente el bautismo, la reconciliación, el poder recibir la eucaristía. Indudablemente hay una necesidad espiritual fuerte ligada también al estado anímico por el que todo el mundo está atravesando”, dijo.
Vacunación
En otro tramo, destacó el proceso de vacunación en nuestra región, además indicó que aún no se vacunó “porque no le corresponde por edad”, por lo que espera que le llegue su turno “como el común de la gente”.
En este sentido, confesó que tuvo COVID-19 pero que no lo supo hasta que se hizo un estudio. “Lo atravesé con síntomas bastante leves; de hecho, termino dándome cuenta cuando me hago estudios de sangre para ver si tenía anticuerpos, que los tenía. En ese momento, el médico sospecha que pude haberlo contraído para el mes de noviembre aproximadamente”, contó.