A cien años de la fundación oficial de la ciudad el Decano de la UTN, ingeniero Mario Ferreyra dijo que “faltaron anuncios de política, como hacer un nuevo puente que nos una o que mejore la conectividad a la Margen Sur y por supuesto la finalización del puerto Caleta La Misión; es inconcebible que Río Grande siendo una ciudad marítima no tenga puerto y debe ser la única ciudad marítima del mundo que no tenga un puerto. Es una deuda que tienen los dirigentes con los riograndenses, porque un puerto afianzaría el crecimiento de la ciudad, sería una infraestructura multipropósito que serviría para el desarrollo comercial e industrial”, dijo. En el marco del Centenario recordó su paso por la función pública donde se tuvo que preparar la infraestructura para recibir la masiva llegada de argentinos a trabajar en las fábricas, el proyecto educativo de la FUNDATEC -único en el país- y su actividad como Ingeniero Químico y en Petróleo en YPF, trabajo que lo trajo a Río Grande, donde eligió radicarse con su familia hace 41 años.
Río Grande.- Por Radio Universidad 93.5 el ingeniero Mario Ferreyra, Decano de la Facultad Regional Tierra del Fuego de la Universidad Tecnológica Nacional y Secretario Político del Rectorado nacional de la UTN, desgranó sus impresiones, vivencias y visiones del Centenario de Río Grande.
“Después de 41 años de vivir en Tierra del Fuego, en Río Grande, la ciudad que elegí para vivir y desarrollar mi profesión, estoy muy contento por lo que es Río Grande, por lo que es Tierra del Fuego y contento con lo que he podido aportar y agradecer todo lo recibido de nuestra querida ciudad”, introdujo el Decano.
Cabe destacar que el ingeniero Mario Félix Ferreyra tiene un extenso ‘cursus honorum’, fue Secretario de Obras y Servicios Públicos de la Municipalidad de Río Grande en la gestión de Esteban ‘Chiquito’ Martínez, Concejal de la Ciudad, Convencional Constituyente Provincial -co redactor de la Constitución de Tierra del Fuego-, Diputado Nacional, Convencional Estatuyente de Río Grande -co redactor de la Carta Orgánica de la ciudad-, además de ocupar diversos cargos partidarios dentro del PJ y de instituciones, como la FUNDATEC (Fundación Tecnológica), el Rotary Club Río Grande y asociaciones académicas y hasta deportivas.
También fue miembro del Directorio de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, redactor de leyes relacionadas con la innovación tecnológica.
“Siento que es más lo que he recibido de lo que he podido dar, pero siempre queda tiempo para seguir luchando para Río Grande, verla crecer continuamente y sentirnos orgullosos de vivir en esta ciudad”.
Llegando al horizonte
Mario Ferreyra arribó a la provincia a cumplir su función en YPF como Ingeniero Químico e Ingeniero en Petróleo (en Postgrado). “Vine relativamente bien, con un trabajo, con un entrenamiento previo que lo había hecho en Pico Truncado (ciudad que justamente en este 2021 cumplió también cien años) y en Las Heras, ambas localidades de la provincia de Santa Cruz. Venía por un tiempo determinado, unos cuatro o cinco años como era habitual en los ingenieros de YPF”, confió.
Recordó que llegó a Tierra del Fuego el 17 de enero de 1980 “con el Arava de YPF y con un viento de alrededor de 120 kilómetros por hora, ese fue el recibimiento que tuve en el Aeropuerto. Los primeros días viví en el Hotel Menón (Rosales casi Belgrano), hoy abandonado y de propiedad de la UTN, al lado del Hotel Atlántida. El Hotel Menón era de YPF y nos atendía el personal de Recursos Humanos de la petrolera estatal”.
