El Secretario de Industria Juan Ignacio García atribuyó a problemas de gestión o comunicación del sector privado con el gobierno nacional la demora en la liberación de mercadería de Aduana, que requiere la autorización del Sistema de Monitoreo de Importaciones –SIMI-. La presidente de la Cámara de Comercio de Ushuaia había expresado que hay contenedores que llevan hasta cuatro meses con la mercadería paralizada, y provienen del continente, no del exterior. Para García los inconvenientes se plantean con las importaciones solamente, y puntualmente en el sector textil y confeccionista.
Río Grande.- El secretario de Industria, Juan Ignacio García, fue consultado por Radio Nacional Ushuaia sobre el reclamo realizado por Claudia Fernández, presidente de la Cámara de Comercio de Ushuaia, por la demora en la autorización del Sistema Integral de Monitoreo de Importaciones –SIMI-, que implica retrasos de tres y cuatro meses para liberar mercadería tanto extranjera como proveniente del continente.
Según el funcionario, “el ingreso de mercadería nacional no debería pasar por este sistema y no tendría que haber inconvenientes. El sistema de guía de removido, que se usa para enviar mercadería nacional al país, no pasa por los controles del SIMI. Las SIMI son necesarias para autorizar cualquier importación desde terceros países y efectivamente es un sistema que incluye toda la mercadería que se importa, y en algunos casos suma las licencias no automáticas. Si el producto no tiene licencia no automática, se supone que la autorización es inmediata y no debería generar ningún trastorno”, dijo.
“Los insumos de la industria electrónica tienen su materia prima en automática y entra sin mayores problemas. En algunos casos puntuales sabemos que ha habido demoras con el comercio, porque me llega algún comentario para ver si podemos hacer alguna gestión. Por ejemplo ocurrió con las cubiertas con clavos, con calderas, y se estaba trabando el trámite. Por ahí no salen en los tiempos que se necesitan pero nosotros tenemos un vínculo fluido con la Secretaría de Comercio y tratamos de ayudar con los trámites de mayor urgencia”, aseguró.
Se le preguntó si la demora se debe a una interpretación de la Aduana y aclaró que “no puedo saber qué sucede en todos los casos. Hay cuestiones de gestión, porque se procesan cerca de cinco mil SIMI todos los días y muchas están dentro del esquema de licencias no automáticas, donde está la industria textil y confeccionista. Ese sector está protegido a nivel nacional y hay que pasar por un filtro más de controles que restringen importaciones para favorecer la industria nacional. Así que en el sector textil se puede generar alguna demora”.
“Las empresas tienen que presentar una proyección de importaciones para todo el año, y eso implica un esquema de autorizaciones proporcional a lo largo del año. A veces las empresas necesitan importar más que el año anterior, en algunos casos se autoriza y en otros no. Si se autoriza, se supone que el trámite debería fluir pero no es lo que pasa siempre. Es difícil reconocer qué está pasando y muchas veces tenemos teléfono descompuesto con las empresas, que dicen que no les autorizan las SIMI, nosotros hablamos con nación, que dicen que han aprobado más de lo que necesitaban. Sobre todo en el sector textil terminamos en un ida y vuelta que no es del todo claro, asociado a torpezas en lo que se pide y en qué momento se pide la autorización. Se intenta ordenar la demanda de dólares y. si alguien puede justificar más necesidad de materias primas por inversiones realizadas, se debería contemplar”, barajó.
“En general no tenemos ningún tipo de reclamo de la electrónica o de otras industrias. En la textil y confeccionistas hay otro filtro y todo el que compre tela o materia prima importada, donde hay producción nacional, hay una negociación que busca favorecer la producción nacional”, reiteró.
Se le preguntó si entonces el reclamo del comercio se debería a productos puntuales. “El comercio es muy diverso y hay cuellos de botella generados por problemas de gestión o comunicación entre el sector privado y el gobierno nacional, y otros que son objetivo de políticas. Los comercios que venden ropa se van a encontrar con muchas licencias no automáticas y con limitaciones para importar todo lo que quisieran, porque el gobierno quiere favorecer la industria nacional. A mí no me toca atender los reclamos del comercio, aunque tuve intervenciones puntuales para acompañar alguna situación. No conozco en detalle de lo que está pasando con el sector comercial”, manifestó.
Respecto de la ampliación del plazo del Estado para autorizar las SIMI, de diez a sesenta días, que expuso Fernández, dijo que “eso no lo tengo tan claro, lo que sé es que los plazos pueden ser muy diversos. Si bien hay una regla general y la SIMI se aprueba con relativa fluidez, hay miles de situaciones donde eso no pasa, y por distintas razones. Hay SIMI de meses y SIMI que salen en días, a veces se vencen, hay que darlas de baja y pedir otra. El esquema es complejo y se ha implementado este sistema de monitoreo sobre todo el comercio internacional”.
Finalmente se refirió al subrégimen y ratificó que “la prórroga ya está hablada con el presidente y el ministro y para nosotros está claro. Falta tener el texto y que se firme”.
Sin embargo en el presupuesto figuran 202 mil millones de pesos como ‘gasto’ fueguino, que vuelve a encender críticas sobre el régimen fueguino. “Eso es una definición técnica habitual, y se hacen siempre las proyecciones de costo fiscal, pero para los que trabajamos con esto no es ninguna novedad. Sirve para alimentar los discursos críticos contra el régimen, como todos los años”, concluyó.