Para estas fechas, la especie patagónica emprende viajes de más de 3.000 kilómetros hacia las costas de Uruguay y Brasil, principalmente por el alimento.
Río Grande.- En el planeta existe un total de 18 especies de pingüinos, estando la mitad de ellas amenazadas. En el país, viven tres de ellas: el pingüino penacho amarillo, el pingüino papúa y el pingüino de Magallanes. Este último, para esta época del año lleva a cabo una de las migraciones más largas registradas para un ave no voladora. Desde la Patagonia emprenden un viaje hacia las playas de Uruguay y de Brasil, siendo el alimento uno de los principales motivos de este suceso.
En diálogo con diario Hoy, el fundador y presidente de Global Penguin Society, Pablo García Borboroglu, remarcó sobre este importante evento anual: “El ciclo reproductivo del pingüino de Magallanes en la Costa Atlántica se extiende desde principios de septiembre hasta mediados de abril. Luego dejan la Patagonia y emprenden su viaje de migración al centro-sur de Brasil. La migración está relacionada en parte con el ciclo y el movimiento estacional de las especies de las que se alimenta, tales como la anchoíta, que es una de sus principales presas en el Atlántico. Cuando migran hacia las costas de Brasil y Uruguay, lo hacen en un corredor ubicado entre la costa y unos 250 kilómetros de esta. Un cálculo estimativo nos indica que pueden recorrer unos 16.000 kilómetros anuales, la distancia aproximada entre el Ártico y Tierra del Fuego. En general los juveniles, que aún no se reproducen, son los que realizan los viajes más alejados, ya que no deben retornar a sus colonias para iniciar el ciclo reproductivo”.
En toda esta ruta de migración, lógicamente se ven afectados por algunas amenazas. Entre los principales obstáculos se encuentran el enmallamiento en redes de pesca; la sobreexplotación pesquera; el desarrollo petrolero a través de la contaminación acústica en su fase de exploración; contaminación por derrames durante su explotación y transporte, y la basura plástica marina que se acumula en las costas y océanos.
“Aunque las rutas de los grandes buques petroleros fueron alejadas de la costa y en comparación a la década del 90 hay menos derrames de petróleo en las aguas y costas de Chubut, donde se encuentra más del 40% de la población mundial de pingüino de Magallanes, la contaminación por hidrocarburos sigue siendo un tema de preocupación desde Brasil hasta el norte de la Argentina”, indicó, haciendo hincapié en problemas acústicos significativos. “Hay efectos múltiples tales como reducción en la capacidad de localización de presas y predadores e inclusive efectos en la integridad física de los individuos expuestos”, destacó el profesor asociado de la Universidad de Washington.
Si bien en el país el número de estos ovíparos, que viven entre 10 y 20 años, da a entender que no se trata de una especie en peligro de extinción, a causa del accionar humano y el cambio climático su población corre serio riesgo. “El cambio climático no solo afecta a las especies de pingüinos que viven en la Antártida, sino también a los pingüinos que viven en climas templados. El calentamiento de las aguas oceánicas cambia principalmente la disponibilidad de alimentos en los lugares y momentos en que más lo necesitan los pingüinos. Además, el cambio climático está produciendo un aumento en la frecuencia e intensidad de tormentas en etapas críticas del ciclo reproductivo, provocando la mortalidad de muchos pichones. Mueren de hipotermia porque durante las tormentas se mojan, ya que sus plumas aún no son impermeables”, concluyó el experto.
Fuente: Diario Hoy de La Plata.