“De ahí me iba a trabajar -continuó Ferreyra- al ‘Área B’, que comprende los yacimientos en La Sara, Los Chorrillos, San Sebastián, Sección 30, Cabeza de León, Río Chico y otros más cercanos. Otros días iba al ‘Área A’, que comprenden los yacimientos de Cabo Nombre, Cañadón Piedras y Cañadón Alfa”, agregó.
“Vine casado con Isabel Natalini, mi esposa; teníamos un hijo (Demian) y mi segundo hijo (Daniel) nació en 1981 aquí en Río Grande. Lo trajo al mundo el Dr. Oscar ‘Cacho’ Noto, que acaba de fallecer y tengo los mejores recuerdos para él”, dijo.
“En esos tiempos el viento era constante, además, las temperaturas bajaban a 26 grados bajo cero, era muy fría la ciudad. Probablemente esa temperatura puedan darse hoy a las afueras de la ciudad. Recuerdo que cuando vivíamos en el Barrio General Mosconi (en avenida El Cano) frente a la playa, fue de 26 grados bajo cero durante varios días”, reiteró.
“Vine como un profesional de YPF, me adapté rápidamente a la actividad petrolera; en un primer momento estuve a cargo de todo lo que eran ‘Procesos’, esto es la deshidratación del petróleo, el transporte del gas y el petróleo; también todo lo que es la separación de gas, petróleo y agua. Era un trabajo variado y muy interesante”, relató.
Continuó recordando que “después pasé a Estudios de Extracción -Ingeniería de Yacimientos- y al final de mi carrera en YPF aquí en Tierra del Fuego, estuve en Estudios Económicos donde nos encargábamos de armar los presupuestos y las licitaciones”. Su carrera en YPF culminó en 1992.
La actividad petrolera fueguina floreció hacia 1958 con Arturo Frondizi, cuando la Tennessee, petrolera de origen estadounidense, se hace cargo del yacimiento La Sara, “lamentablemente el gas se quemaba porque solo interesaba el crudo. Lo mismo ocurriría después, cuando YPF estuvo a cargo de todos los yacimientos. Llegaron a quemarse hasta 12 millones de metros cúbicos diarios hasta que se construyó el Gasoducto San Martín -el que cruza el Estrecho de Magallanes-, cuando hoy Tierra del Fuego consume unos dos millones de metros cúbicos por día; había antorchas desde cerca de río Chico hasta Cañadón Alfa”, contó.
“Fui presidente del Club YPF y pude organizar algunas reuniones sobre la historia de Tierra del Fuego, especialmente con don Eduardo Van Aken quien tenía un comercio de electrónica en avenida San Martín. Era hijo de un pionero, un antiguo poblador de origen holandés. Heredó de su padre la cultura del esfuerzo y también parte de la historia de Río Grande y Ushuaia, pues tenía una colección muy importante de fotografías. Organizamos muestras y charlas con el personal de YPF y pudimos aprender cómo era la vida, especialmente en Río Grande en la época que él comentaba y que están reflejadas en publicaciones como ‘La Salamandra’ y ‘Hacha, Cuña y Golpe’, una etapa de la vida rural que se mezclaba aquí en la ciudad, sobre todo, en las tareas del Frigorífico CAP. Con esas notas tan folklóricas, tan buenas cuando se cuenta, pudimos saber sobre la vida con calefacción a leña en Río Grande”, recordó.
A inicios de la década del ’80 del siglo pasado, la ciudad del norte fueguino tenía unos 17 mil habitantes. “Cuando llegué estaban construyendo el Puente General Mosconi y pude apreciar que la historia de Río Grande iniciaba una nueva etapa, dejando atrás la dependencia exclusivamente rural y petrolera, esta última que con la llegada de YPF hacia las décadas de 1940 y 1950; cuando se construye la sede del Banco Nación, el Hospital, Obras Sanitarias, la telefónica (ENTeL empresa creada por Juan Domingo Perón en 1946), el correo (posteriormente, desde 1972, ENCOTEL), el Banco Hipotecario, la Base Aeronaval y el BIM 5 y otras dependencias nacionales. Era la época del primer gobierno de Perón y también se perfora el primer pozo en 1949”.
