El legislador justicialista Ricardo Furlan, ex convencional constituyente, hizo una semblanza de su primera experiencia en un cargo electivo que lo colocó en la historia de la provincia. Planteó la división que existía en ese momento entre las dos ciudades-Estado de Tierra del Fuego, los “puentes rotos” en diversos aspectos y la importancia de buscar la conciliación, que se logró en función de la riqueza de los debates. Destacó su aprendizaje de los que tenían más trayectoria política e institucional, siendo el convencional más joven. Expresó su orgullo por haber sido parte de este hecho histórico, y la emoción de la jura no sólo de los convencionales sino del pueblo fueguino que se había congregado en el gimnasio de la capital fueguina.
Río Grande.- “Mirando el espejo retrovisor uno siente un orgullo más allá de lo personal, sino de la comunidad. Fue la primera oportunidad que tuve de acceder a un cargo electivo, y me tocó asumir porque iba sexto en la lista y reemplacé a contador Revah, que asumió como Ministro de Economía del ex Territorio”, relató el legislador Ricardo Furlan al canal oficial.
“Pude ser protagonista de un hecho histórico que marcó en la provincia el inicio de una independencia importante, de poder elegir y ser elegidos, tener otro status jurídico ante la nación y las demás provincias. Es un orgullo que comparto con toda la comunidad, porque los 19 convencionales tuvimos debates intensos, con posiciones políticas, dogmáticas, religiosas, y cada uno fue tomando partido y votando de acuerdo a sus convicciones partidarias y personales”, recordó.
“Hubo temas importantes que no se votaron de acuerdo a una directiva partidaria sino por convicción personal, como los que todavía se están discutiendo en la nación y se debatieron en el Congreso hace muy poco –dijo en referencia a la interrupción voluntaria del embarazo-. Era una época totalmente distinta a la actual y sin embargo fue una Constitución avanzada en muchos aspectos”, aseguró.
Lamentó que a 30 años todavía “falta reglamentar un montón de artículos y a través de nuestro bloque hemos presentado un proyecto de reforma constitucional, porque hay temas que se discutieron en esa convención constituyente para modificar. Hubo discusiones importantes hasta sobre cuál debía ser la capital de la provincia, porque había seis legisladores de Río Grande del MPF, de mi bloque cuatro eran de Río Grande también, del radicalismo había uno, y cada uno peleaba por la capital. Esta famosa grieta no nació hoy y la división del Garibaldi está hace años. Hasta en el deporte teníamos una división muy importante en Ushuaia y Río Grande. Quizás no eran grietas pero eran puentes rotos por todos lados y teníamos que ver cómo conciliar a través del diálogo”, describió.
“En esto tuvo un rol muy importante Doña Elena Rubio de Mingorance, porque fue la que buscó el equilibrio entre Ushuaia y Río Grande, entre la propia interna del MPF, entre la oposición y el oficialismo. De los 211 artículos de la Constitución hay 77 que no votamos desde la oposición y fueron capítulos muy importantes. Por supuesto una vez jurada la Constitución los cumplimos a rajatabla más allá de no haberlos votado. Entre ellos estuvo el Consejo de la Magistratura y ganó una idea, un pensamiento. Cuando vino la reforma de la Constitución nacional en el ’94 este Consejo de la Magistratura se presentó en la reforma de Santa Fe”, indicó sobre esta figura que, más allá de las diferencias, era de avanzada.
“Tuve el privilegio de compartir la banca con alguien como Don Hernán López Fontana, y vale el recuerdo para los que hoy no están. Doña Elena, ‘Lucho’ Andrade, ‘Monona’ como le decíamos, don Hernán. Todos tenían su personalidad y su impronta, y todos aportábamos a las discusiones”, manifestó.
La sociedad municipalista
Como ex Territorio y sin posibilidad de elegir al gobernador, Tierra del Fuego era esencialmente municipalista. “Teníamos muy marcadas las dos intendencias en el PJ. Estaba Carlos Manfredotti en Ushuaia, Esteban Martínez en Río Grande y un delegado en Tolhuin porque en esa época no había intendente. Hubo gente que vino a la provincia y quería implementar cosas que se aplicaban en Buenos Aires y no tenían nada que ver con Tierra del Fuego. El trabajo era importante y estaba en pleno crecimiento, porque no hay que olvidar que es la provincia que más creció en Sudamérica en los últimos 30 años, con la industria a partir de la 19640, y la estructura administrativa en Ushuaia”, dijo.
“Yo soy municipal de alma y creo que le erramos al planificar. No previmos la llegada de 40 mil personas de golpe y necesitábamos gas, cloacas, luz, agua corriente, que son servicios esenciales para los vecinos y una necesidad en la provincia. Estábamos naciendo en esto, en aprender cómo llevar gas y agua a la gente, porque una ciudad se va a armando con mensuras, con parcelas, la gente va cercando, hace su casa. En Ushuaia veíamos pasar las casas sobre trineos y eso lo hacía el Estado. Luego vinieron las privatizaciones que en algunos casos no nos beneficiaron. En Ushuaia el agua depende de la provincia y en Río Grande de la Municipalidad, y quedan cuestiones por resolver sobre la función de cada una de las instituciones. Hay duplicidad de funciones en muchos aspectos y esto se sigue dando, porque no hemos tenido una discusión seria”, expresó.