“A principios de los ’80 era difícil hablar por teléfono, la gente hacía largas colas para hablar en la esquina de Perito Moreno y Piedra Buena”, dijo.
“Hay toda una etapa del petróleo que hay que rescatar, desde la perforación del primer pozo (el TF1) hasta la provisión del gas natural a la ciudad, cuestión que afianzó en la década del ’50 la Tennessee, 1958 para ser preciso, gas que ya venía desde el yacimiento La Sara. Río Grande pudo contar así con un ambiente de confort que el gas natural hizo realidad”, observó.
Asimismo, “en esa época también culminó el contrato de concesión del proveedor privado de energía eléctrica que era el papá de (Esteban) ‘Chiquito’ Martínez, cuya acta final se firmó el gobernador (José Arturo) Estabillo con el director de la Asesoría Legal de la Secretaría de Energía de la Nación, el Dr. Pascual Politti, a quien acompañamos a la ciudad de Ushuaia para ese cometido”, dijo.
Ferreyra obtuvo su vivienda en una urbanización del AGP impulsada por el entonces gobernador Adolfo Sciurano y es la casa en la que actualmente vive y el financiamiento lo obtuvo a través del Banco Hipotecario Nacional. “Así pudimos acceder a la vivienda propia, construimos nuestra casa para quedarnos a vivir en Tierra del Fuego”.
La llegada de las fábricas
El ingeniero Mario Ferreyra observó que la década del gas y del petróleo tuvo su auge pionero hasta la década de los ’80s y luego se produjo un hiato con la llegada de las fábricas, especialmente las electrónicas, al amparo de la Ley de Promoción Económica 19.640. “En esa época comienza la construcción del mencionado puente General Mosconi -no se si al amparo de la Ley 19.640- pero era un puente que iba a la nada, desembocaba a unos mil metros del Frigorífico CAP al que unía con un camino y en cercanías del edificio de ‘La Oveja Negra’. Pero una vez inaugurado en 1981, del otro lado no existía población. Recién después de 1987 se inaugura el Barrio Austral, creo que fue en el gobierno de Elios Eseverri, acompañado por el ingeniero Alberto Carini, titular del INTEVU (Instituto Territorial de la Vivienda), donde trasladaron a las familias del Triángulo AGP y con la perspectiva de que estos vecinos puedan tener un terreno a unos 400 metros de la ribera del río Grande, en los terrenos que podrían ser de la Estancia Cabo Peña, que estaba en ese sector de la Margen Sur, lo mismo que los terrenos de la Aeroposta Argentina que después fueron urbanizados”.
“Así es que hubo tres grandes etapas productivas: la rural, la hidrocarburífera y la tecnológica. También el Estado nacional sumó sus instituciones, la Policía Territorial, dependiente del Gobierno nacional en los primeros tiempos (1897), la Prefectura Naval Río Grande (1917), el BIM 5 (1947), la Base Aeronaval (1949) y luego vendrían más reparticiones federales con el tiempo”, resumió.
Obras públicas para los riograndenses
Mario Ferreyra ocupó la titularidad de la Secretaría de Obras y Servicios Públicos desde 1983 a 1985 y luego en una segunda etapa en los años 1987 y 1988. “Cuando asumí como Secretario de Obras Públicas en el Municipio de Río Grande, el Puente General Mosconi -que como dije fue habilitado en 1981- se utilizaba, más que nada, para llevar los residuos urbanos para quemarlos en cercanías de la playa (donde hoy se ubica el Barrio Arraigo Sur y aledaños) y una vez quemados, con una topadora se los empujaba hacia el mar, lo cual produjo una enorme contaminación que nosotros la reconocimos cuando asumimos la gestión de la municipalidad con ‘Chiquito’ como Intendente el 11 de diciembre de 1983. Recuerdo que analizamos el tema para cómo le podíamos dar una solución a este problema tan complejo que era la quema de los residuos domiciliarios a cielo abierto. Cualquier vecino podía ver la humareda a lo lejos, comenzamos un proceso de relleno en donde está hoy parte del barrio Austral, hasta que se lo trasladó a Las Violetas”.
Con respecto al hábitat social, Ferreyra recordó que “en esos tiempos se estaba construyendo el Barrio INTEVU, ya se habían entregado algunas viviendas, también se comenzó la urbanización de Chacra II cuya piedra fundacional la colocó el gobernador (Luís Jorge) Arigotti (quien gobernó el territorio nacional fueguino hasta el 29 de marzo de 1981); nosotros fuimos con el Jefe de Yacimiento a ese acto que fue en la hoy avenida Prefectura Naval subiendo a la ruta”.
Cómo preparar infraestructura para una ciudad para 50 mil habitantes. Ese fue el desafío de la gestión de ‘Chiquito’ Martínez cuando, como se dijo, Río Grande tenía unos 17 mil habitantes. “Cuando nosotros nos hacemos cargo de la Municipalidad había casillas montadas sobre tambores de 200 litros en las zonas anegadas de las calles Ricardo Rojas y Bilbao. Desde esta esquina y desde la avenida Belgrano, comenzamos a construir la hoy avenida Juan Domingo Perón con materiales de relleno y escombros de construcciones. En esa intersección había un asentamiento de parejas jóvenes, incluso con hijos muy pequeños o bebés; nosotros le llevábamos agua y leña y en invierno lo rodeábamos a dicho asentamiento con anillos de fuego de leña que íbamos a buscar a Radman con un camión de la municipalidad para que estos vecinos pudieran cocinar y darse calor para pasar el invierno ya que tampoco había garrafas”, memoró Ferreyra.
Añadió sobre este punto que “era un asentamiento temporal hasta que consiguieran un alojamiento ya que los hospedajes estaban siempre llenos y había pocos. Los trabajadores dormían hasta en el piso de las pensiones, en la guardia del Hospital, en dependencias de Defensa Civil o donde podían conseguir un lugarcito”.
Cuando le llevábamos leña y agua a los pibes que tendrían 18, 20 ó 25 años -en ese tiempo yo tenía 34 cuando empecé como Secretario de Obras Públicas- los veíamos con sus hijos y sus señoras que se quedaban cuidando a sus bebés recién nacidos. No sabíamos cómo aparecieron en la zona de La Antena de Radio Nacional (Ricardo Rojas, Bilbao y avenida Juan Domingo Perón) donde había un descampado y cómo ellos lo habían poblado con carrocerías de micros y carpas. Realmente hoy me emociono mucho cuando los reconozco y ellos también lo hacen; y están viviendo cerca de la zona, en buenas viviendas, tienen sus negocios, sus comercios”, recordó.
Ferreyra fue quien impulsó también el paseo costero en memoria de Malvinas, poniendo la planimetría del sector apuntando hacia las islas irredentas.
Observó que “los fueguinos se sintieron invadidos por esta situación ya que vino un aluvión de gente del norte atraídos por el empleo fabril. A mí me produjo mucho alegría que los pudiéramos ayudar, que pudieran encontrar el destino que habían venido a buscar. Accedieron a viviendas, muchos construyeron su propia casa; incluso cuando rellenamos la avenida Juan Domingo Perón en el que establecimos un cierre, quedaron ahí 43 hectáreas de suelo inundable, pero a través de una gestión del concejal (Enzo) Filosa -presidente de la Comisión de Obras Públicas del Concejo Deliberante-, la empresa ODISA que había construido el puente General Mosconi y el ingeniero Bruera, se rellenó toda esa zona que se llama Barrio 25 de Noviembre y ahí se empezó a urbanizar”.