“No planificar fue el error de la dirigencia en la que me tocó estar, no haber pensado en una Ushuaia para 50 años –señaló con autocrítica-. En Río Grande planificaron de mejor manera pero siguen faltando servicios esenciales, lo mismo en Tolhuin, para que la gente pueda vivir dignamente. Todavía nos falta conocer datos fundamentales, porque el que está gobernando no sabe cuántos somos”, observó en función de datos erróneos del último censo-. No se sabe cuántos discapacitados tenemos, y no podemos saber qué necesitamos sin esos datos. Los únicos dos datos concretos y reales de la provincia son el índice de nacimientos y el índice de mortalidad. Calculamos que somos 200 mil, 220 mil, 230 mil. Ha salido el padrón definitivo y, si sumamos los chicos escolarizados y los que nacen, no dan los números. Es importante saber cuántos somos para poner el gasto donde corresponde y racionalizarlo”, subrayó.
La emoción de la jura
Furlan valoró el impacto que tuvo en la ciudadanía la convención constituyente y recordó la emoción del acto de jura: “La gente lo recibió bien porque cambiaba el status político y jurídico. Se discutía sobre la provincia pobre y el territorio chico en ese momento y algunas discusiones se trasladaban a la gente. El momento más emocionante, donde la gente entendió la dimensión de la convención constituyente, fue cuando Miguel Ángel Fonte, un amigo que ya no está, grita en el polideportivo que el pueblo quería jurar la Constitución. Con Miguel fuimos compañeros casi 20 años en el Concejo, más allá de que era radical y yo justicialista. Ahí la gente tomó dimensión de lo que estaba pasando. Estaba el presidente de la nación, había diputados, senadores, y el pueblo estaba ahí, porque no cabía un alfiler. Cuando Miguel Fonte dice que el pueblo quiere jurar se vivió la emoción de ese momento y fue una algarabía muy importante. Sobre todo quedó en la memoria la emoción de quien condujo, que fue doña Elena, junto con Gustavo Blanco que estaba al lado, y le pusieron esta cuestión sentimental a todo lo que pasó”, rememoró.
El aprendizaje
Como una figura política que recién empezaba a dar sus primeros pasos, habló del aprendizaje que significó en términos personales haber sido parte de la convención. “Yo ingresé casi a los 30 días de haber comenzado y me recibieron de la mejor manera todos los convencionales. Era el más joven, con 27 años, y me tuvieron la paciencia que a veces se le tiene a los que están iniciando. Me cuidó mucho Doña Elena y mis compañeros de bloque, además de don Hernán (López Fontana), que para mí fue un amigo. Mi expectativa era aprender, y lo hacía todos los días, de todos. Aprendí el reglamento, a pedir la palabra, a hablar de la mejor manera posible, con las lagunas que se hacen cuando recién uno está iniciando. Con la experiencia de hoy, puedo decir que para mí fue un aprendizaje diario, hora a hora, con los convencionales, los secretarios, los que nos asistían. Hay mucha gente que me gustaría nombrar y me enseñó día a día cómo manejarme en una convención constituyente. A 30 años a veces me toca ir a hablar a un colegio y uno cuenta esa experiencia, para que se tome dimensión de cómo se vivía, lo que nos pasaba, los inconvenientes”, dijo.
“La convención colmó totalmente mis expectativas y lo recuerdo cada 1° de Junio o cada 26 de Abril que se votó la ley de provincialización”, afirmó.
Las controversias
Respecto de las controversias del debate, mencionó “el artículo 70 que habla de no tomar empréstitos para gastos corrientes, la votación del Consejo de la Magistratura que no acompañamos, el principio de subsidiariedad del Estado. La vida desde la concepción, que salió 16 a 3 y yo voté dentro de los 16. Hoy también estaría votando dentro de esos 16, más allá de las discusiones que se están dando y la gente que tiene otro pensamiento. Uno en ese sentido tiene un pensamiento egoísta y cree que ese pensamiento es el que vale. Yo me equivoqué en tantas cosas y, si tuviera la oportunidad de tener el reloj del tiempo, me gustaría cambiar y ser un mejor dirigente”, confesó.
“El tema electoral fue muy discutido porque era un sistema nuevo con las tachas. Yo debuté con el 3% como candidato a concejal y lamentablemente en algunas cosas seguimos con las mismas discusiones. En la Municipalidad de Río Grande se eligen listas sábanas, en Tolhuin hay tachas y en Ushuaia preferencias, así que nos falta avanzar mucho. También nos falta estar más presentes en el tema educativo, en la salud, en lo previsional. En esta pandemia estuve más de un año encerrado, y me trajo un aprendizaje distinto el hecho de participar en forma virtual. Seguimos aprendiendo todos los días y trato a diario de modificar los errores que cometí”, aseguró.
“Los debates eran muy lindos y había debate, que ahora a veces no tenemos. En esa época los debates eran muy profundos, había enojos importantes y también había debates internos en el bloque mayoritario entre argentinos y nativos de la provincia, que eran intensos. Tuvieron que trabajar mucho las taquígrafas y para la redacción final de un artículo lo leíamos 15 ó 20 veces. También hubo que establecer cláusulas transitorias para el traspaso. En la primera elección la segunda vuelta la votamos un 29 de diciembre de 1991, y la primera vuelta fue el 1° de diciembre. El primer gobernador, que fue José Estabillo, asumió el 10 de enero de 1992. Nosotros íbamos con la fórmula de ‘Chiquito’ Martínez y Osvaldo Alonso y perdimos por 184 votos. Había que ver quién quedaba en la isla un 29 de diciembre y hubo picardías. Pensaron que ganaban los municipios y terminaron ganando la gobernación”, expresó.
“Otro tema importante fue la caja obligada del banco de la provincia y se empezó a capitalizar la entidad financiera. Hubo cosas que estuvieron muy bien y otras no tanto, como el Consejo de la Magistratura o el régimen electoral. Hubo un error en los cargos vitalicios, porque es necesaria la alternancia. Si un gobernador dura cuatro años, un Fiscal de Estado debería durar seis. Se podría avanzar con una elección cada dos años de los legisladores, porque la renovación da distintos pensamientos”, concluyó Furlan.