“Este barrio y los otros aledaños, enmarcados dentro de estas hectáreas y todos los terrenos que se entregaron, sirvieron como pulmón económico de la ciudad de Río Grande, puesto que la gente que accedía a los terrenos, enseguida iba a comprar materiales, hierro, cemento, chapas, madera, etcétera, además de todo el movimiento de camiones de particulares que se sumaron a este trabajo de relleno. Fue motor de la economía en esos tiempos ya que la gente construía sus casas y nosotros como municipio teníamos que ir detrás colocando servicios como agua y cloacas y obviamente haciendo apertura de nuevas calles. Trabajamos mancomunadamente en la colocación de redes de gas y con la Cooperativa Eléctrica, la electricidad; llegamos a cubrir el 120 por ciento en agua, cloaca, gas y electricidad en espera de la gente que iba a llegar, teníamos ese 20 por ciento de reserva ya que en ese momento hicimos todo un trabajo de previsión del crecimiento de Río Grande ya que de las 17 ó 18 mil personas estimadas cuando asumimos, en el 86 y 87 había unas 25 mil y dejamos preparada una ciudad para 30 mil, más los proyectos que dejamos establecidos que se concretaron hacia 1988 para 50 mil habitantes”, comentó Ferreyra.
Los pioneros industriales
El ingeniero Mario Ferreyra valoró como “pioneros industriales” a la tercera gran ola de argentinos que vinieron buscando un futuro bajo el paraguas de las industrias electrónicas, textiles y plásticas que se instalaron bajo el régimen de promoción económica. “La actual riqueza de Río Grande es la actividad tecnológica, la innovación, es una gran riqueza que está en el cerebro de muchos ingenieros, técnicos y obreros fabriles, unido todo esto a los pioneros rurales y a los pioneros del gas y el petróleo, constituye un capital de Río Grande que es inconmensurable”.
Río Grande debe tener un puerto
Entendió que “en este centenario de Río Grande faltó anunciar, me parece, como política, hacer un nuevo puente que nos una o que mejore la conectividad a la Margen Sur y por supuesto la finalización del puerto Caleta La Misión; es inconcebible que Río Grande siendo una ciudad marítima no tenga puerto y debe ser la única ciudad marítima del mundo que no tenga un puerto, es una deuda que tienen los dirigentes para con los riograndenses, porque un puerto afianzaría el crecimiento de la ciudad, sería una infraestructura multipropósito que serviría para el desarrollo comercial e industrial y Ushuaia se focalizaría en el turismo y la pesca, además del apoyo a la logística antártica, no estamos hablando de sustituir a un puerto por otro”.
Asimismo cuestionó que “hay un egoísmo con Río Grande en este aspecto de impedir la construcción del puerto y desacreditar la posibilidad de un puerto porque ya se le ha escuchado a un ministro de la Nación y a asesores del Ministerio de Transporte de la Nación desacreditar al puerto Caleta La Misión o cualquier otra posibilidad, porque pareciera que nuestra ciudad no necesita un puerto. Claro que lo necesita y no compite con Ushuaia sino que complementa y genera riqueza, abarata la logística y atrae más inversiones. No podemos vivir con el corazón en la boca pensando que en cualquier momento nos quitan la Ley 19.640 por eso es imperioso que se invierta en infraestructura portuaria para una ciudad que en materia tecnológica es una de las más ricas del planeta”, planteó Mario Ferreyra.
Nacimiento de la UTN y la FUNDATEC
El Ingeniero Mario Félix Ferreyra, además de sentar las bases de la UTN, desde la FUNDATEC creó un innovador sistema educativo que abarca desde el Jardín de Infantes (Rosarito Vera), la escuela primaria (EADEB), dos colegios secundarios (CIERG en Río Grande y CIEU en Ushuaia), además del Profesorado, las carreras de grado y terciarias de la Universidad y celebró el convenio con la UCES para que los fueguinos puedan acceder a carreras como Abogacía, Contador Público y otras, dictadas en Tierra del Fuego, promoviendo así el arraigo. “Logramos darle a los padres la posibilidad de que sus hijos estudien acá y no tengan que ir a otros lugares del país para formarse profesionalmente”, destacó.
“La Tecnológica, hay que recordarlo, vino a través de un acuerdo entre el entonces gobernador (Raúl Eduardo) Suárez del Cerro y el Rector Interventor de la UTN Ramón Guillán, en septiembre del año 1982, como una parte de la industrialización de Tierra del Fuego. Se creó el Departamento de Carreras Tecnológicas dependiente de la Universidad Tecnológica Nacional con dos carreras: Auxiliar de Ingeniería Industrial y Auxiliar en Ingeniería Electrónica para proveer de recursos humanos calificados a la naciente industria electrónica”.
En este punto, el Decano de la FRTDF recordó y reconoció al primer director de esta unidad académica, el ingeniero Galaor Urcelay, “por ello nuestro laboratorio de electrónica lleva su nombre como homenaje a todo lo que hizo. Él fue un ingeniero de Ranser Fueguina, una de las primeras fábricas en producir equipos electrónicos y muchas otras casas más. Luego trabajó en Carcai, donde también trabajó el ingeniero Francisco Javier Álvarez, quien es nuestro Vicedecano, uno de los pioneros industriales de Tierra del Fuego. Cuando empezó no tenía vivienda, tenía que dormir en una pensión entre cuatro o cinco compañeros de trabajo y su señora tenía que hacerlo en otra pensión de mujeres, hasta que pudieron construir su casa. Esto merece también mucha poesía y mucho recuerdo, porque realmente es conmovedor”, valoró.
Haciendo un racconto, Ferreyra contó que “pasé de la actividad petrolera a la actividad política, luego a la actividad académica invitado por el ingeniero Galaor Urcelay para dar clase en la Tecnológica. La materia era Física porque en YPF era la especialidad que estaba ejerciendo. Entre mis alumnos estaban Luís Petroli, primer graduado de la UTN en Tierra del Fuego (hoy dueño de una importante cementera), América González quien fue la primera mujer fueguina en recibir un título universitario en Tierra del Fuego, que todavía no era provincia. En definitiva, todos se graduaron conmigo porque las materias de Evaluación de Proyectos y Proyecto Final requería de la aprobación de todas las otras para recibirse”.
La sede académica de la UTN estaba ubicada en Perito Moreno y Belgrano, donde estuvo hasta 1988. Pudimos alquilar SIGIS (1995). Ese año Lito Mecozzi que era apoderado del Offen, su hermano Horacio era el propietario, nos ofreció en venta el Offen, fue una operación que asumimos que podíamos cumplir y lo hicimos en 120 cuotas, en diez años”.
Previamente los colegios comenzaron el 21 de marzo de 1994, con el jardín, el primario, el secundario y el profesorado. “Puse mi casa como garantía para alquilar parte de la galería Lapataia”, recordó Ferreyra quien agregó que “el proyecto requería formar profesores en un acuerdo entre la Provincia y la Universidad, que con la tutela académica formaba a los docentes y también tutelaba académicamente a los colegios como lo hace actualmente”.
“También el Profesorado estaba funcionando formando a profesores de Inglés que es la base de formación de la escuela bilingüe”.
En ese punto memoró que “el primer colegio privado era el JIF del profesor Ricardo Azcárate con quien colaboramos mucho para que lo pusiera en funcionamiento, él era empleado de la Secretaría de Obras y Servicios Públicos hasta que consolidó su emprendimiento, el JIF -el Juvenil Instituto Fueguino-, en la calle Lasserre. Lo he visto llevar al hombro materiales de construcción desde distintos corralones hasta su establecimiento para ponerlo en marcha”, elogió.
Cuando se trasladan al actual emplazamiento del Edificio General San Martín en Islas Malvinas y Sabattini, “comenzamos este proyecto ya mucho más aliviados porque estábamos pagando alquiler alrededor de doce mil pesos y con la cuota íbamos a triplicar esa suma, pero tuvimos suerte porque inmediatamente pudimos dejar el alquiler de Galería Lapataia, la cual restauramos como estaba originalmente y trajimos los colegios aquí al Offen, donde también estaba la Municipalidad, el Poder Judicial, el Padle que sigue estando; antes de ello estaba un supermercado y distintos comercios, algunos accedieron a abonar un alquiler y ahí pudimos arrancar con más holgura y afianzar el proyecto educativo”, explicó el Decano.
Dicho proyecto ya tiene una larga trayectoria, “con los colegios ya llevamos 28 años con la FUNDATEC, fue el primer jardín y colegio bilingüe. En Ushuaia avanzamos inmediatamente, en el año 1997, el gobernador Estabillo y la legisladora María del Carmen Feuillade nos pidieron si podíamos crear un colegio en Ushuaia, dijimos que era medio imposible porque acá en Río Grande tuvimos mucha suerte pero en Ushuaia no conocíamos a nadie; ya habíamos pasado por la experiencia de pagar alquileres, pero el gobernador Estabillo nos puso a disposición elegir entre tres edificios, elegimos al que consideramos más cómodo y que fue cedido a la Universidad Tecnológica Nacional que era la fábrica de videos Sony -Dewo- y ahí empezamos con el CIEU, empezamos con la Universidad, con el Profesorado de Biología y con la carrera de Ingeniería Pesquera que hoy ha formado alrededor de veinte profesionales que parecen pocos pero no lo son. Solo Buenos Aires, Chubut y nosotros en Tierra del Fuego dictan esta carrera de grado, lo que hoy está rindiendo sus frutos para la ciudad de Ushuaia y cada vez lo irán haciendo mejor, sobre todo, aquellos que han evolucionado con sus emprendimientos propios, como el caso del ingeniero Sergio Amaya, que vende los preparados del mar, ahumados”.
Cabe destacar que entre ingenieros, licenciados y profesores, el proyecto de la FUNDATEC ha graduado a más de mil profesionales incluyendo el convenio con UCES, “muchos están trabajando en el Estado nacional, estado provincial, municipios, en el Poder Judicial, en la industria y por su cuenta. La contribución que ha hecho la UTN desde que llegó a Tierra del Fuego como parte un plan para apoyar geopolíticamente al crecimiento económico de la Isla, lo cumplió cabalmente.
“Aportó recursos humanos capacitados a la naciente industria, cumplió con sus misiones y funciones para consolidar los objetivos de la industrialización y de la producción de gas y petróleo. Queda pendiente la industrialización del gas -una petroquímica-, la producción pesquera, el apoyo a la Antártida y por supuesto -y lo digo de corazón-, un puerto para Río Grande, para afianzar un proyecto social, industrial y tecnológico que permita la autonomía plena de la ciudad”.
Finalmente confesó que “defiendo la iniciativa privada de los emprendedores de Río Grande porque creo que tienen mucho para darle a la ciudad, a Tierra del Fuego, a nuestro país y al mundo. Necesitamos de un plan político que sepamos comprender y defender, que pasa por contar con una infraestructura más compleja como es la del puerto, una mayor conectividad aérea, seguir aumentando la producción del gas y el petróleo -sobre todo el gas-, rescatar y defender la actual situación de la industria electrónica, la textil y la plástica con la vigencia plena de la Ley 19.640. La ampliación de su período es necesaria hasta que de alguna manera podamos establecer un plan económico para Tierra del Fuego que nos brinde autonomía, propiciando que las empresas logren sostenerse por sí mismas, aportando a la satisfacción económica al pueblo de Tierra del Fuego”.
Cabe destacar que también Ferreyra, con Alberto Centurión fundaron Radio Universidad 93.5 ‘La Tecno’, en marzo de 2012, un proyecto institucional innovador en materia de radios universitarias.